'El siglo XX' (1927), Sándor Bortnyik

'El siglo XX' (1927), Sándor Bortnyik Museo Nacional Thyssen-Bornemisza Fundación CaixaForum

Ideas

Certezas e incertidumbres en la Alemania de Weimar: la reflexión sobre el presente

La exposición 'Tiempos inciertos. Alemania entre guerras', ofrece una visión transversal de una época de grandes cambios sociales y culturales, a caballo entre la creatividad y la angustia que vivió el país durante los años de la República de Weimar

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La época anterior a la Primera Guerra Mundial, el tiempo de las certezas. "Todo lo radical y violento parecía imposible en aquella era de la razón", se lamenta Stefan Zweig en su autobiografía El mundo de ayer, relato del fin de una era. Son las palabras que acompañan el inicio de la exposición Tiempos Inciertos. Alemania entre guerras, la nueva muestra del CaixaForum de Barcelona, dedicada a uno de los periodos más fértiles y, a la vez, más complejos de la historia alemana: aquellos escasos catorce años de paz que siguieron a la Primera Guerra Mundial, de 1919 a 1933, con la instauración de la República de Weimar.

Porque antes de la llegada de los nazis, Alemania fue un nicho para la creatividad, con el surgimiento de las vanguardias artísticas, el cine del expresionismo alemán o las nuevas ideas que llamaban al cambio social, un feminismo incipiente o la recién descubierta psicología de las masas. Un conjunto de innovaciones que florecían, eso sí, junto a la gran incertidumbre que caracterizó el zeitgeist de la República de Weimar. Un periodo que, como recuerda la exposición, podría compararse a lo que vivimos en nuestro convulso presente.

Una sala de la exposición ‘Tiempos inciertos’, con la figura del filme ‘Metrópolis’ de Fritz Lang al fondo.

Una sala de la exposición ‘Tiempos inciertos’, con la figura del filme ‘Metrópolis’ de Fritz Lang al fondo. Quique García Agencia EFE

El fin de una era

El mundo tal y como lo conocía la Vieja Europa desapareció con la llegada de la Primera Guerra Mundial. Allí nos sitúa la primera parte del recorrido: en un gran salón de ceremonias vacío, el sonido de un 'tic tac'  indica que algo está a punto de ocurrir, y una película proyectada en las paredes habla de Los Buddenbrok, la obra de Thomas Mann, retrato de una familia en decadencia.

Al fondo, una puerta abierta da paso a un pasillo de paredes oscuras, símbolo de la debacle que fueron los años de la Gran Guerra.

Este componente experiencial, que pretende la inmersión en la realidad convulsa de aquellos años, es común en toda la exposición. Acompañando a la obra expuesta –una rica colección de unas cien fotografías, carteles, esculturas, pinturas e incluso mobiliario diseñado en la Bauhaus–, se suceden una serie de dispositivos que invitan a sumergirse, por ejemplo, en la música de Schönberg o Wagner.

Una de las salas de la exposición, que recrea un salón burgués del siglo XIX

Una de las salas de la exposición, que recrea un salón burgués del siglo XIX Quique García Agencia EFE

Dicha inmersión favorece a su vez comprender la desazón que vivieron los alemanes en tan convulso episodio de su historia y como, al mismo tiempo, dicha incertidumbre les hizo buscar nuevas formas de entender la realidad.

Ambas realidades confluyen en las diferentes salas de esta exposición, en la que aparecen unidos el nacimiento de la noción de ‘masa’, --cuando la razón del individuo queda anulada al estar en contacto con una multitud enfebrecida--, y la llegada del cine y la fotografía.

A través de estos medios, los alemanes plasmaron todo aquel malestar político y económico, presente en los temas de las diferentes manifestaciones audiovisuales que nacieron en aquel momento: el expresionismo alemán de Lang y de Murnau, la nueva objetividad de Ruttman, y el documental-propaganda de Reifenstahl, destacados en una de las salas de Tiempos inciertos.

Fotografías de Marianne Breslauer

Fotografías de Marianne Breslauer Letra Global

El significado de citas de autores como Walter Benjamin, que habló sobre la politización del arte en la época, se refuerza con la inclusión de otro dispositivo de inmersión: tres pantallas proyectan fragmentos alternos de Metrópolis, de Fritz Lang; Berlín, sinfonía de una ciudad, de Ruttman, El triunfo de la voluntad de Leni Riefenstahl, e imágenes de la Revolución de Noviembre en 1918.

La secuencia es la misma: las masas buscan exaltadas la figura de un líder, y este propone una ordenación de la masa informe, a través de las rectas filas de soldados en una procesión militar. A esto último también se refirió Benjamin: la estetización de la política.

La llegada del arte total

Después de pasillos y salas de pared oscura, una de ellas destaca por su claridad, en alusión a una importante institución alemana, fundada en Weimar en 1919, que fue una de las grandes contribuciones de este período de entreguerras a la historia del arte, la pintura, la escultura y la arquitectura.

La Bauhaus recogía el espíritu de la República de Weimar en cuanto a la igualdad de oportunidades, aunque como apuntan desde la exposición, no fue así en cuanto a la inclusión de las mujeres artistas, obligadas a participar en el taller textil.

La sala dedicada a la Bauhaus

La sala dedicada a la Bauhaus Letra Global

Esta escuela, cuyo método aunaba teoría y práctica, también fue el lugar donde se pusieron de manifiesto las nuevas tendencias estéticas del momento. Los textos que acompañan a esta sala de la exposición, destacan cómo en el mundo del arte, las vanguardias estéticas innovaron al proponer nuevas maneras de expresar la realidad: el expresionismo y el radicalismo dadá, que rechazaban el realismo, por no ser ya válido para describir un mundo en ruinas; el constructivismo ruso y el neoplasticismo, que proponían utopías y utilizaban un lenguaje abstracto.

Paul Klee, Oskar Schlemmer, Kurt Schwitters, Kandinsky o Münters, son algunos de los autores y autoras más representativos que se incluyen dentro de esta muestra.

La falta de certezas

El final de este periodo, tan prolífico, en el que nació también la mecánica cuántica y el pensamiento de Martin Heidegger, no se puede desligar del despertar de una de las eras más oscuras de la historia de la humanidad. El sueño de la razón produce monstruos, de Francisco de Goya, aparece después de una sala en la que se proyectan las imágenes de la quema de libros a mano de los nazis en el año 1933: una alegoría que quiere remitir al despertar de los monstruos del nazismo, pero no solo.  

Porque el final de esta exposición es un giro de guion inesperado. Sin embargo, tan solo sorprenderá a aquellos que no conocieran los paralelismos que autores como Robert D. Kaplan han detectado entre los tiempos de la República de Weimar y el estado de la Europa y del mundo actuales.

Libertad, seguridad, incertidumbre

Es por esto que la última de las salas de la exposición remite a nuestro presente. Después de recorrer un largo pasillo que representa la oscuridad total que supuso la Segunda Guerra Mundial, aparece una habitación en la que se proyectan las imágenes de un documental creado expresamente para la exposición, y centrado en la actualidad. 

En él, expertos de diferentes ámbitos reflexionan sobre la comparación entre aquellos tiempos inciertos y los nuestros, y cómo a partir de esta comparación podemos comprendernos mejor, así como tratar de evitar los pasados errores.

'Tiempos inciertos. Alemania entre guerras'

'Tiempos inciertos. Alemania entre guerras' Quique García Agencia EFE

Justo antes de terminar el recorrido,  y siguiendo la línea inmersiva –en una sala que recuerda al universo onírico de Alicia en el país de las maravillas–, la exposición desemboca en una bifurcación en la que el visitante debe escoger entre dos caminos opuestos, dependiendo de si prefiere "un mundo de certezas", o un "mundo de incertidumbres".

La primera promete seguridad, un terreno seguro aunque plano, quizá baldío. La segunda asegura la libertad, potencia la creatividad y el progreso, pero implica vivir con pocos amarres, experimentar la ansiedad y miedo ante el futuro.

Se elija lo que se elija, el resultado es el mismo para el visitante, porque ambas puertas llevan a la salida. La conclusión, el mensaje que se busca transmitir desde Tiempos inciertos. Alemania entre guerras, podría relacionarse con la reflexión de uno de los entrevistados en el documental: aunque unos prefieran seguridad u otros prioricen la libertad, el ser humano, en realidad, está hecho para vivir con la duda, y con alguna que otra certeza.