
Imagen de Bad thoughts (Malos pensamientos)
Los malos pensamientos de Tom Segura
Los seis episodios de 'Bad thoughts' responden a los delirios del señor Segura, que giran en torno al sexo y la escatología y que provocan una mezcla de hilaridad y estupor
Si usted creía, como yo, que no había humor más criminal y desfachatado que el de Larry David en la serie de HBO Curb your enthusiasm, se llevará una sorpresa, no sé si grata, con Bad thoughts (Malos pensamientos), la propuesta (seis episodios) del desquiciado Tom Segura (Cincinatti, Ohio, 1979) que Netflix acaba de colgar en su parrilla.
El señor Segura es una bestia parda de la stand up comedy que ya nos mostró su peculiar visión del mundo en los cuatro especiales que pueden verse también en Netflix. Su capacidad para soltar animaladas que dejan al público sin saber cómo reaccionar es inmensa. Valga como ejemplo un momento en Sledgehammer (Martillo pilón) en el que, tras una pausa dramática, abre su corazón (y su bragueta) a la audiencia y le informa de algo fundamental: “Yo como culo”.
Acto seguido, se lanza a enumerar las maravillas del anilingus y lo placentero que resulta, tanto para el lamedor como para el lamido. Y así sucesivamente (a destacar la idea brillante de su hijo de tres años al tirarle las llaves del coche por el retrete).

La imagen de promoción de 'Bad thoughts' (Malos pensamientos)
Gran parte de los delirios del señor Segura giran en torno al sexo y la escatología, que son los temas centrales de Malos pensamientos. Yo empecé a ver esta serie sin saber de qué iba ni quien era su responsable. Y les aseguro que nunca había visto algo igual en el mundo del humor. El tipo juega siempre a la carta más alta y no tiene reparo en plasmar las mayores animaladas que se le ocurren.
Como Dios manda
Estructurada en forma de sketches que pueden tener continuación, o no, en siguientes episodios, Malos pensamientos nos presenta a un Segura metido en la piel de toda clase de personajes enloquecidos. Algunos ejemplos: un hitman (francotirador a sueldo) que, literalmente, se caga encima durante una de sus desastrosas misiones; un cantante de country que ha perdido la inspiración y opta por secuestrar a sus fans para que le expliquen desgracias que le sirvan para nuevas canciones (mientras los vigila y castiga un pelotón de falsos soldados norcoreanos); un padre de familia que acude al estreno de la obra de fin de curso de su retoño y descubre, horrorizado, que se la ha escrito el abuelito, un trumpista que ha llenado el texto de insultos a negros, judíos, feministas y demás colectivos históricamente basureados; un majareta que convence a un fugitivo del holocausto zombi de que si defecan juntos podrán acceder a un portal cuántico que los llevará a otra dimensión; un famoso de la tele que acude a un hospital para cumplir el último deseo de una moribunda, quien, en presencia de su marido, asegura que, antes de palmarla, necesita a alguien le eche un polvo como Dios manda (todo el equipo médico le afea la conducta al marido por mostrarse renuente ante el deseo de la parienta, que está en las últimas)…

Imagen de 'Bad thoughts' (Malos pensamientos)
Tom Segura se atreve con todo, especialmente con lo más chocante y capaz de escandalizar a los ciudadanos honestos y temerosos de Dios. Los más tibios apartarán la mirada del televisor ante algunas de sus ideas, pero quienes estén abiertos a nuevos y desfachatados caminos del humor audiovisual pueden disfrutar mucho con Bad thoughts, una serie que no es para todo el mundo y que dará asco a los fans de Friends (serie que me da grima desde los títulos de crédito, con todos los protagonistas haciendo monerías al son de una canción cursi de The Rembrandts), pero que a mí me ha producido una mezcla de hilaridad y estupor muy de agradecer.
Teniendo en cuenta que el señor Segura habla perfectamente español (su madre peruana, Charo, lo llevaba a pasar los veraneos en Lima), estaría bien que alguien lo trajera a nuestro país para uno de sus tronchantes monólogos. De momento, me conformo con los tres especiales de Netflix que aún me quedan por ver y con Bad thoughts, cuya segunda temporada espero con muchas ganas porque yo también estoy muy enfermo de la cabeza.