La compra de la casa de Pablo Iglesias e Irene Montero ha generado una crisis política en Podemos al criticarles su incoherencia por adquirir una vivienda de 600.000 euros cuando hace tres años criticaron a Guindos por comprar otra del mismo valor. Pero a este economista observador el anuncio le ha recordado los peores fantasmas de la burbuja.
Pedir un crédito por encima del 80% del valor de la vivienda es una temeridad. Pablo Iglesias e Irene tienen un contrato precario hasta que acabe la legislatura. Iglesias tiene un sobresueldo de una televisión que es financiada por el Gobierno iraní en plena crisis por el embargo de Trump a Irán, lo cual les puede llevar a recortar su inversión de promoción exterior.
Él tiene una casa en Ávila, cerca de Gredos, que podría haber vendido para no hipotecarse tanto. Los datos que han dado no son completos pero todo apunta que han pedido una hipoteca por encima del valor del 80% y a tipos variables de euríbor más 0,5%. Han comprado una vivienda muy alejada del centro de Madrid, con un elevado impuesto de bienes inmuebles y con elevados costes de mantenimiento.
Calentar esa casa tan grande y cercana a las cumbres de Guadarrama en invierno costará más de un salario mínimo y mantener ese jardín necesitará un jardinero. Como sucedió en 2008, si vuelven a caer los precios de la vivienda, esa casa tendrá pocos compradores y su precio caerá con más fuerza que el resto.
Pedir un crédito por encima del 80% del valor de la vivienda es una temeridad para los que compran pero, sobre todo, para el banco que ha concedido la hipoteca. El BCE debería mandar un equipo de inspección inmediatamente a la Caja de Ingenieros y frenar esa estrategia tan agresiva.
Tras la peor burbuja desde Isabel la Católica --cuyo pinchazo provocó la destrucción de 1,5 millones de empleos--, volvemos a montar otra. Desde 1960, esta sería la cuarta burbuja inmobiliaria, por lo que es un problema estructural.
El problema ahora es que con la deuda pública en máximos, el BCE tiene escaso margen para subir los tipos de interés, encarecer los créditos y hacer más atractivo el ahorro, ya que puede provocar una nueva recaída en la recesión como sucedió en Japón.
Conclusión: las perspectivas para la economía real, las exportaciones y la inversión han perdido algo de intensidad pero siguen siendo positivas. El riesgo de nuevo vuelve a estar en lo financiero y en lo inmobiliario.
Lo más preocupante es que el portavoz del Gobierno vio como una señal positiva que una pareja joven como Iglesias y Montero se endeuden de por vida con elevado riesgo de impago y desahucio si cambian sus ingresos. La burbuja se formó durante los gobiernos de Aznar y lo peor es que no hicieran nada para evitarlo. Y ahora, veinte años después, siguen sin enterarse.