Paco de Lucía, retratado por Colita en la Costa Brava en 1969. PATRONATO DE LA ALHAMBRA

Paco de Lucía, retratado por Colita en la Costa Brava en 1969. PATRONATO DE LA ALHAMBRA

Letras

La esperanza puesta en una rumba

Tras las críticas de Jenn Díaz al flamenco, infundadas, hay que recordar a Paco de Lucía como 'fundador' de la democracia española con su rumba de 1976, una versión de 'Fly me to the Moon'

18 octubre, 2020 00:00

“En España ya no cabe un tonto más” no es un adagio ni una máxima bufa para que la digan los sobrados, sino una gran mentira, pues las generaciones se siguen reproduciendo como conejos, muy satisfecha cada parejita de pasar sus malditos cromosomas a la siguiente camada, de manera que la necedad prospere y se perpetúe. Y así, si algo queda claro es que aunque los tontos de hogaño nos tengamos que apretar, siempre haremos sitio en el solar patrio, en la piel de toro, para algún millón de tontos más. Donde babean cuarenta millones perfectamente pueden babear cincuenta, a la voz de “¿Estará contenta mi madre? Pere, ¿tienes un cigarrillo?” Vayan pasando que al fondo hay sitio.

Como todo se confunde, como todo se enreda y chapotea en el fango de la necedad y del atrevimiento, a lo mejor lo sensato sería sumarse al movimiento, celebrar a esa gente. Urge crear premios y condecoraciones para distinguir con ellos a los más tontos de la tribu, como el diploma al “Asno total” que inventó Kundera (en la ejemplar traducción de Fernando de Valenzuela). Este diploma está muy disputado, hay muchísimos candidatos, pero esta semana yo creo que le corresponde la señora Jenn Díaz, novelista y diputada por ERC, por sus últimas declaraciones sobre la música flamenca en Cataluña, en las que atribuía su estado de postración a “su peor enemigo: el franquismo”.

La diputada de ERC Jenn Díaz / GOOGLE

La diputada de ERC Jenn Díaz / GOOGLE

Y sonreía, aplomada, pulcra y bien peinada, ante el micrófono, recitando los manidos mantras. Nada tiene que ver el franquismo, ni el racismo, ni la Cienciología, ni los Illuminati, con el ahogamiento en Cataluña de la única veta de arte original, popular, auténticamente local que puede aportar al mundo España, que es el flamenco.

El momento Paco de Lucía

Por cierto que algunos datamos el nacimiento de la democracia española de verdad el día de 1976 en que salió por TVE Paco de Lucía, con sus músicos formando detrás de él un semicírculo mágico, y tocó impasible esa rumba, versión acelerada y poderosa de Fly me to the Moon, concebida como pieza de improvisado relleno para el disco Fuente y caudal, que se había publicado tres años antes con un éxito tremendo.

Pero algunos que de flamenco no sabíamos nada lo descubrimos entonces, en la tele. Fue un momento de revelación. El hierático alarde de virtuosismo digital, más aún que la inspiración, en fin, si se me permite, aquella perfección arrebatada-controlada, y hasta la soberbia en la actitud del virtuoso con chaqueta a rayas oscuras, un dije al cuello y los ojos cerrados, era la demostración irrefutable de que había irrumpido una nueva generación, una generación con artistas así.

¡Hace cuarenta y cinco años! Paco tenía veintinueve. Momento inaugural inolvidable Y qué reconfortante, qué exaltante resultaba en años y décadas sucesivas, cuando volvías a casa de algún viaje, que en el momento de aproximarse al aeropuerto para aterrizar sonase por los altavoces del avión precisamente Entre dos aguas.

Subvenciones

Aquello ponía sobre la mesa cosas y esperanzas que, también en Cataluña, donde el flamenco tiene tan noble y antigua tradición, hubieran debido ser cuidadas y no acosadas, despreciadas, y en el mejor de los casos toleradas paternal, desdeñosamente, confinadas en las reservas indias de las radio-taxis y las grotescas ferias de abril. Penalizadas y marginadas, que es lo que ha hecho el nacionalismo con la cultura flamenca, a pesar de lo cual todavía de vez en cuando sale algún artista inesperado, y entonces Jenn y sus compinches se apresuran a celebrar que la nueva figura farfulle algo, de vez en cuando, en catalán, y no siempre en castellano.

El resto del tiempo todo se va en financiar Sopas bobas de Cabra, "Pets” y “llufas”, y en arruinar el país y en culpar al franquismo del yermo en que se ha convertido. En el que en vez de flamenco lo que se oye es de vez en cuando la voz de un tonto de baba diciendo: “¿Estará contenta mi madre?”.

Mira, Jenn: el flamenco ni lo menciones. Mejor vete a la vía con los pets y luego te limpias con tu diploma de Asno Total. Dicho de otra manera: No me des preocupaciones/ que cuando tú abres la boca/ es “pa” dar pares y nones.