Que viene el lobo
'Wolf' es una serie para estómagos fuertes, para los amantes de relatos policiales que no se conforman con la solución de un enigma
22 septiembre, 2023 17:14En la narrativa policial contemporánea, hay pocos libros más crueles y desasosegantes que los de la británica Mo Hayder (seudónimo de Clare Dunkel, Epping, 1962 – Cheltenham, 2021). La habilidad de esta mujer para dejar al lector con un mal cuerpo y una sensación de tristeza considerables es indudable: disfrutas de sus novelas, pero no sales del todo indemne. Tal vez por eso, el sector audiovisual se ha acercado a ella con cierta prevención, exceptuando al cineasta belga Hans Herbots, que ha convertido dos de sus novelas en excelentes películas, The treatment (2014) y Ritual (2022), actualmente en la parrilla de Filmin. Ahora nos llega, por cortesía de la BBC y distribución de HBO Max, una nueva adaptación de Hayder, Wolf (la novela es del 2014), protagonizada por un personaje recurrente en su producción literaria, el inspector Jack Caffery (blanco en la literatura y negro en la televisión, donde lo encarna el espléndido, aunque para mí desconocido, Ukweli Roach), que en esta ocasión se enfrenta a un espantoso caso de home invasion (invasión doméstica) mientras sigue intentando resolver la misteriosa desaparición de su hermano cuando ambos eran unos críos (ése era el tema central de The treatment, por cierto).
Escrita brillantemente por Megan Gallagher, Wolf es absolutamente fiel a la letra y el espíritu del sumamente desagradable y peligroso mundo de la difunta señora Hayder. Sus seis capítulos te mantienen enganchado a la pantalla (me los tragué en dos noches) y llegas al final satisfecho y hecho polvo a la vez, pues la guionista, como si estuviera poseída por el espíritu de la escritora muerta a causa de la ELA, ha sabido trasladar perfectamente a la imagen sonora el atormentado universo original en el que se inspira.
La estructura y la carpintería de Wolf son tan originales como eficaces y angustiosas. La acción transcurre en dos tramas paralelas que confluyen al final: por un lado, tenemos al pobre Caffery, que sigue obsesionado por la desaparición de su hermano y continúa creyendo que el responsable es el vecino de la casa de sus padres, que él ha heredado y en la que se empeña en seguir viviendo, un delincuente sexual que lleva media vida entrando y saliendo del trullo y se divierte atormentándole, aunque nunca se pudo probar que tuviese nada que ver con la abducción de su hermano; por otro, encontramos una segunda historia que sucede unos días antes que la primera y a la que el inspector Caffery llega prácticamente por casualidad, mientras está, como de costumbre, buscando pistas sobre la desaparición de su hermano: la invasión doméstica de una familia en Gales a cargo de dos individuos, aparentemente desequilibrados, que maltratan y torturan a sus víctimas y que pueden ser o no ser los responsables de unos crímenes horrendos ocurridos en la zona cinco años atrás.
Desolación y mal cuerpo
La salvación de la familia retenida en su mansión contra su voluntad se convierte para Caffery, sin él saberlo, en una carrera contrarreloj para evitar que padre, madre e hija acaben asesinados por la extraña pareja de tarados que se les ha colado en casa haciéndose pasar por policías. ¿Quiénes son exactamente esos dos psicópatas? ¿Van por libre u obedecen instrucciones de alguien? ¿Es realmente inocente la inocente familia agredida? ¿Tiene algo que ver esta historia con los crímenes de cinco años antes? Las respuestas, al final de la miniserie. Por lo menos, en parte: la desaparición del hermano de Jack Caffery seguirá siendo un misterio, lo que permite la posibilidad de que Wolf cuente con una segunda temporada, dado que la obsesión personal del polizonte es un genuino work in progress que a Mo Hayder le dio para unas cuantas novelas.
Wolf es una serie para aficionados a los relatos policiales, que encontrarán en ella los elementos habituales, pero va más allá del mero entretenimiento y de la resolución de un enigma. Como el texto original, esta miniserie es para estómagos fuertes que soporten un visionado duro y frecuentemente incómodo. La conexión entre la autora y su adaptadora es ejemplar, y aunque los libros de Mo Hayder nunca fueron best sellers en España, confío que no pase lo mismo con esta versión televisiva, que es de los mejores thrillers que uno se haya tragado últimamente y no merece pasar desapercibida. Eso sí, la desolación y el mal cuerpo tras su visionado son inevitables: advertidos quedan.