El cantautor Carlos Cano

El cantautor Carlos Cano

Letras

Carlos Cano, más allá de la letra

La obra del cantautor granadino renovó la canción tradicional española y abrió el código de la música popular al territorio de la experimentación

18 junio, 2021 00:00

Más de dos décadas después de la muerte del cantautor Carlos Cano, las resonancias de su música siguen presentes entre nosotros. Durante su carrera artística, fueron más de veinte sus álbumes de estudio y grabaciones en directo, en una continua búsqueda de elementos musicales de las tradiciones musicales de Andalucía y América Latina. De todas las influencias presentes en sus canciones, quizá sea la renovación del género de la copla la cuestión más trascendente, en la medida en que eliminó el estereotipo presente en el imaginario colectivo que vinculaba este estilo musical con la España del franquismo (debido a su instrumentalización política durante este periodo de la Historia). 

Este 2021 se cumplen cuarenta y cinco años de la publicación de su primer elepé, A duras penas (1976), que consolidó de forma decisiva la denominada Canción del Sur o Nueva canción andaluza, términos con los que se identificaba el trabajo de estos cantautores en revistas culturales como Ozono o La Ilustración regional. "Andaluz, compra tu música" fue el eslogan publicitario que usó para promocionar estos discos el sello Gong de la discográfica Movieplay, dirigido por el versátil Gonzalo García Pelayo. Este primer álbum de Carlos Cano, aparecido en los primeros compases de la Transición, recogía parte de los planteamientos estéticos, ideológicos y musicales que el cantautor desarrolló junto a sus contemporáneos y, al mismo tiempo, acogía las relaciones con otras músicas populares, desde el rock o el flamenco a la canción Hispanoamericana. 

Como muestra de sus afinidades electivas, Cano llegó a afirmar en la revista Triunfo, el mismo año de su debut, que los andaluces y la canción del Sur se encontraban, dadas sus características socioeconómicas y culturales, “más cerca de Parra que de Brassens”. Entre los planteamientos estéticos del movimiento se incluía la voluntad de distinguir la canción andaluza del cante flamenco, sin menospreciarlo, sino dotándolo de un espacio y una funcionalidad específica. Cano mantuvo durante la etapa de la Transición una militancia política, acorde a su actitud reflexiva, casi siempre en formaciones andalucistas de izquierda, pero acompañada por momentos de desencanto que, sin embargo, no afectaron a su compromiso con la democracia. En este sentido, el elepé A duras penas es un referente de ese espíritu político de los años setenta, donde abundan las reflexiones sobre los problemas que en aquellos años acontecían –la emigración, el subdesarrollo, la pobreza estructural, la renovación de la identidad andaluza, el centralismo estatal o la autonomía– convirtiendo al cantautor granadino en una de las figuras centrales de la cultura popular.

En primer término, tiende a pensarse que la proyección de estas ideas se concreta en las letras de las canciones. Sin embargo, no es lo mismo leer esas coplas sobre un papel a escucharlas. Simon Frith, sociólogo de la música popular, sostiene que los significados de las canciones hay que buscarlos más allá de las letras. Los significados musicales adquieren su verdadera trascendencia gracias al registro fonográfico. Un estudio de grabación se convierte así en el espacio central de todo acto de creación musical, incluyendo los géneros populares, que son adaptados por los productores, los arreglistas, los técnicos de sonido y, finalmente, los intérpretes; en este caso, Carlos Cano a la voz y en la guitarra, un día de 1975 en los estudios Sonoland de Madrid.

Es la voz del cantautor granadino la que concentra el mensaje social de este disco, donde se canta a una Andalucía que a duras penas sobrevivía bajo las circunstancias políticas y económicas de la España de aquellos años. Cano reúne así en su obra los tres planos de la comunicación artística descritos por el musicólogo Allan F. Moore, que diferencia entre el intérprete, la personalidad y el protagonista de la canción popular. Cuando escuchamos las historias de emigración incluidas en este elepé, es imposible abstraernos del hecho de que el cantautor granadino vivió esta experiencia, con independencia de que se relate en primera persona –sucede por ejemplo en la canción Viva la grasia– o en tercera –es el caso de El Salustiano–

La voz de Carlos Cano, que utiliza el grito y hasta el alarido como recursos expresivos, rara vez aparece en este disco desnuda. Se nos muestra arropada por elementos musicales que contribuyen a amplificar –incluso a subvertir– su mensaje. En este disco el artista granadino aúna la tradición de la canción de autor con la experimentación, plasmada mediante la utilización de distintos recursos sonoros, diálogos de voces o percusiones expresivas. A duras penas también evidencia, en último término, la existencia de un espacio de diálogo global entre diferentes músicas. En la canción Anochece, por ejemplo, este intercambio se plasma en las tradiciones vocales, sostenidas por Cano y el cantaor Enrique Morente, que recrean el sentimiento de angustia que cuenta la letra de la canción. Un fértil innovación entre músicas internacionales y locales que marcará el largo viaje artístico del cantator granadino.