Dos jóvenes usando una cámara durante un rodaje en los platós de la ESCAC / ESCAC

Dos jóvenes usando una cámara durante un rodaje en los platós de la ESCAC / ESCAC

Cine & Teatro

La ESCAC, fábrica de éxito del cine español

La escuela de cinematografía de Cataluña ha formado a gente como Juan Antonio Bayona, Mar Coll, Kike Maillo o la flamante ganadora de los Gaudí, Belén Funes

25 enero, 2020 00:00

Belén Funes es la flamante nueva ganadora de los premios Gaudí que entrega la Academia de Cine Catalán con su ópera prima El hijo de un ladrón. Se ha llevado tres premios en las máximas categorías: Mejor guión (en colaboración con Marçal Cebrián), mejor dirección y mejor película de habla no catalana. "Las categorías que uno quiere ganar", señala la directora. Y este fin de semana llegan los Goya, donde podría alzarse con el cabezón a la mejor dirección novel.

Funes es ya una más de la lista de talentos formados en la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya, más conocida como la ESCAC. En sus 25 años de historia, esta institución ha dado estrellas como Juan Antonio Bayona, Kike Maillo, Marc Coll, Roser Aguilar, Javier Ruiz Caldera… entre tantos otros.

Alumnos participan de una clase en la ESCAC / ESCAC

Alumnos participan de una clase en la ESCAC / ESCAC

'Piña y pala'

¿Cuál es el secreto? Sus alumnos lo tienen claro, son dos fáctores clave. Una de las razones la defiende el director del centro, Sergi Casamitjana: "La palabra que define a la ESCAC es 'comunidad'", el equipo que conforma su gente. Funes ratifica el comentario y añade que “si hay algo que tiene la ESCAC es que se desvive por sus alumnos”. Ella misma explica que pese a que El hijo de un ladrón no está producida por la escuela, ha contado con “mucha gente” salida de allí, y que le han ayudado mucho. “Hacen piña y me encanta trabajar con ellos”, señala.

No es la única que lo dice. Kike Maillo --director de Eva, Toro o La octava dimensión, entre otras-- defiende exactamente lo mismo. Durante cuatro años que dura el grado “te encuentras con gente con los mismos sueños y una voluntad artística” y cuando hay como mucho 100 personas en la clase, como sucede en la escuela, se generan muy buenas relaciones.

Una estudiante de la ESCAC, rodando en una práctica / ESCAC

Una estudiante de la ESCAC, rodando en una práctica / ESCAC

Práctica

Más allá del compañerismo, el cineasta tiene clara cuál es la otra pieza fundamental: "El éxito tiene que ver con la práctica. Asegura que desde el principio, los alumnos que pasan por la ESCAC cogen una cámara y no la sueltan hasta finalizar los cuatro años que dura el grado. "Al segundo año ya quieres dejar de rodar”, bromea. Lo cierto es que los alumnos del Grado Superior se pasan tres años --antes eran dos-- desarrollando todas las disciplinas alrededor del cine: desde iluminación a producción, pasando por interpretación, hasta empezar los últimos años de especialización.

Maillo indica que apunta a los que piensan que es un trabajo fácil, que no es tan sencillo. "Todos estamos rodeados de audiovisual, pero eso no significa que controles el lenguaje”. Y añade que "el cine es una disciplina muy física y muy técnica". Más allá del trabajo duro, el cineasta considera que dedicarse a la cinematografía "tiene mucho de encontrarse”, y la escuela propicia eso. No es tanto por las clases y el hecho de visionar muchas películas durante el grado en materias más teóricas como Historia o Teoría del Cine, aunque ayuda. Al obligar a rodar desde el primer día “te da oportunidades de equivocarte y de conocer tu voz”, señala. Tal vez ese sea el truco.

Estudiante de la ESCAC editando su pieza cinematográfica / ESCAC

Estudiante de la ESCAC editando su pieza cinematográfica / ESCAC

Compañerismo

Funes también defiende esta tesis. “Es una escuela práctica: montas, sonorizas, editas…”. Pero no sólo se basa en técnica, “forman cineastas”, asegura. Unos cineastas que acaban generando lo que ahora se conoce como networking, trabajo en red.

Exalumnos acuden de nuevo a la escuela cuando necesitan a gente para lanzar sus proyectos. “Se ayuda a todos los alumnos que quieren hacer una película”, confirma su director, Sergi Casamitjana, sin importarles si la ESCAC participa o no como productora. Funes y El hijo de un ladrón son un claro ejemplo. La cineasta asegura que el lema del responsable de la escuela y productora es “no rodar no es una opción”. Una frase que se refleja a la práctica y en los hechos.

Grupo de jóvenes en una clase de la ESCAC / ESCAC

Grupo de jóvenes en una clase de la ESCAC / ESCAC

Cifras

Los números apoyan ese lema. En sus 25 años de historia como escuela, la ESCAC ha rodado más de 1.000 cortometrajes, contando los proyectos de sus alumnos de todos sus cursos, 350 de ficción realizados como proyectos de final de carrera y 50 cortos documentales. Con ellos han conseguido más de 500 premios nacionales e internacionales.

Largometrajes han producido 16, entre ellos, Lo mejor de mí, Tres dies amb la família, Eva o Blog. Sólo en premios Gaudí, se han alzado con 46 premios y 22 de sus alumnos han ganado algún Goya.

Plató de la ESCAC, en el pleno rodaje / ESCAC

Plató de la ESCAC, en el pleno rodaje / ESCAC

Producción

Todos estos números en 25 añosformando y menos de una década desde que pusieran en marcha la productora. El camino hasta aquí no ha sido fácil. “Al principio nadie confiaba en el proyecto”, recuerda su director, pero una mezcla de formación y talento han hecho despegar a la escuela y a sus alumnos. “La productora hace de palanca”, asegura Casamitjana, y recuerda el caso de Funes: Empezó como ayudante de dirección en María (y los demás) de Nely Reguera (formada en la ESCAC) y ésta a su vez ejerció el mismo papel en Tres diez amb la familia, de Mar Coll.

Tener en la primera promoción talentos de la talla de Juan Antoni Bayona, Kike Maillo y en las siguientes a Javier Ruiz Caldera, Dani de la Orden entre otros han ayudado mucho también, reconoce. “Las razones del éxito es el trabajo en equipo y que hay caldo de cultivo”, indica Casamitjana.

Varios alumnos de la ESCAC en la sala de proyecciones / ESCAC

Varios alumnos de la ESCAC en la sala de proyecciones / ESCAC

Formula

¿Pero cómo logran captar estos directores, productores y técnicos tan exitosos? Casamitjana da la razón a sus alumnos devenidos directores de renombre: práctica y trabajo en equipo. Entiende la escuela como un taller, donde las clases son absolutamente prácticas y todos hacen de todo si los alumnos realizan el Grado Superior o el Máster. Admite que son pocos los talentos que ha producido la escuela que sólo hayan asistido a los cursos mensuales o anuales. “El cine cuesta de aprender”, advierte para los que crean que todo es muy fácil. 

El director de esta institución, por eso, insiste en que por mucho que se la relacione con éxito, la palabra que define a la escuela es “comunidad”. Ahora cumplen 25 años y ya preparan una fiesta en la que están invitados sus más de 2.000 alumnos. Mientras, la productora tiene en marcha tres proyectos que verán la luz en los próximos seis años. Así trabajan desde sus inicios. “Con mucho trabajo y mucha gente hemos llegado hasta aquí”, sentencia. Y esperan seguir adelante.