Mas merece ¡mucha mierda!
La metempsicosis es una antigua creencia pagana de reencarnación del alma a otra persona después de la muerte. Si fuera creyente de esa migración del espíritu, el pasado domingo por la noche oyendo a un contrito Artur Mas creería que el president de la Generalitat en funciones era la reencarnación de Nicolás de Maquiavelo.
La pantalla del derecho a decidir Mas la había superado el 9N de 2014. Ahora, en su realidad virtual, ya estaba en la fase previa a la construcción de la República catalana
El político separatista increíblemente menguante a nivel electoral, cambió de guión y recuperó dos pantallas unilateralmente superadas diciendo, con ese aplomo tan natural que tiene, que el resultado del 20D ha sido claro y que "el concepto del derecho a decidir ha salido claramente reforzado".
Para los desmemoriados: la pantalla del derecho a decidir la había superado el 9N de 2014. Ahora, en su realidad virtual, ya estaba en la fase previa a la construcción de la República catalana.
Me acordé de Salvador Dalí cuando dijo aquello de que "la única diferencia que tengo con un loco, es que yo no lo estoy". Mas, como Dalí, no está loco, pero tampoco tiene un miligramo de su genio.
La imagen que hoy se tiene de Maquiavelo es sólo de un cliché, porque es una forma cómoda de querer creer lo que se ignora.
En 'El Príncipe', una obra escrita --estaba en el paro-- para conseguir los favores de Lorenzo el Magnífico de los Médicis en su Florencia natal, entre otras cosas señaló que "todos los profetas armados han conquistado, y los inermes han fracasado".
Sin embargo, mientras escribía esto, buscando un empleo en la corte de Lorenzo, aconsejaba al Papa corrupto León X, admiraba a los Borgia, lo contrario que al florentino: "Sus príncipes no necesitan ejército porque son sostenidos por causas más altas que el entendimiento humano no puede captar. Son exaltados y mantenido por Dios".
Maquiavelo ha pasado a la historia del pensamiento como el gran cínico, su pragmática es que el fin justifica los medios. Como Mas: si hay que renegar de BCN World, se reniega
Es decir, aconsejaba a un príncipe, ora la espada; si lo hacía a un Papa, aunque fuera el anticristo, el consejo era ora la fe. Algo tan actual como el pret a porter.
La noche del domingo, Mas dijo otra cosa contraria a lo que había defendido: el PP castiga a Cataluña buscando votos en España, pero que en vista de los resultados electorales, España también castigaba [al PP] con una pírrica victoria que no le permitirá una mayoría de gobierno estable.
Decir una cosa y su contraria, como Maquiavelo.
El florentino ha pasado a la historia del pensamiento como el gran cínico, su pragmática es que el fin justifica los medios. Como Mas: si hay que renegar de BCN World, se reniega. Lo importante es ser investido president, lo demás es secundario.
Los historiadores contemporáneos dicen que Maquiavelo era mejor persona de lo que reflejan sus escritos; que su cinismo era una actitud profesional. Que no hacía juicios éticos, sino que observaba lo que hacían sus modelos, en concreto Francisco I, el rey de Francia. Así será, si así lo dicen los estudiosos del Renacimiento.
No entro en el ámbito personal de Mas, sería un atrevimiento por mi parte. Pero en lo profesional, la política de Mas es la metempsicosis catalana del florentino, porque en este momento puede decir una cosa y su contraria para conseguir lo que quiere conseguir: ser investido por los antisistema.
La noche del 20D el mohín de su aspecto, el lenguaje no verbal, desmentía a sus palabras. Es un hombre corcho. Un ególatra de cartón piedra. El salvavidas que le salva es su gran activo: la oratoria. Tan bien declama que merece ¡mucha mierda!