Dua Lipa
Plagiando a Miguel Bosé
¿A qué músico que se respete mínimamente se le puede ocurrir la peregrina idea de plagiar a Miguel Bosé? Y encima, su canción más abominable, Don Diablo, una pesadilla sonora que algunos no hemos conseguido quitarnos de la cabeza en cuarenta años. Yo se lo digo: a Dua Lipa (Londres, 1995, padres albanokosovares), una de esas divas que infestan la escena de la música popular desde que el rock empezó a soplársela a todo el mundo.
Su éxito del año pasado, Levitating, ha recibido dos acusaciones de plagio, la de Miguel Bosé y la de un compositor anglosajón cuyo nombre no he registrado, tal vez por el pasmo que me causa el hecho de que a alguien se le pueda pasar por la cabeza la idea de plagiar a nuestro aspirante a David Bowie y Bryan Ferry, actualmente reciclado en una versión apocalíptica del vidente Carlos Jesús. Sorprendido ante la noticia, me propulsé a YouTube para comprobar si las acusaciones de plagio resultaban verosímiles. ¡Y vaya si lo eran! Los primeros compases de Levitating recuerdan poderosamente a los de Don Diablo.
Concedámosle a Dua Lipa (en atención a lo guapa que es, dado que su repertorio me parece, por cuestiones de gusto personal y probablemente también de edad, una sarta de memeces) el beneficio de la duda. Igual el que compuso Levitating guardaba en un rincón del cerebro una vetusta escucha de Don Diablo --ya les he dicho que la cancioncilla de marras se te quedaba grabada para los restos--, pero se había olvidado del tema y creyó que sus compases se le estaban ocurriendo a él. Ha pasado antes.
Pensemos en George Harrison y su célebre My sweet lord, claro ejemplo de plagio involuntario a cargo de un artista digno, que fusilaba punto por punto una canción de 1963, He´s so fine, grabada por unas encantadoras chicas negras que atendían por The Chiffons. O en Thom Yorke, el líder de Radiohead, cuya impresionante canción Creep contiene pasajes enteros de The air that I breathe, precioso tema sentimental de pop barroco compuesto por Albert Hammond para los Hollies en 1974.
Estas cosas pasan: tú empiezas a canturrear unos compases que te bailan por la cabeza y que crees que son tuyos, elaboras una canción y, cuando quieres darte cuenta, ya te han llevado a los tribunales por plagiario. El caso de Harrison era indudable: se le pillaba a la primera escucha del tema original (que Pete Townshend, líder de los Who, incluyó en la banda sonora de Quadrophenia, la película basada en su ópera rock homónima, yo diría que para abochornar a un antiguo competidor). El de Yorke ya era más difícil de discernir, pues no hay el menor parecido aparente entre Creep y The air that I breathe, pero sí compases que coinciden en el mismo orden. En ambos casos, el demandado perdió el juicio. No sabemos qué pasará en el caso de Dua Lipa, e ignoramos si servirá como atenuante que el demandante Bosé haya perdido el suyo hace un tiempo. Pero es indudable que la entrada de Levitating, aunque nos cueste creerlo, es clavada a la de Don Diablo.
Dada mi condición de precarcamal, doy por consumado el plagio y aprovecho para lamentarme del deterioro progresivo de la música pop. Una cosa es plagiar a las Chiffons y a Albert Hammond, probablemente sin pretenderlo, y otra fusilar una canción infame de Miguel Bosé. Señorita Lipa: ¡todavía hay clases!