El arquitecto Josep Maria Jujol

El arquitecto Josep Maria Jujol

Letras

Sin respetar a Jujol

El santuario de Montferri es una de las obras magistrales de Jujol, que tiene dificultades para poder financiarse y que ahora se ha conocido que se ha saqueado lo recaudado por las entradas

13 abril, 2024 20:43

El desfalco en la llamada “la otra Sagrada Familia”, o sea el santuario de Monferri, que se alza como un hongo marciano, con macizas masas curvilíneas alusivas a la montaña de Montserrat, sobre un modesto promontorio que domina una gran explanada de la provincia de Tarragona, suceso del que informó el pasado jueves Jorro en Crónica Global, me tiene desolado, como todo lo que afecta al gran arquitecto del modernismo catalán.

Hablo de Josep Maria Jujol, el que hizo mejorar a su maestro Gaudí, y que a mí me parece que era más creativo, más alegre y más artista que éste.

El santuario de Montferri es una de las obras magistrales que Jujol dejó esparcidas por la provincia, donde tuvo su clientela y construyó bastante: un teatro en Reus, casas solariegas en varias fincas y varias iglesias aquí y allá; pero el tema que le encargaron repetidamente y que más le gustaba abordar era el de los templos alucinantes, pues Jujol era muy católico, muy creyente. Como muestra, un botón: solía llegar tarde a sus citas porque en cuanto detectaba una iglesia abierta entraba a rezar algunas oraciones y, como suele decirse, “se le iba el santo al cielo”.

Cuando se le vedó el camino a la construcción, por culpa del fiasco del monumento en la plaza de España, se recicló como profesor de dibujo en el Ateneo. En su día, buscando en la biblioteca del Colegio de Arquitectos, encontré dos anécdotas de su ejecutoria como profesor que me parecieron deliciosas.

Imagen de archivo del santuario de Montferri, obra del arquitecto Josep Maria Jujol

Imagen de archivo del santuario de Montferri, obra del arquitecto Josep Maria Jujol Angela Llop (CC-BY-SA-2.0)

Una la contaba César Martinell Brunet: "Cuando era estudiante y pintaba una gran acuarela de una zarza de moras, al llegar a la mitad la encontré difícil de pintar. Viendo mis dificultades, Jujol simplemente me dijo: 'Si le resulta más fácil, siga con tinta china'. Le respondí que entonces la mitad de la lámina estaría pintada con una técnica, y la otra mitad con otra. 'Por eso no se preocupe', respondió, y dibujó diestramente el nombre de Jesús en mitad de la lámina, justo donde las dos técnicas cambiaban. Según dijo, satisfecho, Jujol, 'El nombre de Jesús lo une todo".

Otro estudiante, llamado Reventós Farrarons, contaba lo siguiente: "Una vez, viendo unos dibujos míos, dijo: 'Tiene usted suerte de tener una en el apellido. Así, cada vez que firma puede dibujar una cruz sin dar explicaciones a nadie".

Supongo que esto sería cuando la República, que era anticlerical y anticatólica, pues de lo contario, ¿a qué vendría eso de tener que dar explicaciones por trazar una cruz?

Pero desde luego estas anécdotas retratan a un perfil religioso, casi beato, y a una personalidad particular que debía estar pensando de continuo en la trascendencia y en el más allá.

Josep Maria Jujol

Josep Maria Jujol WIKIPEDIA

El caso es que, de todos esos templos que construyó en Tarragona, resueltos no solo con una creatividad estética fascinante ya a primera vista, sino con una economía de medios ingeniosa, a base de elementos constructivos baratos y repetidos –las diócesis eran pobres, no disponían de grandes presupuestos—, el más alucinado y vertiginoso es precisamente el de Montferri, que replica Montserrat, pero con roquedales y peñascos de cemento armado.

Hice una ronda de visita al legado disperso de Jujol, en el año 2000. Operaba así: llegaba a un pueblo achicharrado por el sol de la plena mañana; le pedía a un vecino que fuese a buscar al párroco, y me ponía a dar vueltas por la zona de sombra de la plaza, esperando hasta que éste, sudoroso bajo el sombrero de teja, traía la llave de la iglesia. Las visité todas yo solo. Ciertamente, Montferri no estaba abandonado y en ruinas, pero aislado, solitario, expuesto a los cuatro vientos, necesitaba reparaciones y no disponía de financiación para acometerla.

Interior de la iglesia del Sagrat Cor de Jujol

Interior de la iglesia del Sagrat Cor de Jujol WIKIPEDIA

Ahora parece que las instituciones han tomado cartas en el asunto, se ha formado un programa turístico, un circuito de visitas a todas esas realizaciones de Jujol, y concretamente la visita a Montferri cuesta cuatro euros, que van muy bien para asumir las restauraciones. Ahora algún desaprensivo se ha alzado con la caja.

En qué mundo vivimos, Señor, si no se os respeta ni a Ti ni a Jujol.