Ya tenemos prórroga del Estado de Alarma. O Estado de Excepción, como apuntan mentes más lúcidas que las que nos gobiernan. Seguiremos anestesiados dos semanas más, por lo menos. La sociedad española anestesiada. Ciudadanos y PNV le han dado el sí al gobierno de Pedro y Pablo. ¿Cómo? ¿También Ciudadanos? También Ciudadanos. Lo del PNV no sorprende a nadie, pues siempre se vende al mejor postor. ¿Qué se lleva a cambio? Pero lo de Ciudadanos sorprende. Giro total con respecto a viejos, pero no tan lejanos, tiempos. Se ha borrado a Albert Rivera. Ha llegado Arrimadas. ¿Ya es presidenta del partido? Apenas se ha comentado. ¡Ah!, que la han nombrado desde casa. Entendido. Tras el ‘No es no’ a Pedro Sánchez ahora Arrimadas se echa en sus brazos. ¿Y Pablo Iglesias no dice nada? ¿Has pactado con la derecha, Pablo? Ahora le conviene para mantenerse en el poder. Mañana… mañana ya veremos si sale corriendo del Gobierno. Estaremos atentos.

Pues ya tenemos más días en estado de alarma. Y nos metemos casi en junio. Le gusta al Gobierno el Estado de Alarma, más bien de Excepción. ¿Por qué? Para combatir el problema sanitario no se necesita estar en Estado de Alarma. Lo dicen mentes muy ilustradas. ¿Entonces? Otras mentes dicen que es para encaminarnos a los ciudadanos españoles, hacia un Estado totalitario y autárquico. A imitar a Venezuela donde aprendió el vicepresidente Pablo Manuel Iglesias. Porque nos gobiernan con decretos leyes todos los días. El Congreso está de adorno. Hace meses que murió. No hay control parlamentario. “Una apropiación ilícita del poder”, denunció hace unos días la fiscal del Supremo, Consuelo Madrigal.

Seguiremos en Estado de Alarma. Sumisos los ciudadanos a lo que ordene el Gobierno. Nadie protesta. Hasta Vox lo secundó en un principio. Si acaso, los únicos en protestar son los clientes de las redes. Y las caceroladas del anochecer. Irán en aumento contra Sánchez. Pero mientras tanto, Sánchez, seguro que está desando que la prórroga sea infinita. Gobernar con una alarma sin fin. Se gobierna mejor. Sin ruido, con miles de policías multando por estar parados tres ciudadanos charlando y distanciados. Ocurrió ayer frente a mi balcón de presidiario. Con miles de guardias civiles atemorizando los pueblos donde residen sólo personas mayores que les han hecho recordar viejos y olvidados tiempos, cuando tenían el miedo metido en el cuerpo tras la Guerra Civil. Lo dicen, lo preguntan, ¿hay otra guerra, hijo? No sé, madre, pero sí se le parece. El mejor ejemplo está en una aldea de Sanabria (Zamora) donde sólo viven tres parejas de mayores y han multado a las tres señoras por salir fuera del pueblo a llamar por teléfono a la familia. Dentro del pueblo no hay cobertura telefónica. Todas multadas. Eso es ayudar al ciudadano.

Pues ahí tenemos a Pedro Sánchez, emperador de las Hispanias, el nuevo Nerón. Todo el poder para él. Nadie que discrepe a su alrededor. Todo alabanzas. Sometidos todos los ciudadanos díscolos. Sometidos todos los medios de comunicación. Gobierna por decreto. Y a falta de anfiteatros con gladiadores utiliza la televisión en largas sesiones para distraer a los ciudadanos. Sólo le falta componer versos y cantar como Nerón. Todo se andará. De momento ha convencido a Ciudadanos y al PNV para que aplaudan sus interminables discursos de falsedades. Ha vuelto a ganar. Ha vuelto a imponer, en ese Circo llamado Congreso, su vanidad. Nos ha vuelto a cortar nuestra libertad. Su egolatría y su vanidad  van por delante. “Hay que dejar la vanidad a los que no tienen otra cosa que ofrecer” dijo Honoré de Balzac.

¡Ay, la vanidad! Vanidad en la vida y, sobre todo, en la política. Te desprecian, te humillan, ni te llaman… No existes. Pero llegó un día, un buen día, y suena el teléfono. Te convocan. Te recrean los oídos, te hacen creer que eres importante, imprescindible, te miran embelesados y… caes en la red. Has caído. Has tirado por los suelos tu prestigio. Y a ti, tras utilizarte, te tiran a la papelera como un kleenex. No vuelves a servir. Toma nota, Inés Arrimadas. Irás a la papelera. El pacto con Pedro llega demasiado tarde, cuando no cuentas para nada. Y para nada quedas. Para cuidar a tu próximo niño. Nada más. No busques más. Ahora te ha utilizado, luego te despreciará. Ya ocurrió antes. Ya te has olvidado.

Cincuenta días después del primer Estado de Alarma se ha vuelto a prorrogar por cuarta vez. Parece que la situación sanitaria está bastante controlada. ¿Por qué más Estado de Alarma? ¿No hay una Ley de Sanidad para controlar la misma? Sí. Pues apliquen esa Ley. Dejen a los ciudadanos ser libres. Ya somos mayorcitos para ir solos a donde nos plazca. No necesitamos guías sin cerebro ni conocimiento. Lo peor ya ha pasado. Por eso empezó la ‘desescalada’.

Ahora, si a ustedes, Pedro y Pablo, les interesa la hibernación económica y agrandar el control de su Estado… entonces… la respuesta será otra. Superaremos el miedo. “El que ha superado sus miedos será verdaderamente libre” dijo Aristóteles. Miedo superado.. Vamos a ganar la libertad porque “la libertad nunca es dada; se gana” como bien dijo Philip Randolph.