Imagen de ‘La novia’
‘La novia’: mujer contra mujer
'La novia' es un excelente thriller televisivo, muy bien interpretado, especialmente por las dos protagonistas, y que escapa de la típica historia en que la madre o la novia es una bruja
Cherry (Olivia Cooke) es una chica londinense muy mona y muy ambiciosa. Su padre está en una residencia, hecho polvo, y su madre regenta la carnicería familiar. Cherry los considera unos cutres que lastran sus posibilidades de casarse con algún ricachón y darse la gran vida. Por eso no habla de ellos, sino de colegios de élite a los que asegura haber asistido (no es así) y de universidades pijas a las que tampoco.
Tras ser plantada por su último novio, que se va a casar con una chica de su clase social, Cherry conoce a su próxima presa, Daniel (Laurie Davidson), joven médico cuyo padre es un magnate de la hostelería absolutamente forrado. Pero nunca pudo prever que la madre de su novio, Laura (Robin Wright), se iba a convertir en su némesis y se empeñaría en destruirla. A Cherry le falta una patata para el kilo y tiene tendencias violentas. Pero a Laura le faltan dos y, cuando se trata de defender a su niño querido de las arpías cazafortunas, es la Terminator de las suegras.
Intrusa despiadada
Con estos mimbres se fabrica la miniserie (seis capítulos) de Amazon La novia, basada en la novela homónima de Michelle Frances, escritora dedicada al Domestic Noir británico, ese subgénero centrado en el núcleo familiar que también dominan Lisa Jewell, Alice Fenney o Louise Candlish.
Robin Wright, en 'La novia'
Rodada entre Londres y Andalucía, La novia nos presenta la lucha sin cuartel entre una madre con complejo de Electra (con un hijo vagamente edípico) y la presunta pelandusca que amenaza con arrebatárselo. Al principio de la serie, da la impresión de que nos hallamos ante el típico thriller doméstico en el que una familia ejemplar se enfrenta a una intrusa despiadada, a una nuera infernal, pero no tardamos en observar que la familia en cuestión dista mucho de ser ejemplar y que la atribulada madre es en realidad una psicópata peligrosa, mucho más que la supuesta cazafortunas de clase trabajadora.
Rosario de la aurora
Cherry quiere a Daniel a su manera. El chaval le gusta, pero no le gustaría tanto si fuese un pobretón como ella. Está obsesionada por medrar en la sociedad (una social climber, que dicen los anglos) y dejar atrás a su madre carnicera y a su padre agonizante (de cuya situación es en parte responsable tras uno de sus arrebatos violentos).
Para su desgracia, Laura la ha calado desde el primer momento y hará cuanto esté en su mano para deshacerse de ella.
Es esa ambigüedad de los dos principales personajes femeninos lo que mejor funciona en La novia. No existen aquí la buena y la mala. La relación entre Laura y Daniel no es muy normal (¿es necesario besar a su hijo en la boca, señora?), y la de éste con Cherry no se sabe hasta qué punto es sincera por parte de ella, dada la pasta que maneja el muchacho.
Imagen de madre e hijo en 'La novia'
Daniel se convierte rápidamente en una especie de trofeo al que aspiran su madre y su novia. Es fácil intuir que todo esto acabará como el rosario de la aurora. Y así es, pero no voy a entrar en detalles.
La novia es un excelente thriller televisivo (Robin Wright dirige tres capítulos), muy bien interpretado, especialmente por las dos protagonistas, y que escapa hábilmente de la típica historia en que la madre o la novia es una bruja y se nos plantea una batalla entre el bien y el mal.
Aquí, madre y novia tienen serios problemas mentales y es muy difícil tomar partido por una de ellas. Tienen sus cosas buenas, no son de cartón piedra y, con un pequeño esfuerzo, puedes llegar a entenderlas a ambas. La lucha es feroz y una de las dos no llegará viva al final de la serie, pero, como pueden ustedes comprender, no seré tan cenizo como para decirles si será Cherry o si será Laura.