El escritor Eduardo Mendoza

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Letras

Eduardo Mendoza: “Lo último que se pierde no es la esperanza, sino la vanidad”

El escritor recibe el Premio Princesa de Asturias de las Letras y señala la importancia de una educación en la que estuvo "rodeado de libros" en una ciudad como Barcelona "cálida y tranquila, pero también viciosa y canalla"

Eduardo Mendoza y el maravilloso encanto de la novela de (sub)género

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Emoción, aunque contenida. Esa siempre ha sido una de las características de Eduardo Mendoza, uno de los escritores más reconocidos tanto por la crítica como por los miles y miles de lectores que tiene por todo el mundo. El autor de La ciudad de los prodigios lo tiene claro: “Lo último que se pierde no es la esperanza, sino la vanidad”. 

Con este tono, siempre irónico, con un punto de humor, ha recibido Eduardo Mendoza este viernes el Premio Princesa de Asturias de las Letras, en Oviedo. 

El humor, la distancia necesaria para explicar una realidad, llena de matices, con muchos grises, desde la convicción de que nada es lo que parece. Mendoza no se ha apartado de esa lateralidad, siempre presente en su obra, para asegurar que es "una joven promesa de la narrativa española". Y, de inmediato, ha soltado esa frase, que encierra una gran realidad: "Lo último que se pierde no es la esperanza, sino la vanidad"

Eduardo Mendoza DANIEL ROSELL

Eduardo Mendoza DANIEL ROSELL

La ceremonia, emotiva, con los reyes de España, y protagoniza por la Princesa Leonor, ha constadado la enorme estima que proyecta Eduardo Mendoza. ¿A su persona? Con ese semblante irónico, con un punto pícaro, Mendoza ha aseverado que el premio lo ve como un gran reconocimiento a su obra. "Y una obra es la suma de muchos factores". 

¿Cuáles? Con la voluntad de que los premios Princesa de Asturias transmitan una defensa férrea de los valores democráticos, de valores como el esfuerzo y la educación, el escritor ha explicado que tuvo la suerte de "nacer rodeado de libros" y de contar con una familia que fomentaron en él el hábito de la lectura, a través de "una amplia biblioteca". 

Lo mejor para escribir novelas

Su educación, sin embargo, tuvo caracerísticas muy diferentes a las actuales. En una Barcelona gris, en pleno franquismo, Mendoza ha calificado su educación como "estricta, tediosa y opresiva". Con valores, sin embargo, importantes para su futuro: "Tenazmente me inculcaron las virtudes del trabajo, el ahorro y el decoro". Y, sin perder nunca el sentido del humor, Mendoza ha añadido que todo ello le llevó a "salir vago, malgastador y un poco golfo, tres cosas malas en sí, pero buenas para escribir novelas". 

Esas novelas son las que se siguen leyendo, año tras año. Muchas de ellas tienen como escenario Barcelona. ¿Cómo ha visto Mendoza la capital catalana? "Una ciudad cálida y soleada, tranquila y laboriosa, pero también laboriosa, viciosa y canalla", que ha sido clave para su carrera literaria. 

Felicidad de los lectores

El escritor ha evitado en muchas ocasiones entrar en el debate político. También en esta ocasión, aunque dejó constancia de su posición sobre el proceso independentista en Catalunya, en 2017, a través del libro ¿Qué está pasando en Catalunya? (Seix Barral).

"He tenido la suerte de vivir una larga etapa excepcional de relativa paz, estabilidad y bienestar. A mi edad, preferiría disfrutar de lo que hay y no andar quejándome de lo que falta, pero me temo que no podrá ser", ha señalado.

Mendoza se ha dirigido a sus lectores: "Si les he dado alguna felicidad, ellos me la han devuelto con creces". Y, claro, de nuevo, ese siempre medido comentario: "Lo demás es mérito mío, ya está bien de modestia", ha clamado.

El escritor galardonado es uno de los principales narradores de España de las últimas décadas. Nacido en Barcelona, en 1943, Mendoza es novelista, dramaturgo, traductor y lingüista. Se licenció en Derecho en 1965 en la Universitat de Barcelona (UB) y, tras viajar por Europa, en 1966 obtuvo una beca en Londres para estudiar Sociología. Y esa estancia fue clave para él.

La novela para estudiar

Al regresar a Barcelona en 1967 ejerció la abogacía y en 1973 se trasladó a Nueva York para trabajar como traductor de la ONU, donde permaneció hasta 1982. En 1983 volvió a Barcelona y continuó su carrera como traductor simultáneo en organismos internacionales con sede en Ginebra y otras ciudades. En 1995 impartió clases de traducción en la Universitat Pompeu Fabra (UPF). 

La novela que sigue siendo una de sus principales contribuciones a la literatura española, estudiada en los institutos de bachillerato, es La verdad sobre el caso Savolta. La publicó en 1975, y muestra un estilo en el que se mezclan elementos propios de novela negra, así como un particular sentido del humor, la sátira y la parodia. 

Aquel libro cumple 50 años. Y Mendoza lo puede celebrar con el galardon Princesa de Asturias de las Letras bajo el brazo.