Domènech y el Estado Español
Una de las declaraciones que me sorprendieron en la noche del 20 de diciembre fue la del cabeza de lista de En Comú Podem, Xavier Domènech: "7 milions de persones han votat a l'Estat espanyol pel dret a decidir dels catalans". El periodista que las tuiteó añadió un ilustrativo y personal comentario: "Domènech està excitat com una moto". Mi sorpresa, relativa, fue tanto por el cómputo como por la interpretación. Es decir, de sus palabras se podía deducir que uno de los argumentos que unió a todos los votantes podemitas era el derecho a decidir, y a ellos se sumaban numerosos votantes de otros partidos.
Parece como si los nacionalcatalanistas fueran aún rescoldos del franquismo, al que tanto invocan para autodefinirse
Que un líder sea capaz de hacer tal aseveración me lleva a pensar que Domènech, historiador, ha dado por superada la tramposa dialéctica entre legalidad y legitimidad, tan recurrente entre el nacionalcatalanismo desde tiempo (in)memorial. Es posible que el candidato podemita pueda estar poseído por la conocida razón de Estado, en su versión barroca. A saber, aquella doctrina que tiene como eje no la legitimidad, sino la consolidación del poder, como corresponde a la necesidad de un poder efectivo que resuelva un problema fundamental del orden, en el caso que nos toca: el (des)encaje de Cataluña en España.
Y de nuevo tropezamos con la palabra impronunciable para cualquier nacionalcatalanista que se precie de serlo: España, sustituyéndola como si fueran sinónimos por Estado español. Un cambio que recuerda a Franco y aquel invento suyo del "nuevo Estado español". Parece como si los nacionalcatalanistas fueran aún rescoldos del franquismo, al que tanto invocan para autodefinirse. Recomiendo a los lectores que comparen las definiciones políticas de 'Estado' del Diccionario de la Enciclopèdia Catalana con las de la RAE, y observarán curiosas ausencias y comunes presencias con peculiares y soberanas diferencias. Es posible que Domènech --que es leído-- prefiera una de las dos acepciones de la Enciclopèdia, la de "aparell administratiu" no parece adecuada. Releamos sus declaraciones: "7 milions de persones han votat a la 'formació social històrica' espanyola pel dret a decidir dels catalans". Insuperable.
Recuerdo muy bien cómo en las aulas y en los pasillos de la Universitat Autònoma --donde estudió y ejerce Domènech--, pronunciar la palabra 'España' delataba al que se atrevía a balbucearla como 'facha'
De cualquier modo, entiendo los problemas lingüísticos del cabeza de lista de En Comú Podem. Recuerdo muy bien cómo en las aulas y en los pasillos de la Universitat Autònoma --donde estudió y ejerce Domènech--, pronunciar la palabra 'España' delataba al que se atrevía a balbucearla como 'facha'. Ya en los años 80, o formabas parte del régimen inquisitorial dominante o te autocensurabas, ante el riesgo de ser marcado por los cachorros del PSAN o del IPC, e incluso por los algo más tolerantes obreristas del PSUC y demás siglas de aquella ensalada revolucionaria, que nos empapeló paredes y mentes.
Y oyendo a Domènech veo que, treinta y cinco años más tarde, al menos todo sigue igual, como en la fábula de Monterroso. El director de la escuela entró por sorpresa en el aula donde el maestro daba a los grillitos su clase sobre la belleza del arte de cantar de los grillos, que frotan las alas y no fuerzan la garganta como los pájaros: "Al escuchar aquello, el director, que era un grillo muy viejo y muy sabio, asintió varias veces con la cabeza y se retiró, satisfecho de que en la escuela todo siguiera como en sus tiempos".