Pensamiento

Barcelona, Ciudad sin Ley

1 septiembre, 2014 08:53

Los recientes acontecimientos del barrio de la Barceloneta sólo son la punta del iceberg de una gestión ineficaz del equipo de gobierno municipal, más preocupado por el tema soberanista que por gestionar los problemas de los barceloneses.

Sería bueno que las próximas municipales dieran paso a un equipo de gobierno que se preocupe de la gente, y no de convertir Barcelona en la capital de una Cataluña independiente o en un laboratorio de ideas utopistas sin sentido

Trias y su gobierno han vivido tres años de vacaciones, no gestión, no problemas, pero a un año vista de las elecciones dicen, vamos a hacer algo para que nos vean, y, como no se da para más, todo lo que han tocado ha sido un desastre.

El turismo de borrachera es lo más llamativo y lo que más repercusión ha tenido, pero es que a Barcelona este equipo de gobierno la ha convertido en un parque temático para turistas, sólo le preocupa el centro de la ciudad, y el resto de barrios está dejado de la mano de Dios, degradados social y económicamente, sin que se realice ninguna actuación que vaya a paliar estas situaciones.

Barcelona es hoy pasto de comisionistas y especuladores que se llenan los bolsillos, mientras la ciudadanía se hunde en sus miserias y penurias. Y ante esta situación dantesca, el alcalde Trias se dedica a pregonar las bondades de la independencia y a poner los medios municipales al servicio de la organización de la V, que para eso sí hay dinero y funcionarios; para los problemas de la gente, nada.

La Barceloneta, el Raval, Can Vies, la reforma de la Diagonal, de las Glòries, el desastre de la plaza Lesseps, la inacabable línea 9 del metro, la lamentable situación de los alrededores de la Estació de Sants, por citar algunos de los desastres de este Ayuntamiento, cuya gestión está de espaldas a la ciudadanía.

Ciudad sin ley es hoy Barcelona, y con un desgobierno sideral. Sería bueno que las próximas municipales dieran paso a un equipo de gobierno que se preocupe de la gente, y no de convertir Barcelona en la capital de una Cataluña independiente o en un laboratorio de ideas utopistas sin sentido.