Ocurrió el domingo pasado. Dicen que fue el Día de la Constitución. Día para celebrar el aniversario. Oscuro día. Nadie sabe para quien fue la celebración. Si la celebración no es para los ciudadanos no es el Día de la Constitución. Fuera ciudadanos de la celebración. Incluso fuera periodistas. Excepto los fijos, que no pase nadie. Que no pase nadie a contemplar los leones, ni el teatro que se montó bajo sus garras. El cerco policial era tan fuerte que nunca ha habido nada igual, ni en la Transición con todos sus peligros. Ni Stalin se marcó un cerco policial de tanto nivel en Moscú. Sólo estuvieron parte de los políticos, los que están todas las semanas en el Congreso. Y el Gobierno. Con delito. Abrieron la puerta de Los Leones para que pasaran el presidente Sánchez --seguro que en su interior se sintió Jefe del Estado--, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, y algunos ministros y ministras. También pasó una señora con vestido rojo y largo abrigo negro que no sabía dónde ponerse. Dicen que es la presidenta del Senado, Pilar Llop. ¡Vergüenza! Esa puerta sólo se abre para el Jefe del Estado. Sólo. ¡Ah! Que Pedro se considera el mandamás del Estado. Ahora entendemos por qué abrió la puerta. Meritxell Batet, presidenta del Congreso, has quedado descalificada. Decepción. Y rabia porque hemos asistido a una mañana negra, a la noche de la Constitución. Cierren la puerta.

Cierren también la otra puerta, la de la esperanza. Esperanza de superar esta pandemia en poco tiempo. Imposible. Las medidas de este Gobierno han sido nulas y negligentes. Desastre. Incluso el presidente Sánchez anunció a finales de mayo que la pandemia estaba superada. “Lo más duro ha pasado, lo más difícil ha quedado atrás. Vemos ya mucho más que la luz al final del túnel: lo que estamos viendo es el final del túnel”. No tiene precio como profeta. Pedro y Pablo siempre han dedicado su cerebro a otros asuntos. Sobre todo a cómo mantenerse en La Moncloa. Y en ello están. Cuentan con Presupuestos y las televisiones para mantenerse en el poder. Y con una oposición inexistente. Así cualquiera lo consigue. No hay oposición. Ni saludos, ni educación entre presidente del Gobierno y jefe de la Oposición. Otra puerta cerrada.

Pero, ¡cuidado! Para mantenerse en el poder esta legislatura se apoyan en los independentistas. Sobre todo en los catalanes. En ERC. Sobre todo si les da el indulto a los presos del Procès. Sobre todo si se lo concede antes del 14-F. Entonces sí. Si hay indulto antes del 14-F tenemos Gobierno para rato. Legislatura completa. ¿Puede Sánchez otorgar el indulto a los presos antes del 14-F? Hay opiniones para todos los gustos. Unos dicen que el Tribunal Supremo no tiene ninguna intención de acelerar su informe. De momento ya han cerrado la puerta de la semilibertad. Y reformar el Código Penal llevará tiempo. Todo está en el aire. Porque también hay quien dice que el Tribunal Supremo está acelerando sus pasos para dar el indulto lo más rápido posible. La Justicia y la Política nunca han llevado el mismo paso. Puede que ahora se coordinen. Dejemos una puerta abierta.

Sí. Al menos una puerta abierta. La vigencia de la Constitución, antes que se la carguen. Porque parece que al Gobierno de Pedro y Pablo no le gusta esta Constitución. La quieren cambiar. Pero cambiarla va a ser complicado. Por la falta de una gran mayoría. Mucha división de partidos. Y falta lo más importante. El objetivo. Qué punto se quiere conquistar. Y trabajar para llegar a conseguirlo. Porque cambiar por cambiar no lleva a ningún sitio. Salvo al hoyo. ¿Cuál es el objetivo? ¿La República? Demasiada división. Y cuidado. Porque el Gobierno sigue perdiendo apoyo de los ciudadanos. Se comenta que los dos partidos que forman la coalición del Gobierno han perdido más de un millón y medio de votos. Toda crisis cobra su tributo. Cuando avance la legislatura las estrategias de PSOE y Podemos van a chocar. Habrá ruptura para ganarse al votante. Otra puerta cerrada para cambiar la Constitución.

Pero hay más. Todo parecía reducido a los Presupuestos. Servidumbre a Otegi y Rufián por sus votos. Pero no. Con rapidez apareció el vicepresidente Iglesias para marcar una ruta más. “Estamos ante la transformación profunda de la idea de España y del Estado que interpela a todas las instituciones, también a la monarquía”. Otra puerta abierta. Ahora la prioridad es pregonar la falsa idea de que la monarquía está en crisis. Hay que expulsar al rey Felipe VI y nuestros problemas quedan solucionados. Eso vende Iglesias. No sabemos si también Sánchez. Puede. Un rey ya se fue. Puede volver. Y en Navidad tendremos dos. Vuelve  a casa a cenar por Navidad. Así puede pregonar y vender que la monarquía es corrupción. De otras corrupciones no se hace eco el vicepresidente Iglesias. Sin nombrar las de su partido. Cerramos la puerta.

Tocar la Constitución no parece el momento más oportuno. Hacer un bodrio de celebración del Día de la Constitución como se hizo tampoco parece lo más oportuno. No se sabe bien a qué juegan Pedro y Pablo. Son tiempos de cambio y crisis. Estamos en una gran crisis institucional. “La crisis consiste precisamente en que muere lo viejo sin que pueda nacer lo nuevo” nos adelantó Gramsci. Aunque sean duros estos tiempos de pandemia no necesariamente nos llevan a una república. Cuidado cuando los ciudadanos vuelvan a las urnas. Puede que a alguno de los dirigentes actuales lo manden por el tuvo del desagüe. Y cierren la puerta. Con dos candados.