La piscina
Debo de advertir previamente, que este artículo no versa sobre los planchazos de Cristiano Ronaldo, cuando penetra en el área del equipo rival, ni sobre los veraneos de Pedro J Ramírez en su casa de Mallorca, sino que el artículo se refiere a "la cosa". Pero ¿qué es la cosa?. Pues "la cosa" es aquello de lo que todos hablamos constantemente. De hecho hay un bar en un pueblo de Sevilla, en el que se puede ver un cartel que pone: PROHIBIDO HABLAR DE LA COSA. Supongo que el dueño del bar sevillano, estaba harto que sus clientes ya no hablaran de fútbol o de política, como acontece habitualmente en los bares españoles, porque sólo hablaban de "la cosa". Por aquello de que cada uno que entraba en su bar preguntaba a los concurrentes ¿cómo va la cosa? Llegados a este punto, Usted señor lector ya sabe lo que es "la cosa" .
El Partido Popular ha puesto una escalera, para que el Sr. España pueda salir de la piscina de la crisis
La crisis es como una piscina, y España es un señor que en el año 2007 se cayó a la piscina. Todavía no está claro si el Sr. España se tiró de cabeza a la piscina, al haber desarrollado una actividad económica basada en el tocho y en la burbuja inmobiliaria, o tropezó accidentalmente al estar sujeto por una economía global, que también entró en crisis en el año 2007, o le empujaron para caerse en la piscina, los propios bancos y cajas españoles, que se volvieron locos dando crédito a todo aquel que lo pedía.
Sea lo que fuere, el pobre Sr. España se ha tirado más de siete años, en remojo metido en la piscina sin poder salir, y lo que ha caracterizado históricamente a las crisis económicas, es que cuando se producen, irrumpen intempestivamente en un escaso espacio de tiempo, como por ejemplo el famoso jueves negro de octubre de 1929, mientras que se necesitan años, y a veces décadas para salir de ellas. Sin embargo cuando nos bañamos, si queremos podemos no sumergir la cabeza debajo del agua, y así conservarla seca. Evidentemente la cabeza del Sr. España, que rige y gobierna el resto del cuerpo, es la clase política, que como todos sabemos, con sus holgados sueldos y su trabajo asegurado, no han sufrido la crisis. Pero los políticos también tienen su mérito, y hemos de reconocer que el Partido Popular ha puesto una escalera, para que el Sr. España pueda salir de la piscina de la crisis.
Pues bien, el bañista forzoso ha estado subiendo la escalera en el año 2014, y ya ha salido de la piscina en el año 2015, y por tanto ahora, se está secando. El PP dirá que ya no estamos mojados y la izquierda dirá que estamos empapados. Los dos tienen razón según desde la óptica en que se mire, pero lo que resulta un hecho incuestionable, es que estamos en fase de secado. El secado es progresivo e inexorable, y como aquella moneda del amor que rezaba "hoy te quiero más que ayer, pero menos que mañana", hoy estamos más secos que ayer, pero más mojados que mañana.
Que nos sequemos más tarde o más temprano, depende de las condiciones meteorológicas. Evidentemente si luce un sol espléndido (economía internacional expansiva), nos secaremos antes de que si está nublado (economía internacional en recesión), pero esto ya no depende de nosotros.
Podremos vencerla, superarla, pero muchos deberán pagar el precio de la insensatez y de la temeridad, de aquellos que nos han arrojado a la piscina
El proceso de secado no es uniforme y va de arriba hacia abajo. Así como la cabeza -la clase política, o la casta como se dice ahora- siempre estuvo seca; ahora el Sr. España se empieza secar por los hombros hasta media cintura. La cartera con los billetes (la macroeconomía y las personas adineradas), ya se están secando de la crisis, pero los pantalones del Sr. España y sus bolsillos, donde ya no hay billetes sino calderilla (la economía doméstica), siguen mojados, pero no falta mucho para que también se puedan secar.
Cuando alguien sale de una piscina vestido con ropa de calle, la última parte del cuerpo que se seca son los calcetines y los pies. Hasta el punto que quedando la ropa totalmente seca, al permanecer los calcetines y los pies húmedos (las clases sociales más desfavorecidas), la sensación es profundamente desagradable, y parece que nunca se secarán del todo.
Este es el problema de "la cosa". Podremos vencerla, superarla, pero muchos deberán pagar el precio de la insensatez y de la temeridad, de aquellos que nos han arrojado a la piscina. Y lo lamentable, es que como siempre lo pagan los de abajo, que son precisamente los únicos que nada tienen que ver con el advenimiento de la crisis, que la han provocado las élites económicas con su movilización salvaje de activos financieros, y las clases medias que un uso abusivo de los créditos bancarios.
En el mundo tremendamente injusto con las personas desfavorecidas y privadas de recursos económicos, el PROHIBIDO HABLAR DE LA COSA, algún día será sustituido por el PROHIBIDO HABLAR DE CIERTAS COSAS.