La elección de la librería Finestres: 'Cosas pequeñas como esas'
Claire Keegan traza una historia que acongoja al lector, en Irlanda, que da cuenta de cómo lo local llega a ser universal
10 octubre, 2022 22:34La librería Finestres, en el Eixample de Barcelona, es un proyecto cultural que ha impulsado el empresario Sergi Ferrer Salat. El epacio, de 600 metros cuadrados, es un templo al libro, con varias estancias, una zona de sofás con chimenea, una cafetería y un patio interior. Justo en el otro lado de la acera, en la misma calle Diputació, hay otro local de Finestres, más pequeño y dedicado a los libros especializados en arte.
El equipo profesional de la librería escoge para sus lectores el libro preferido. Esta semana el escogido es Cosas pequeñas como esas.
Camila Enrich, miembro del equipo de Finestres, expone a los lectores que reciben la información de la librería, el por qué de la elección. Un libro editado en castellano y en catalán, que resulta una pequeña joya dentro del alud de publicaciones:
"Una novela breve e intensa, que arranca sin preámbulos en las Navidades de 1985 con Bill Furlong como protagonista principal: comerciante de carbón y padre de familia con una mujer y cinco niñas con apariencia angelical, es decir, una familia de ensueño. Bill es anodino a más no poder: trabajador, buen vecino, buen marido y buen jefe; un anti-héroe literario maravilloso. Un día, la vida dócil y apacible de Bill chocará con una realidad violenta y real: el abuso sistemático durante décadas a niñas en orfanatos irlandeses que funcionaban como lavanderías, gestionadas por la Iglesia Católica y el Gobierno Irlandés. Las decisiones que tomará Bill a partir de entonces conforman buena parte de esta novela que ejemplifica cómo lo local pasa a ser universal y pone en relevancia las pequeñas decisiones de personas anónimas. La escritura transparente y sobria sólo suman calificativos a la nueva novela de Claire Keegan".
Editado en castellano por Eterna Cadencia con traducción al castellano de Jorge Fondebrider.
Edición catalana a cargo de Minúscula y traducido por Marta Hernández Pibernat y Zahara Méndez Hernández.