La actriz francesa Juliette Binoche

La actriz francesa Juliette Binoche EFE

Letras

Arturo San Agustín y Rosa Gil: cuando Jaime Camino calificó a Juliette Binoche

El escritor, fallecido el pasado mes, retrató la Barcelona que pasó por Casa Leopoldo con anécdotas impagables como la que protagonizó la actriz francesa, que no supo valorar a 'Catalina de Rusia'

La nueva memoria de Jaime Camino

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"Ya le hemos dicho que todavía no. Espérese".

Rotunda frase. Lapidaria. La actriz Juliette Binoche no estaba 'muy católica', una expresión que se utiliza hoy muy poco.

Enfadada con su pareja de aquel momento, el actor de origen español Olivier Martínez, que estaba a su lado sin entender muy bien qué pasaba, Binoche mandaba esperar a Rosa Gil, la propietaria de Casa Leopoldo, el restaurante que fue el alma de Barcelona en tiempos oscuros y que ahora trata de recuperar aquella esencia con unos nuevos propietarios. 

Rosa Gil, paciente, quería saber qué iba a cenar la pareja de actores. Y, al tercer intento, Olivier Martínez tomó la palabra para dejarse recomendar por Rosa Gil y pedir un menú especial de degustación. Entonces, Binoche pronunció un sonoro "Merde"

La historia la relató Arturo San Agustín, el escritor que falleció hace apenas un mes, en un libro soberbio, La Nena del Leopoldo (El Aleph Editores), en el que analiza una Barcelona que fue, y que, en gran medida, sigue existiedo.

A través de Rosa Gil, con quien dialoga San Agustín, el escritor, periodista y publicista refleja la historia del Raval, el barrio chino, y defiende sus firmes postulados: hay que defender a la gente con valores, a los que no se dejan seducir por lo superfluo, a los que desconfían de las novedades sólo por serlas, a los que toman distancias frente a los políticos que dicen que tienen las mejores soluciones. 

San Agustín, fiel a sí mismo, hace pasar por las páginas del libro a literatos, a políticos, a diseñadores, a toreros y a urbanistas. La mala baba y el tono sarcástico asoma una y otra vez, con Rosa Gil en el centro. Escrito en 2009, San Agustín daba cuenta de los cambios que había experimentado el barrio chino, con la transformación ideada por el alcalde Pasqual Maragall y hecha efectiva por el alcalde Joan Clos.

Portada del libro de Arturo San Agustín

Portada del libro de Arturo San Agustín

El barrio chino pasaba a llamarse Raval, un nombre que nunca le gustó a Rosa Gil, muy activa en todo el tejido asociativo del barrio, implicada en todo el proceso, y que nunca se calló cuando consideró que el Ayuntamiento se equivocaba. 

Rosa Gil evocó hace unas semanas algunas anécdotas que había protagonizado en Casa Leopoldo, una casa de comidas levantaba por su abuelo y potenciada por su padre, siempre con el mundo del toro en el centro. Gil se casó con un torero portugués, José Falcón, que murió en el coso, en la Monumental, tras ser cogido por un toro. 

Explicó, entre escritores como Eduardo Mendoza y Daniel Vázquez Sallés, hijo de Manuel Vázquez Montalbán, --asiduo, con mesa propia, de Casa Leopoldo-- que tuvo una muy gorda con Juliette Binoche

Pero, ¿qué pasó? 

La historia se la contó a San Agustín, que dio cuenta de ella en el libro. 

Tras el 'Merde' de Binoche, Rosa Gil se atrevió a decirle a Olivier Martínez que la señora que le acompañaba le recordaba a Juliette Binoche. Y éste le corroboró la intuición. Sí, era la misma Binoche, la actriz francesa, la protagonista de Herida, la amante, en la película, de Jeremy Irons. 

"Me engaña. Si ella es la señorita Binoche, yo soy Catalina de Rusia", le espetó Gil, que no estaba dispuesta a bajar la cabeza. Ante la mala educación de Binoche, ella sabía aplicar un "correctivo a la francesa". 

Lo peor llegó luego. 

Binoche comió poco, y lo que masticaba de mala gana lo acababa escupiendo en el suelo. Lo escupió todo. La 'Nena' del Leopoldo, sin alterarse, lo recogía una y otra vez. Otros franceses presentes en el restaurante, que formaban parte del séquito, no daban crédito y no entendían el comportamiento de su idolatrada compatriota. 

No hubo más. Ni postres ni café. 

Los dos, Binoche y Martínez, pidieron un taxi para marcharse. Pero al entrar en el vehículo, la Nena fue directa: "Señorita, hay que saber despedirse de una emperatriz"

Escribe San Agustín: "Se ve que a la Binoche aún se le descompuso más la cara mientras el señor Oliver Martínez le guiñó un ojo a la Nena". 

Al día siguiente, Rosa Gil tenía ganas de comentar la jugada. Y se lo contó al director de cine Jaime Camino, que firmó enormes películas como La vieja memoria o Dragon Rapide.

Camino, siempre elegante, con frialdad, le dijo a Rosa: "Pues mire, Rosa, eso demuestra que es una gran actriz. En el cine sabe ser sublime y en la vida real parece que es una zafia. Una gran actriz, Rosa". 

El hijo de Jaime Camino, el periodista Teo Camino, corrobora el modo de actuar de su padre: "Sí, ese era su estilo, muy propio de él".

San Agustín sentencia en el libro: "Y la Nena le dio la razón y le dijo a Camino que seguiría admirándola como actriz. La Nena es una profesional y una profesional siempre tiene satisfacciones". Y es que se había hecho amiga de Milos Forman, el director de Amadeus. 

Pero esa es otra historia. Para los lectores de La Nena del Leopoldo, el enorme libro de Arturo San Agustín.