La marca catalana
El libro 'Catalanes en la Historia de España' (Ariel) recoge las biografías de los personajes que combinaron –sin conflicto– su doble condición de catalanes y españoles
4 marzo, 2021 00:00Reducir la relación entre Cataluña y España a una confrontación estructural entre dos entes genéticamente irreconciliables resulta muy rentable políticamente, pero ni se corresponde con la realidad histórica ni ayuda a comprender nada. Es pura invención, un mito más de los muchos que colman el imaginario del nacionalismo catalán. Este ha construido un discurso simplón y maniqueo que enfrenta una Cataluña luminosa y progresista con una España oscurantista, atrasada y despótica. Ciertamente, está en la esencia de todos los nacionalismos (con y sin Estado) la contraposición con el otro, que puede llegar a alcanzar la condición de enemigo.
A contracorriente del relato del España contra Cataluña (llegó a dar título a un congreso de historiadores en el año conmemorativo de 1714) que lo invade y contamina todo, la editorial Ariel ha publicado Catalanes en la Historia de España, un libro que rompe con esta visión uniformizadora y distorsionada del pasado, elaborada por los que sueñan con una Cataluña homogénea formada por un sol poble. El libro reúne en catorce capítulos a una serie de personajes históricos que tuvieron relevancia en la historia de España y que conjugaron siempre su catalanidad con su condición de españoles. El origen de esta recopilación de biografías de catalanes “que miraron a España desde una óptica integradora e inclusiva” se halla en un ciclo de conferencias que organizó la entidad Historiadors de Cataluña bajo la dirección de Óscar Uceda.
Coordinado por Ricardo García Cárcel y María Ángeles Pérez Samper, el primer objetivo del libro es sustituir la preposición contra por la preposición en, siguiendo la estela de Pierre Vilar y su magistral obra Cataluña en la España Moderna. Es evidente que la relación entre Cataluña y el resto de España está sazonada de conflictos, entre los que destacan la Guerra dels Segadors (1640-1652) o la Guerra de Sucesión, que acabó con el mítico sitio de Barcelona en 1714. Estos son los principales referentes memorísticos del nacionalismo catalán evocados con toda su carga épica y victimista. Sin embargo, han existido no pocos momentos de extraordinaria colaboración, como en la segunda mitad del siglo XVIII, periodo de despegue económico de Cataluña y edad de oro de la burguesía comercial catalana, o durante la Guerra de la Independencia, en la que los catalanes se identificaron con el patriotismo español antifrancés.
El segundo objetivo del libro es combatir el mito de la unidad orgánica de Cataluña. Nada más lejos de la historicidad de cualquier grupo humano (también nacional) que considerarlo un cuerpo uniforme e invariable ajeno al desarrollo histórico. La nación en torno a una unidad de destino que hunde sus raíces en un pasado remoto idealizado, que se proyecta unidireccionalmente a lo largo de la historia. La sociedad catalana fue y es plural, mestiza y cambiante, como lo fue y es la española. Ni Cataluña ni España deben conjugarse en singular: hay muchas Cataluñas y muchas Españas.
Los personajes que desfilan por las páginas de este libro abarcan desde el siglo XVI al siglo XX: la noble Estefanía de Requesens (María Ángeles Pérez Samper), el magistrado José Buenvaentura Güell (Pere Molas), el ilustrado Antoni de Capmany (Ricardo García Cárcel), la mítica Agustina de Aragón (Óscar Uceda), el intelectual Jaime Balmes (Anna Caballé), el republicano federal Francesc Pi i Margall (Joaquim Coll), el militar y progresista Joan Prim (Federico Martínez Roda), el romántico Víctor Balaguer (Fernando Sánchez Costa), el artífice de la implantación de la peseta Laureano Figuerola (José María Serrano Sanz), el líder de la Lliga Francesc Cambó (Jordi Canal), el escritor y periodista Josep Pla (Valentí Puig), el político y empresario del petróleo Demetrio Carceller Segura (Manuel Peña), Laureano López Rodó (Ramón Tamames) y los catalanes en la Transición (Francesc de Carreras).
Todos ellos son ejemplo de la pluralidad de sensibilidades y orientaciones en el seno de la sociedad catalana y de las diversas formas de concebir la relación Cataluña-España. A la postre, diferentes maneras de ser catalán y español sin contradicción entre ambas condiciones. Particularmente interesante resulta el perfil de Demetrio Carceller, el catalán empecinado, único personaje no nacido en Cataluña (nació en un pequeño pueblo de Teruel, pero se trasladó a Terrassa a los cuatro años). De orígenes muy humildes, acabó convirtiéndose en uno de los hombres más ricos de España gracias a su extraordinaria capacidad negociadora y empresarial. Fundador de CEPSA, jugó un papel clave para asegurar el suministro de combustible al bando sublevado en la Guerra Civil y fue decisivo para que España no entrara en la Segunda Guerra Mundial.
Todos los personajes son merecedores de estar en una obra de estas características, aunque otros también relevantes se han quedado fuera. Cabría plantearse la necesidad de un segundo volumen de Catalanes en la Historia de España, en el que, desde mi punto de vista, podrían incluirse ejemplos de catalanes de todos los perfiles sociales. Uno de ellos, vinculado al movimiento obrero y sindical, podría ser Cipriano García, un catalán no nacido en Cataluña. Histórico dirigente de la lucha antifranquista y uno de los fundadores de Comisiones Obreras, su vida personal y acción política conjuga la lucha social y la reivindicación nacional. Recuérdese el lema Llibertat, Amnistia, Estatut d’Autonomia que obreros (muchos, inmigrantes) gritaban en las manifestaciones. Cipriano García es el ejemplo paradigmático de aquellos inmigrantes que se integraron en la vida política, social y cultural de Cataluña aunando su condición española y catalana. Este libro aporta lucidez en medio del ruido, la demagogia, el maniqueísmo y otros factores corrosivos del nacionalismo que ha hecho estragos en la Historia.