Los participantes en el homenaje a Vargas Llosa en la FIL de Guadalajara: Cercas, Padura, Schulz, Reyes y Ayén

Los participantes en el homenaje a Vargas Llosa en la FIL de Guadalajara: Cercas, Padura, Schulz, Reyes y Ayén LG

Letras

Javier Cercas sobre Vargas Llosa: “¡Era un tipo muy peligroso, llevaba una bestia dentro!”

Cercas alaba la “integridad” del Premio Nobel en un homenaje en la FIL de Guadalajara junto a Leonardo Padura y las editoras Pilar Reyes y Marisol Schulz

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Muy joven. Y con una enorme potencia interior. Capaz de escribir a los 26 años La ciudad y los perros. Con una “rabia” enorme. Y un autor que a los 33 años ya había dejado para la posteridad “varias obras maestras”. Imágenes en la pantalla, ya mayor. Y un gran cariño que trasmite el público, que aplaude con fervor, con la convicción de que el mejor homenaje que se le puede rendir a Mario Vargas Llosa es leer y releer su obra, comenzando por La ciudad y los perros, escrita en 1963

“Pues venimos de la Baja California, de Los Cabos. Y ya son muchos años, desde 1995. La FIL es una maravilla, y no queríamos perdernos este año el homenaje a Vargas Llosa”. Lo comentan tres mujeres mexicanas, que han tomado el avión, --una hora de vuelo—para llegar a Guadalajara, en el estado de Jalisco.

Y truena la voz de Javier Cercas, que participa en el homenaje al escritor peruano junto al escritor cubano Leonardo Padura, la editora Pilar Reyes y la también editora Marisol Schulz, directora de la Feria Internacional de Literatura que se celebra estos días en Guadalajara, y donde Barcelona es la ciudad invitada.

“¡Era un tipo peligroso, llevaba una bestia dentro! La imagen que proyectaba era la de un hombre educado y elegante, que siempre tenía una palabra de cariño para todos. Pero era una bestia, como se demuestra en esa primera novela, La ciudad y los perros, que escribe con tan solo 26 años. Y la escribe con una fuerza, con una violencia, con una rabia increíble”, clama el autor de Soldados de Salamina, tras la presentación del diálogo por parte del periodista Xavier Ayén, uno de los mayores especialistas en el llamado boom latinoamericano y autor del libro Aquellos años del boom.

Cercas se muestra muy agradecido a Vargas Llosa. Un artículo suyo en El País cambió la trayectoria profesional y vital del escritor que acaba de publicar este año El loco de Dios en el fin del mundo. Es necesario recordar aquellas frases de septiembre de 2001 del escritor peruano:

“Mi amigo Fernando Iwasaki me conminó a que leyera Soldados de Salamina, de Javier Cercas, y, como me fío de su gusto literario, le hice caso. He quedado feliz con su recomendación: el libro es magnífico, en efecto, uno de los mejores que he leído en mucho tiempo y merecería tener innumerables lectores, en esta época en que se ha puesto de moda la literatura ligera, llamada de entretenimiento, porque así aquellos comprobarían que la literatura seria, la que se atreve a encarar los grandes temas y rehúye la facilidad, no tiene nada de aburrida, y, al contrario, es capaz también de encandilar a sus lectores, además de afectarlos de otras maneras”.

Diálogo en homenaje a Vargas Llosa en la FIL de Guadalajra

Diálogo en homenaje a Vargas Llosa en la FIL de Guadalajra LG

Eso significó un impulso mayúsculo para la novela de Cercas, que lo elevaría a otra categoría, y a ser reconocido como el autor que es hoy.

Pero la cuestión en Guadalajara, con el auditorio a rebosar, con muchos viajeros como las tres mujeres de la Baja California, era dilucidar el alcance de Mario Vargas Llosa como novelista y también como ensayista.

Padura se centró en la propia construcción de las novelas. “Siempre releo Conversación en la Catedral, antes de comenzar muchas de mis obras, porque es la constatación de cómo se escribe una novela, con una estructura firme, pensada”.

Porque esa era una de las características del escritor peruano, la forma en la que trabajaba, con una constancia y disciplina sin parangón. “El talento se desarrolla a partir del trabajo, de mucho trabajo”, incidía Javier Cercas.

Las dos editoras exponen otro punto de vista, pero complementario. Pilar Reyes era una joven de 24 años, editora de Alfaguara en Colombia, que se enfrentaba a una dura misión: la de editar la novela de Vargas Llosa, Los cuadernos de don Rigoberto. “Era complicado, acababa de salir de la Universidad, tras mis estudios de Literatura. Pero encontré en Vargas Llosa a una persona admirable, receptiva”, asegura Reyes.

También lo editó, aunque con la labor de elegir portadas y los lanzamientos de las novelas, la editora mexicana Marisol Schulz, toda una institución en el sector, y hoy directora de la FIL. Lo hizo como editora de Alfaguara en México. Y lo trató, posteriormente, en la FIL. “Se prestaba a todas las iniciativas, con un cariño y una atención enorme”, señala. Y trabó una amistad que se tradujo en algunas anécdotas. Schulz explicó que Vargas Llosa no quería quedarse a una cena en su honor, y “se escapó”, de la mano de la propia editora, tomando un taxi hasta San Pedro Tlaquepaque, cercana a Guadalajara, para escuchar música mariachi.

Emoción a raudales. Cercas y Padura explicaban la “arquitectura” de las novelas de Vargas Llosa, mientras que las dos editoras entraban en la relación con el escritor, con momentos muy emocionantes.

Pilar Reyes ha sido durante 30 años editora del autor de La guerra del fin del mundo. Cuando estaba a punto de salir de imprenta El sueño del celta, en 2010, Vargas Llosa recibió el Premio Nobel. Tras ser imposible la comunicación a lo largo del día, el escritor llamó a Reyes a última hora de la noche: “Pilar, nos hemos ganado el Nobel”, aseguró, haciendo partícipe a la editora del gran éxito literario. En ese momento, a Pilar Reyes se le humedecieron los ojos, y a gran parte del público.

La dimensión pública

Pero ese enorme escritor, que antes de los 35 años ya había ofrecido al mundo “varias obras maestras y que en ese momento se podía haber dedicado a cantar los valses peruanos que tanto le gustaban”, adquirió con el tiempo una dimensión política, por la que recibió muchas críticas, en Perú, --donde fue candidato a la presidencia del gobierno—y también en España.

“Fue un hombre de una integridad de machamartillo. Se equivocó, claro, como todos, pero sus errores siempre fueron en su contra. Y supo cambiar de opinión y admitir errores, cosa que casi nadie hace”, clamó Cercas.

Para el escritor español la cuestión radica en que esa dimensión política “fue demasiado grande, ocupó mucho espacio, sobre todo en los últimos años”. Pero Cercas no critica el rol de hombre público. “Un escritor es un ciudadano más, y como tal, con derechos y obligaciones, puede y debe participar de la vida pública”.

Homenaje en la FIL a Vargas Llosa

Homenaje en la FIL a Vargas Llosa LG

Reyes relató que se sintió conmocionada cuando Vargas Llosa le comunicó que su última obra sería Le dedico mi silencio. Pero que se sintió más aliviada cuando, hablando con él, el escritor le llegó a asegurar que estaba trabajando en un ensayo sobre Sartre, un autor que siempre le interesó sobremanera y de quien escribió de forma abundante. Pero eso ya no sería posible. Y el autor de Pantaleón y las visitadoras murió, dejando ese último libro inspirado, en parte, en la cantante Cecilia Barraza.

La editora de Alfaguara, --directora editorial en Penguin Random House—explicó que Vargas Llosa, con toda seguridad, fue quien “mejor aprovechó la pandemia del Covid”. Y es que se dedicó a leer toda la obra de Pérez Galdós para tratar de valorar si podía compararse a los grandes escritores de todos los tiempos.

La polémica había saltado antes, entre Cercas y Antonio Muñoz Molina. Cercas consideraba que Pérez Galdós había sido un gran escritor, pero no a la altura de los más grandes. Para Muñoz Molina el pretender ser “moderno” no podía suponer un desprecio a la obra del escritor de los Episodios nacionales.

Vargas Llosa se lo tomó muy en serio y acabó señalando que Galdós era un buen escritor, pero que no había leído a Flaubert, una de sus grandes referencias, un maestro y ejemplo literario. “Me dio la razón, tengo que decirlo”, señaló Cercas.

Cartel en la FIL sobre el homenaje a Vargas Llosa

Cartel en la FIL sobre el homenaje a Vargas Llosa

Y, ¿qué pasó en una cena secreta en el Elíseo?

El presidente Macron invitó a Vargas Llosa, tras el ingreso del novelista en la Academia Francesa, en 2023. En la velada hubo otros invitados, como el rey emérito Juan Carlos I, y…. Javier Cercas. “Sí, sí, estuve”, contestó Cercas, tras la invitación a que charlara sobre ello por parte de Xavier Ayén. No hubo muchos más comentarios. “No puedo decir mucho, estuvimos unas tres horas o algo más y se habló de todo, de política, de Historia, de literatura…”, señaló el autor de Anatomía de un instante.

Aplausos, admiración, emoción y el mensaje de Javier Cercas: “Los escritores somos peligrosos. Vargas Llosa lo era. Creánme”.