Ricky Gervais y los ofendiditos
Tiene el propósito de ofender y lo hace en su monólogo 'Super Nature', con el humor siempre necesario, aunque no sea su mejor trabajo
7 junio, 2022 18:38El mejor chiste que he leído sobre el fenómeno de los ofendiditos (comunidad en constante expansión gracias a la corrección política y el pensamiento woke) se lo debo a la gente de El Mundo Today y reza así: “Un bebé pronuncia sus primeras palabras y consigue ofender a ocho colectivos”. A quien no le baste con esta síntesis magistral de la estupidez contemporánea y desee profundizar un poco más en el asunto, le recomiendo que se trague en Netflix el último monólogo de Ricky Gervais, Super Nature, que, en poco más de una hora, pasa revista a una serie de temas de actualidad desde una perspectiva irónica y, por consiguiente, no muy respetuosa, motivo por el cual ya le ha caído la del pulpo desde diferentes colectivos de gente propensa a indignarse y a sentirse humillada por la sociedad que la acoge (o la soporta, según el punto de vista).
Al británico Ricky Gervais (Reading, 1961) nunca se le ha podido acusar de practicar un humor suave e inofensivo, pues es de los que creen que ofender a alguien está permitido a afectos cómicos. En Super Nature, que arranca con unos comentarios sobre la pertinencia, o no, de tirarse un pedo en el funeral de un niño, Gervais bromea sobre los pedófilos, la comunidad transexual o el sida y a veces tiene gracia y otras, no tanta, pero se ha llevado unas broncas tales en las redes desde diversas trincheras de ofendiditos que uno se ve obligado a salir en su defensa, aunque prefiera otros trabajos suyos anteriores. Super Nature es un monólogo humorístico correcto, sin más, y es evidente que no habrá, en el mundo de la stand up comedy, un antes y un después tras haber sido colgado en Netflix. Con la excusa de tomarla con los ofendiditos, misión justa y necesaria, Gervais se ha marcado un espectáculo de aliño que él mismo trata de animar riéndose de sus propios chistes con unas carcajadas más falsas que las del difunto Pepe Rubianes, que ya es decir. Que el colectivo trans se sienta ofendido por este show a medio gas que algunos fans de Gervais hemos acogido con cuatro sonrisas y puede que una carcajada y media denota que alberga a excesivos desocupados carentes del más mínimo sentido del humor.
Para mí, lo peor de Super Nature es ver a un tipo que fue realmente brillante convertido en un profesional del humor con el culo pelado de salir a largar cada noche en un escenario distinto confiando siempre en la fidelidad de sus leales. Super Nature sirve para pasar un buen rato, pero no es ni la mitad de transgresor de lo que aparenta. Transgresoras eran las series de televisión que Gervais puso en marcha hace años a medias con su hilarante compadre Stephen Merchant (Bristol, 1974), al que parece que se haya tragado injustamente la tierra, The office (2001--2003) y, sobre todo, Extras (2005--2007). La primera era un retrato feroz de una oficina siniestra y propició una versión norteamericana, muy diferente, pero también muy lograda, en la que Steve Carell heredaba el papel de Gervais.
Exceso de falsa provocación
La segunda es de lo más cruel que uno haya visto en su vida y se centraba en las desventuras de una pandilla de pelagatos empeñados en triunfar en el audiovisual que, de momento, iban tirando haciendo de extras. Extras no era para todo el mundo --una amiga a la que se la recomendé dejó de verla porque la encontraba deprimente--, pero si te iba el humor animal, salvaje, self deprecating y de una eficaz crueldad, era tu serie. Y ahí alcanzó su cima, para mí, el señor Gervais, gracias en gran parte al señor Merchant, del que no tardó mucho en deshacerse por motivos que nunca he conseguido aclarar. Ya en solitario, se quiso poner humano en la serie Derek y le salió el tiro por la culata, aunque se redimió bastante con After life. Merchant se marcó una serie para HBO, Hello ladies, que no llegó a la segunda temporada. Ninguno de los dos ha salido ganando con la separación.
Los ofendiditos le han hecho un gran favor a Ricky Gervais al indignarse con Super Nature. Así lo verá más gente, pese a que hay un exceso de falsa provocación y de culo-caca-pis y cierta falta de aquel ingenio criminal que hizo de Extras una cima de ese humor que no hace prisioneros. ¿Se deja ver? Por supuesto: es la obra de un gran profesional de lo suyo. Pero hay algo falso en la mala baba que destila y que hacía de Extras un producto ejemplar. Supongo que el tiempo pasa para todos. Hasta para tipos tan brillantes como Ricky Gervais.