El historiador Anthony Beevor en Sevilla

El historiador Anthony Beevor en Sevilla @JAIMEFOTO

Ideas

Anthony Beevor: "En Historia hay que combinar los hechos con los rostros"

El historiador británico, autor de libros de divulgación como Stalingrado, Berlín Rusia: Revolución y Guerra Civil (1917-1921), asegura que la Historia casi siempre se ha distorsionado para servir a los intereses de quienes la usan como argumento.

19 octubre, 2023 19:00

El último libro de uno de los historiadores más mediáticos y leídos de Europa –Rusia: Revolución y Guerra Civil (1917-1921), publicado en España por la editorial Crítica– trata de hechos ocurridos hace algo más de un siglo en un escenario que le permite explicar la guerra con Ucrania y trazar similitudes con las heridas abiertas tras la guerra civil española. El autor de Stalingrado (Crítica, 2004) y Berlín (Planeta, 2006), ambos best sellers de la divulgación histórica, publicó en 2005 un ensayo sobre la contienda española a partir de una primera aprodimación hecha en los años ochenta. Gracias a ese trabajo conoció a editores como Gonzalo Pontón e historiadores y periodistas como Santos Juliá y Jorge Martínez Reverte.

Dice ser un “pesimista preventivo” porque “se teme lo peor”, pero luce un carácter afable predispuesto a la sonrisa. Augura que el escenario de las guerras ya son las ciudades y el principal objetivo, los civiles. Acaba de leer la última novela de Ian McEwan –Lecciones (Anagrama)–, a quien aprecia mucho y del que dice, con coquetería, que es un año mayor que él. Lee ficción para desintoxicarse del ensimismamiento que le provoca la investigación, aunque asegura –con sorna– que la Historia en Gran Bretaña es una rama de la literatura fantástica. 

El historiador Antony Beevor.

El historiador Antony Beevor. @JAIMEFOTO

–¿Le gusta que le llamen Sir?  (Fue nombrado Caballero Británico en 2017)

–Noooo. (Prolonga la vocal y alza los brazos). A mi esposa incluso le molesta muchísimo que la llamen Lady Beevor. Ella tiene su propio nombre, Artemis Cooper, y es reconocida como una notable escritora. 

–Su ultimo libro trata de Rusia. Usted conoce bien ese país y ha trabajado en sus archivos civiles y militares.  ¿Intuyó  la invasión de Ucrania? 

–Rotundamente no. Preparamos el libro hace mucho tiempo, con una colega –no puedo dar el nombre por su seguridad– que estuvo trabajando en los archivos. Ahora es aún peor. Tenga en cuenta que yo no puedo volver a Rusia: podrían encarcelarme hasta cinco años. Ella ha sido mis ojos y mis manos… En cuanto a su pregunta, creo que hemos cometido el mismo error de los años treinta. Entonces, los franceses, por ejemplo, no podían ni imaginar que nadie quisiera una guerra en Europa, después de los estragos de la Gran Guerra.

En conciencia, debo admitir que hay alguna excepción, algún historiador que sí lo predijo, pero en general nadie hace dos años podía imaginar que hubiera una invasión como la de Ucrania. Nadie. Yo tampoco. No nos cabía, ni nos cabe en la cabeza. Igual que en los treinta, se trata del sesgo democrático de la información. De la perspectiva. No nos ponemos en la idiosincrasia de un país autárquico, como fue y es Rusia.

'Rusia'

'Rusia'

Proyectamos nuestros sentimientos sobre una realidad que no es la nuestra, y de la que ignoramos todo. Se trata de un error habitual si vemos la lección de la Historia.  Ocurrió con la Primera Guerra Mundial, que tampoco se vio venir. Un país como Alemania, que podría conocer mejor a quienes de alguna forma son sus vecinos, tampoco. Merkel no ha entendido a Putin.

–Hablando de guerra usted dice en su libro sobre la guerra civil española: “Nada es inevitable excepto lo que uno cavila en su interior”. ¿Qué cavilamos ahora?

–Es una discusión clásica entre escritores de Historia: lo que es inevitable, y lo que no. Nos obligamos a buscar explicaciones, encontrar una salida teórica a lo que a veces es un caos… Pero, mire, después de haber conversado mucho con historiadores españoles y publicar mi libro sobre su guerra civil, yo defendía que tras la sanjurjada de 1932 y el levantamiento de Asturias de 1934 podría vaticinarse lo que vendría.

Hay similitudes entre España y Rusia en aquel momento, y no sólo por el papel de la Unión Soviética y su apoyo al Frente Popular. Lo que los unió fue el abismo entre unos y otros. El círculo del miedo. El terror alimentado entre los rusos blancos contra el terror rojo y el miedo de los trabajadores y los republicanos a la aristocracia, la burguesía y los reaccionarios.  También la crueldad. He tenido muchas disputas con mis colegas españoles cuando me decían que las palabras no matan…

El historiador Antony Beevor

El historiador Antony Beevor @JAIME FOTO

–"Pero alimentan el odio". Son palabras suyas.

–Exactamente. En el caso de España está clarísimo: el caso de Calvo Sotelo fue la espita que hizo estallar todo. Partiendo de ese ejemplo, me parece terrible cómo se alimenta ese odio desde algunas tribunas que gozan de impunidad. Lo de Estados Unidos, con lideres propagando mentiras y amenazas que practican una muy peligrosa y nada inocente violencia. Me alarma muchísimo porque sabemos sus consecuencias. Es una provocación que será difícil controlar. 

–¿Está pendiente de la actualidad, lee los periódicos cada día?

–Sí, sí. Por supuesto. De eso le hablo: de mi preocupación por lo que veo que sucede. La Historia nunca se repite, pero mantiene ecos del pasado. Y usa herramientas que no nos son desconocidas. Me he indignado con unas declaraciones que hizo un diputado de Vox sobre unas presuntas declaraciones mías que eran del todo falsas. Pura mentira.

Me atribuía culpar al Frente Popular de haber provocado la guerra y de estar ahora mismo alentando la emigración en España para destruir su cultura. Una barbaridad. Una locura (A pesar del enojo, sonríe y levanta las manos con cierta teatralidad). Lo supe porque me avisaron amigos de España, escandalizados. Me llamó Guillermo Altares, que además es amigo, para contármelo. Un bulo en toda regla. Qué calamidad que se juegue con ese fuego.

'La guerra civil española'

'La guerra civil española'

–A menudo se usa la Historia para la construcción de discursos nacionalistas o identitarios. Tal vez los historiadores deberían pronunciarse al respecto.

–A menudo, no. Siempre. (Vuelve a sonreír y a encogerse de hombros con mucha contención yelegancia). La Historia casi siempre se ha distorsionado para servir a quien la usa como argumento. Pero reconozco que hay diferentes grados y que en este momento asistimos a una autentica amenaza que me tiene horrorizado. Las redes lo multiplicaban todo, sin jerarquías de conocimiento y con un gran poder de divulgación, pero es que con la Inteligencia Artificial estamos ante un auténtico monstruo, una fabrica de mentiras que no creo podamos controlar.

No sé si está al tanto de lo que está ocurriendo en las elecciones en Polonia. El partido Ley y Justicia, de extrema derecha, ultracatólico y supremacista, está usando autentica basura contra sus opositores al difundir unas declaraciones del líder de Plataforma Cívica, Donald Tusk, que son falsas e incitan al odio. Con las nuevas tecnologías usted puede ponerle voz a una imagen y hacerlo pasar por real. Basta una pequeña muestra de voz para montar una falacia. Es algo peligrosísimo. 

–Umberto Eco ya avisó sobre una Nueva Edad Media.

–Y tenía razón. Yo soy muy escéptico con la afirmación de que la Historia se repite… Ni como farsa (Alude a las palabras de Karl Marx en su libro '18 de Brumario de Luis Bonaparte'). Creo que fue una broma de Marx, aunque no fuera un tipo muy bromista, pero tuvo momentos ingeniosos. Por ejemplo, cuando dijo que el Reino Unido era el único país del mundo donde la clase obrera era igual que la monarquía. Un buen chiste.

Antony Beevor

Antony Beevor @JAIMEFOTO

–Después de la caída de la URSS y su bloque de influencia da la impresión de que lo que se escondía tras el estatalismo eran sentimientos nacionalistas y religiosos. ¿Cuál es el papel de las iglesias ahora? El laicismo parece lejano.

En Rusia se observa una paradoja muy interesante. Putin utiliza la religión ortodoxa como ideología y, verdaderamente, no sabemos si es algo profundo o una estrategia. Es lo mismo que hicieron los rusos blancos en su guerra civil del siglo pasado. En realidad, está reinventando el imperio zarista. La Rusia ortodoxa creía tener la razón moral e histórica para dominar Eurasia. Revindicaban como suyo desde Vladivostok hasta Dublín. Y para eso usaban todo: martirologios, épicas, leyendas o santos.  

Putin vuelve a practicar una ideología nacionalista, imperialista y religiosa. Y quisiera subrayar algo muy revelador: la forma en que han convertido a Prigozhin (oligarca ruso del círculo intimo de Putin, jefe del grupo mercenario Wagner, fallecido en un accidente de avión) en un mártir. En un santo. Yo he visto a obispos y curas (saca un recorte de prensa y lo enseña; tambien un video en el teléfono móvil) mostrando como un icono el martillo con el que mataba a los delatores. Cuesta creerlo,pero así se fabrica un mito. 

–En España aún hay quien habla de Santiago Matamoros.

–Eso es una herencia falsa, pero fabricada ahora ante nuestros ojos. Después de mi libro sobre Rusia he tenido debates con otros historiadores. Algunos quieren explicar lo sucedido en el siglo XX –incluso el momento actual– con alusiones al siglo XII y a la invasión de los mongoles… Pero hay que reconocer que Europa no fue menos violenta ni menos sangrienta. No hay más que repasar las guerras religiosas del XVII en Europa central. Entonces el asesinato y las violaciones parecían ligadas al propio concepto de victoria.

'Berlín'

'Berlín'

Nosotros tuvimos un Renacimiento y una Ilustración y Rusia no la tuvo. Aunque Catalina la Grande fuera muy amiga de Voltaire no parece que eso sirviera para gran cosa. (Ríe maliciosamente) En los siglos XIX y XX se creó la Cruz Roja y se firmó el Convenio de La Haya, pero nada de esto llegó a Rusia.

Una clave es la absoluta crueldad con la que el ejército ruso, desde siempre, trata a sus soldados. Las humillaciones, las vejaciones, el maltrato casi como estrategia para convertirlos en seres feroces. Viene pasando siempre y se comprobó en la Segunda guerra Mundial. Cuando estuve allí en los años noventa (Beevor es militar de carrera) me entrevisté con reclutas y descubrí que las condiciones seguían siendo miserables.Había una media de cinco mil suicidios cada año de soldados. 

–Grosso modo cuando se leen Stalingrado y Berlín la impresión que le queda al lector es que hay quien paga siempre: las mujeres, sobre todo polacas, violadas y asesinadas por unos y por otros. En sus libros aparecen aquellos de los que nadie hablaba en los manuales de Historia… ¿Es usted feminista? 

–Es terrorífico: mujeres y niñas violadas y esclavizadas por el ejército ruso y por los nazis. Yo lo describí como un efecto secundario de la idea de botín, de la cosificación, de la crueldad y de la venganza. Pero sigue pasando. Pues claro que soy feminista, aunque no me gusten las etiquetas. En sentido puro de la palabra, lo soy. Estoy completamente de acuerdo con las ideas feministas.

Antony Beevor

Antony Beevor @JAIMEFOTO

–¿Cree que esos derechos conquistados por el feminismo o por el movimiento LGTBQ han venido para quedarse? 

–Ojalá fuera así y sirvieran para garantizar la convivencia, pero no lo creo. Soy un pesimista preventivo. Debe ser una estrategia de supervivencia porque prefiero ponerme en lo peor para que si no me coja desprevenido nada de lo que pasa.  

–¿Cómo se enseña la Historia en Europa? ¿Hay algún país que lo haga bien?

–Depende de lo que queramos decir por Historia contemporánea (Ríe). Hay que dejar un tiempo para tener perspectiva y buscar datos, corroborar teorías o explicaciones que pueden hacerse de manera superficial. La Historia –no podemos olvidarlo– debe estudiar los hechos y sus consecuencias. La narración sucinta de los acontecimientos no basta. No es Historia.

–En España hay niños que no saben quién fue Franco.

–No me sorprende. Cuando Gonzalo Pontón me dijo que se había avanzado mucho desde la edición de mi libro en Reino Unido, en los año ochenta,  le dije que los españoles debían saber que los ingleses, hablemos de lo que hablemos, siempre hablamos de nosotros mismos (ríe a carcajadas). Los españoles no tienen perspectiva con su pasado reciente.

Antony Beevor

Antony Beevor @JAIMEFOTO

–Nadie la tiene. Francia…

(Interrumpe) A Francia le queda enfrentarse al régimen de Vichy, al colaboracionismo y a la verdad del mito de la Resistencia. En Alemania tratan la Historia como ciencia, aunque sepamos que no sea exacta… En Reino Unido  la consideramos una rama de la literatura (sonrisa amplia), tal vez por eso se nos lea mejor. 

–Usted reivindica su papel como divulgador.

–Uno tiene que serlo. Rechazo siempre cuando me definen como un historiador militar, aunque sea militar e historiador. No me interesan las estrategias ni el resultado, el coste o la organización de las batallas. Me interesan las personas: quienes sufren la guerra, pero no la deciden. Quienes no tienen un nombre propio. Esa es mi manera de contar la Historia para que le lector se sienta aludido por lo que cuento. Siempre se ha hecho un relato histórico de arriba a abajo, pero estoy convencido de que la única manera de persuadir a las jóvenes generaciones para saber más del pasado es ampliar la mirada desde todos los ángulos. En Historia hay que combinar los hechos con los rostros. 

'Ardenas, 1944'

'Ardenas, 1944'

–¿Piensa que los países que han cerrado las heridas con políticas serias de memoria, pidiendo perdón y reconociendo las cosas tienen una democracia más sólida? Es la tesis de otro historiador español, Álvarez Junco.

(Piensa unos segundos) En teoría debe ser así, pero no es así. En Sudáfrica no ha funcionado. En España es interesante ver lo que ha pasado. Recuerdo conversaciones con Gonzalo Pontón sobre cómo su país ha superado el franquismo y momentos tan peligrosos como el Golpe de Tejero en el 81. Valoro lo que se ha hecho por la convivencia, pero… a la hora de activar leyes como la de Memoria democrática parece que no está siendo tan fácil. Es necesaria y es justa. Pero si se usa como un balón de fútbol para peleas políticas agrava los desequilibrios, refuerza silencios y falsedades del pasado. Trato mucho con jóvenes periodistas y ensayistas de España que tienen hasta fascinación por el pasado reciente, porque han crecido en el silencio. En un tabú.

–Le imagino viendo la exhumación de los restos del dictador Franco en Cuelgamuros.

–Lo vi, sí. Mantener ese mausoleo era una barbaridad… Sobre los huesos de tantos republicanos presos y esclavizados. El mismo tipo de Vox que me increpó acusaba al “nuevo Frente Popular” de desenterrar a Franco. Un disparate. Tarde, pero al fin se ha hecho. De todas maneras, mi opinión, imagino que imposible, es que deberíamos borrar de las calles esas estatuas que son un campo de confrontación. Algunas son verdaderamente grotescas.

Antony Beevor

Antony Beevor @JAIMEFOTO

–¿Reino Unido ha ajustado cuentas con su pasado?

–No. En cuanto a las dos guerras mundiales puede que sí, pero quedan muchos asuntos que escuecen y que no se quieren ver. Ahora mismo hay cierta polémica con lo que se esta investigando con la esclavitud y cómo se enriqueció Gran Bretaña. Hay otros frentes: India, Irak en los años treinta o Irlanda… pero el tema de los esclavos es especialmente polémico.  

–Aunque no le gusta ser llamado historiador militar conoce muy bien los ejércitos. Impresiona aceptar una guerra privatizada y con mercenarios.

–Ocurre en África hace tiempo, pero realmente no creo que haya muchos sitios a excepción de EEUU o Rusia. No lo veo como una tendencia universal, por decirlo de alguna manera. Pero aterroriza, claro. Eso sí que lo predije en un libro en 1990, donde adelanté que servirían sobre todo para detener las migraciones masivas que vienen y que –me temo– aumentarán. Vamos a ver, pero espero equivocarme. 

'El Día D'

'El Día D'

–¿Lee Historia? 

–Nunca cuando estoy escribiendo, excepto aquello que me tiene ocupado. Leo ficción para no distraerme de mi tarea. Acabo de leer el último libro de Ian McEwan, que es un escritor magnífico y al que aprecio mucho; también mi esposa. Lecciones es una obra extraordinaria y. de alguna manera, es Historia contemporánea porque habla de mí, de mi generación.

–¿Tiene algún historiador español de cabecera?

–Santos Julia es uno de los mas grandes, probablemente el mejor. Fue muy generoso conmigo cuando reedité el libro de la guerra civil española. Y, aunque no sea historiador, aprecie muchísimo a Javier Marías. Tuvimos una gran amistad. Magnífico escritor: me nombró Duque de Stalingrado y a mi esposa Duquesa de El Cairo en el Reino de Redonda porque le encantó el libro que Artemis escribió sobre la ciudad egipcia.   

Antony Beevor

Antony Beevor @JAIMEFOTO

–¿Qué se aprende de la Historia para ser feliz? 

(Carcajadas) Yo creo que la mayoría de mis libros hacen que la personas se sientan infelices, al menos apesadumbrados. Pero he conocido personas con situación de salud complicada, incluso hospitalizados y al borde de la muerte, que me han confesado que leer Historia les hacía sentirse mejor.  

–¿Está trabajando en un nuevo libro? 

Sí, pero permita que no lo revele. No es que sea un secreto de Estado (Ríe mientras se levanta y se despide extraordinariamente cortés). No puedo hablar de ello para centrarme en escribir. Espero que lo entienda.