En nuestro país, una considerable parte de la población está convencida de que posee la capacidad suficiente para adoptar, por sí mismo y sin ninguna ayuda, casi cualquier decisión.
No importa si el tema es fácil o complejo, tampoco la cuantía de la ganancia o pérdida monetaria que está en juego. La clave de la anterior creencia no es la posesión de un elevado nivel de conocimientos, sino la tenencia de un gran sentido común. Por ello, los que piensan que lo tienen, creen que no les hace falta casi nunca recurrir a ningún tipo de asesoramiento.
Éste es el único argumento que encuentro para explicar el error que en los últimos años han cometido los que han contratado una hipoteca a tipo variable, cuando les resultaba mucho más rentable suscribir una a tipo fijo. No son pocos, sino la mayoría. En el pasado mes de septiembre, lo hicieron el 59,9% de los que accedieron a una.
Aunque en Internet existen numerosos y largos artículos sobre las ventajas e inconvenientes de ambas modalidades de préstamo, el falso dilema implica responder a una simple pregunta: en una hipoteca cuya duración prevista es de 30 años, ¿prefieres pagar más en los próximos 28 períodos o durante 2?
Si has elegido la primera opción, la modalidad escogida es a tipo variable. Si has optado por la segunda, el producto deseado es un préstamo a tipo fijo. Indudablemente, quién escoja la alternativa inicial es un imprudente (únicamente piensa en lo que pagará en las primeras cuotas) o un masoquista (disfruta perdiendo dinero).
En los primeros meses de 2019, quién se decante por un tipo de interés variable pagará menos de cuota hipotecaria que aquél que lo haga por uno fijo. Si el préstamo contratado tiene como referencia el euríbor a un año + 0,89%, el tipo de interés sufragado será del 0,743%. Para una hipoteca de 127.732 € (el promedio del mes de septiembre), el importe mensual pagado ascenderá a 395,93 €. En cambio, si el préstamo a tipo fijo es suscrito al 2,5%, el importe abonado será de 504,7 €. Por tanto, el ahorro mensual con tipo de interés variable alcanzará los 108,77 €.
No obstante, constituye una gran equivocación fijarse en el momento de la elección casi únicamente en la cuantía de las primeras cuotas. La hipoteca es un producto a largo plazo y, por tanto, uno debe asesorarse sobre la evolución de los tipos de interés en el futuro cercano y en el lejano. En base a dicha previsión, existen cuatro argumentos irresistibles a favor de la modalidad a tipo fijo:
a) el euríbor a un año puede situarse a un nivel muy superior al actual. Su máximo histórico (5,393%) corresponde a julio de 2008. Para muchas familias, fue un duro golpe, pues a la vez que perdían el empleo o veían como disminuía su salario, observaron cómo subía mucho el importe de su cuota hipotecaria.
Si dicho índice volviera a su máximo histórico, y el diferencial acordado fuera del 0,89%, el tipo de interés a sufragar sería del 6,283%. La cuota hipotecaria mensual ascendería a 789,21 € y supondría un desembolso extra de 284,51 € sobre el pagado en el préstamo a tipo fijo indicado
b) el tipo de interés fijo actual es inusualmente bajo. En la pasada década, era imposible conseguir uno a 30 años al 2,5%. El período de tiempo concedido era más corto (la mayoría de ofertas eran a 10 y 15 años) y el tipo de interés muy superior. Así, por ejemplo, en 2006 y 2007, los tipos ofertados por la mayoría de entidades financieras se situaban entre el 5% y 6,5%.
c) la mayoría de ofertas de tipos fijos están por debajo de la media histórica del tipo variable. Entre 1999 y 2017, el promedio del euríbor a un año fue del 2,225%. Si a éste le añadimos un plus del 0,89%, el tipo medio variable quedaría en el 3,115%. Por tanto, si su evolución futura fuera idéntica a la pasada, la contratación de un tipo fijo significaría reducir en promedio el tipo de interés pagado en un 0,615%. En una hipoteca de 127.732 € a 30 años, supondría un ahorro mensual promedio de 41,78 €.
d) la hipoteca casi no tendrá coste. Si la tasa de inflación media desde la entrada en la zona euro (2,23%) es similar a la del futuro, la hipoteca al prestatario le saldrá prácticamente gratis, pues el verdadero coste del préstamo (el tipo de interés real) se situara en el 0,27%.
En definitiva, en una hipoteca a largo plazo (15, 20 o más años), en la actualidad el tipo fijo es una mejor opción que el variable. Además, presenta un menor riesgo, pues el importe de la cuota hipotecaria siempre es el mismo. Por tanto, no varía cuando lo hace el euríbor a un año.
Si usted ha contratado un tipo variable, puede rectificar el error sin asumir un coste por ello. Lo conseguirá si, una vez que se apruebe la nueva ley hipotecaria (previsiblemente en marzo de 2019), procede a cambiar la primera por otra a tipo fijo. Si su banco no quiere facilitarle el cambio, la competencia si lo hará. Habrá muchas y muy buenas ofertas.
No obstante, si quiere disfrutar de una buena hipoteca a tipo fijo, debe proceder a comprar una vivienda próximamente. La finalización del programa de compra de deuda pública y privada por parte del BCE en diciembre de 2018, junto con la lenta subida de su tipo de interés de referencia, probablemente hará que los mejores tipos fijos a un plazo de 30 años se sitúen a finales de 2020 en un nivel igual o superior al 3,5%.