Pensamiento
Adiós, Rubalcaba. Adiós
Rubalcaba insiste y persiste en un gravísimo error: cree que los secesionistas se sentirán satisfechos en una España federal. Por lo visto, a pesar de ser "la mejor cabeza que hay en el PSOE", demuestra una memoria lamentable. Olvida que los nacionalistas, dicho por el mismo Roca en persona, quedaron más que colmados con el Estatuto del 79; estos mismos nacionalistas se comprometieron con el Estado de las Autonomías, aceptaron con júbilo la Constitución del 78 y colaboraron activamente para que Cataluña la votara con más votos y con mayor porcentaje que el resto de España.
Estos antecedentes en los tratos con los nacionalistas catalanes evidencian varias cosas que no se deben olvidar nunca:
A) Que el discurso nacionalista, o se abandona o no tiene otro objetivo que la independencia.
B) Que nunca será fiable un trato con el nacionalismo, a lo más que se puede aspirar es a un pacto transitorio, sabiendo que será traicionado en cuanto haya ocasión.
C) Que la esencia argumental del nacionalismo es "la diferencia" (léase la superioridad), mientras que la esencia del socialismo es la igualdad. Que la esencia del nacionalismo es "la libertad del territorio y su realización como nación" mientras que la del socialismo es la libertad del individuo y su realización personal. (En consecuencia, nacionalismo de izquierdas o nacionalismo democrático son disfraces para esconder las intenciones).
Rubalcaba, desde una estructura socialista, inspirado en un ideario teóricamente al servicio de la igualdad social y de la justicia, quiere pasar por estadista poniendo en almoneda a más de la mitad de los catalanes
Rubalcaba no entiende que detrás de la fachada de las palabras está la trastienda de los significados. De modo que el "maravilloso" acuerdo que puede lograr Rubalcaba es materializar lo que ha venido en llamarse "tercera vía", lo que se corresponde, en lenguaje nacionalista, con el "Estado propio". Es decir, con los materiales de la declaración de Granada (quizá de la misma consistencia que el pacto de Santillana), se pretende acordar un régimen interno para Cataluña, el Estatuto sin cepillado constitucional, que responda a la consigna: "de puertas hacia dentro, haced lo que queráis".
Con ello, "la mejor cabeza que hay en el PSOE", conseguirá:
1º) Que se sigan construyendo estructuras de Estado Catalán que culminen en una situación irreversible por sí sola.
2º) Que la protección que proporciona la estructura de Europa se vaya diluyendo y deje de tener valor, puesto que formalizar la secesión será irrelevante.
3º) Que se consume fatalmente la dualidad de los ciudadanos de Cataluña entre los legítimos y los inmigrats, mediante procedimientos legales y paralegales sobreentendidos, con la consecuente desigualdad de oportunidades para la realización personal, el ascenso profesional y la proyección social.
Resumiendo: Rubalcaba, desde una estructura socialista, inspirado en un ideario teóricamente al servicio de la igualdad social y de la justicia, quiere pasar por estadista poniendo en almoneda a más de la mitad de los catalanes, decidiendo por ellos, conociendo de su realidad a través de unas fuentes tan fiables como sus pactos con Pujol para blindar la inmersión lingüística (causante de un alarmante fracaso escolar en los alumnos castellanoparlantes) y la interpretación que le dan sus socios del PSC, partido que lleva 35 años traicionando a sus electores, que ha conseguido ser percibido por ellos como inútil para la defensa de sus intereses, y que camina hacia un estado de representación calamitoso.
Por favor, Alfredo, no nos "ayudes" más. Adiós, adiós.