Imagen virtual del calentamiento global
El combate de la ciencia contra el activismo interesado
José María Baldasano, catedrático de Ingeniería Ambiental de la UPC, ha escrito una impecable historia del negacionismo climático difícilmente superable por su documentación y su claridad expositiva: Dos grados más no son para tanto (Cátedra)
La argumentación científica no se basa en votaciones a mano alzada, pero tampoco en una cuestión de fe. Se basa en la observación, en la recogida de datos, en configurar modelos y patrones y en acumular evidencias y análisis rigurosos. Cerrados a la credulidad, pero abiertos a la evidencia. Dispuestos al escepticismo, en su sentido etimológico de observar todo de cerca y con sentido crítico. Pero enfrentados a actitudes propias de la pseudociencia, como el negacionismo. El diccionario de la Real Academia Española lo presenta como la “actitud que consiste en la negación de determinadas realidades y hechos históricos o naturales relevantes”, no sólo el Holocausto.
Por ejemplo, el negacionismo climático consiste en negar que el clima de la Tierra esté sufriendo en la actualidad un cambio provocado por la actividad de la especie humana, y especialmente por el uso de combustibles fósiles. Supone rechazar o dudar sin justificación del consenso científico. El negacionista es alguien cerrado a las evidencias y que puede cambiar las reglas del juego cuando se refutan sus argumentos. La observación directa de muchas mediciones realizadas de forma independiente muestra que las noches se calientan más rápido que los días, los inviernos se templan más rápido que los veranos y que la baja atmósfera se calienta mientras que la alta se enfría.
José María Baldasano es un científico excelente que ha escrito una impecable historia del negacionismo climático, difícilmente superable por su sesuda documentación y su claridad expositiva: Dos grados más no son para tanto (Cátedra). Es fundador del departamento de Ciencias de la Tierra del Barcelona Supercomputing Center (BSC) y catedrático de Ingeniería Ambiental de la UPC. El título que ha elegido es provocador: un aumento de 2º C en la temperatura del planeta no parece algo grave, pero implica transformaciones profundas y duraderas en los sistemas climáticos que sostienen la vida en la Tierra.
Retrato de Joseph Fourier
En 1988, la ONU promovió una organización internacional de carácter estrictamente científico: el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, el IPCC (del inglés Intergovernmental Panel on Climate Change), estructurado en tres grupos de trabajo y un grupo de operaciones. Sus evaluaciones deben ser comprensivas, objetivas, transparentes y políticamente neutras. Baldasano es un miembro reconocido del colectivo IPCC y, como tal, obtuvo el Premio Nobel de la Paz (2007).
El físico matemático Fourier, colaborador de Napoleón Bonaparte, fue el primero en sostener que la atmósfera terrestre retiene el calor y calienta la superficie de la Tierra. Posteriormente, al acabar el siglo XIX y pocos años antes de recibir el premio Nobel de Química, el químico sueco Arrhenius avisó de que usar como fuente de energía combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) aumenta la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, lo que produce un aumento de la temperatura de la Tierra. Antes de iniciarse la Revolución Industrial, el año 1750, las emisiones humanas del dióxido de carbono eran mínimas. En 1900, emitimos 2.000 millones de toneladas de CO2, cantidad que se triplicó medio siglo después y que en 1990 se multiplicó por diez; y siguen creciendo, estamos en otro orden de magnitud. Esta acción humana implica un calentamiento global antropogénico.
Hay que hablar de los gases del efecto invernadero (GEI): los principales son el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4), el óxido nitroso (N2O) y el vapor de agua (H2O); también el ozono (O3) y los CFC (clorofluorocarburos, gases artificiales que se emplean en diversas aplicaciones). Sin la acción de estos gases, la temperatura media de la superficie terrestre sería de -18º C en lugar de los 15º C que tiene ahora. Todos estos gases guardan diferencias considerables entre ellos, mientras que el dióxido de carbono perdura en la atmósfera unos mil años, el vapor de agua apenas lo hace unos nueve días. La atmósfera es el principal receptor inmediato de las emisiones de CO2, con el 46%. Luego los océanos con el 25% y, finalmente, los ecosistemas terrestres (con bosques y suelos agrícolas) con el 29%.
El aumento de temperatura que estos gases generan implica graves cambios en los patrones meteorológicos y climáticos de la Tierra: una erosión acelerada con un aumento del nivel del mar (uno de los efectos más graves y tangibles del actual cambio climático), el deshielo de los glaciares, la desertificación, la destrucción del ecosistema y pérdida de la biodiversidad; una variada gama de consecuencias de la concentración de los GEI. Puede decirse que, por fortuna, la ciencia no lo es todo en una sociedad. Pero su desarrollo es absolutamente imprescindible para que ésta funcione con la mejor previsión posible.
'Dos grados más no son para tanto'
Está en pulsión con la pseudociencia y la credulidad. Éstas se agitan socialmente por intereses económicos. Desde una perspectiva personal y científica, el profesor Baldasano desmenuza de forma magistral, pormenorizada y objetiva los incontables y millonarios esfuerzos por desacreditar la ciencia del clima y socavar la conciencia pública de la gravedad de lo que se está dirimiendo: un crecimiento exponencial de la frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos. Se quiere evitar, a toda costa, con mitos y bulos, que se emprendan las acciones necesarias en la esfera política para modificar el modelo energético vigente.En una obra estructurada en once capítulos (y un imprescindible colofón de reflexiones finales) Baldasano detalla las narrativas del negacionismo climático, también de retardismo que relativiza y oculta la huella del carbono, promovidas especialmente por las compañías de combustibles fósiles; así como ha resumido una guía de técnicas de desinformación y de falacias lógicas esgrimidas.
Eppur si muove. Para que no se agraven los impactos de este cambio climático es imprescindible reducir las emisiones de forma urgente y rápida. Baldasano es una garantía de saber y responsabilidad científica y humana, no se aparta un ápice del raíl de la ciencia y rechaza la ideología como argumento. Con la ciencia no se regatea ni se negocia. Sin embargo, esta cuestión fundamental del cambio climático de origen humano está en manos de grupos ideológicos antagónicos, aficionados a jugar en el Campo de Agramante, esto es, en un terreno donde hay mucha confusión y donde nadie se entiende ni quiere entenderse. Nuestro autor es consciente de que hay que promover sin descanso la valoración objetiva de la realidad, y establecer una conexión emocional con el grave problema que, si no se remedia, estallará con consecuencias atroces. El desarrollo de los superordenadores ha hecho posible conocer, simular y predecir el comportamiento del clima de la Tierra con una precisión sin igual.
Con esta joya, que va a ser una obra de obligada referencia en su ámbito, Baldasano se empeña en la formación de la ciudadanía, con una educación climática efectiva, y en la promoción de conductas sociales responsables, alejadas de un activismo ideológico estéril y contagiado por quienes febril y astutamente niegan el fenómeno indiscutible, y de gran alcance, del coste social del carbono.