El cine español en el franquismo
Las películas de posguerra tienen un claro contenido franquista, muy crítico con los perdedores republicanos
6 febrero, 2022 00:00El cine de la posguerra al referirse a la experiencia bélica sufrida fue, obviamente, militantemente franquista o, lo que es lo mismo, crítico hacia los perdedores republicanos. Se echó mano de la épica al relatar determinados episodios bélicos como la defensa del Alcázar de Toledo (Sin novedad en el Alcázar, Genina, 1940), la defensa del Santuario de la Virgen de la Cabeza (El santuario no se rinde, Ruiz Castillo, 1949) y la División Azul con películas como Embajadores en el infierno (Forqué, 1956) con Antonio Vilar como protagonista. La guerra es retratada desde la visión franquista en Escuadrilla de Antonio Román (1941) con Alfredo Mayo, que se convertiría en la representación del héroe franquista, y en La patrulla de Lazaga (1945), con otro actor-héroe, Conrado San Martín.
Raza (1941), la película de Sáez de Heredia, con guion de Jaime Andrade (Franco), aborda la vida de los cuatro hermanos, hijos del capitán Churruca. Isabel, la niña modelo, se casará. Pedro, el hermano malo, interesado por el dinero, tendrá un cargo político. José se hará oficial de infantería y sobrevivirá a un fusilamiento. Y el pequeño Jaime, fraile, morirá fusilado. Distintos destinos en el marco de la Guerra Civil. Alfredo Mayo y Ana Mariscal eran los protagonistas. También Alfredo Mayo interpretó ¡A mí la legión! de Juan de Orduña (1942). Los cruces ideológicos de franquistas y republicanos quedan representados en películas como Frente de Madrid de Edgar Neville, con Rafael Rivelles y Conchita Montes; Rojo y negro de Carlos Arévalo, con Conchita Montenegro, y Boda en el infierno de Antonio Román (1942) con la misma Conchita Montenegro.
Discurso ideológico perverso
Se recurrió mucho a la hagiografía. Testimonio de ella es Cerca del cielo (1951) de Domingo Viladomat, que representa la historia del obispo Anselmo Polanco, asesinado por los republicanos y que tenía curiosamente como intérprete al padre Venancio Marco, que sería predicador de la radio durante muchos años. O la biografía del sacerdote Barrera, El frente infinito (1951) de Pedro Lazaga, con Adolfo Marsillach y Gérard Tichy, que sería un malo característico del cine español. Una imagen penosa del guerrillerismo antifranquista la reflejan películas como La ciudad perdida (1954) de Margarita Alexandre con María Dolores Pradera de protagonista y Torre partida (1956) de Pedro Lazaga con Enrique Diosdado como actor principal. La visión de los niños de Rusia convertidos en eje de una supuesta estrategia comunista de infiltración queda reflejada en la película Murió hace quince años de Rafael Gil. Tampoco falta la confrontación de imágenes de España desde el exilio y el interior, lo que se hace con Dos caminos de Arturo Ruiz Castillo con Rubén Rojo como protagonista. El discurso ideológico repetido es la perversidad de los republicanos y la bondad sin límites de los franquistas que tiene como referente la cinta Porque te vi llorar (1941) de Juan de Orduña.
Una cierta ambigüedad ideológica reflejan películas como Vida en sombras (1948), de Llobet-Gràcia con Fernán Gómez de protagonista y que fue machacada por la censura franquista. Igual podemos decir de Servicio en la mar de Suárez de Lezo (1950) con Rafael Bardem de protagonista. A finales de los cincuenta se constata progresivamente una mayor indefinición en La venganza de Bardem (1958) con Carmen Sevilla, Raf Vallone y Jorge Mistral, La fiel infantería de Lazaga (1960) y Con la vida hicieron fuego de Ana Mariscal (1958).
Desde fuera de España
La Guerra Civil desde el otro lado ideológico se convirtió en tema de algunas películas fuera de España. A destacar ¿Por quién doblan las campanas? de Wood (1943) con Gary Cooper e Ingrid Bergman, que glorificaría a las brigadas internacionales y recibió nominaciones al Óscar, Perseguido (1943), interpretada por John Garfield y Mauren O’Hara, y El agente confidencial (1945), basada en una novela de Graham Green e interpretada por Charles Boyer. Documental clásico fue Guernica de Resnais.
En los años sesenta cambiará notablemente la visión que sobre la guerra nos daría el cine español. En el segundo franquismo empieza un cierto afán de reconciliación que se denota en el cine. Testimonio de ello son cintas como Tierra de todos (1961) de Isasi-Isasmendi, Carta de una mujer (1961), basada en una obra de Jaime Salom, Posición avanzada de Lazaga (1965), El otro árbol de Guernica (1969), basada en una novela de Castresana, Golpe de mano de José Antonio de la Loma (1970)…
Exaltación del franquismo y anarquismo
Perduran todavía películas de exaltación del franquismo como La paz empieza nunca de Klimovsky (1960), Un puente sobre el tiempo (1963), Los ojos perdidos (1966), dirigida por García Serrano… Y, desde luego, no faltan críticas a la España republicana como en La orilla (1970) de Luis Lucia. Los acercamientos de Arrabal al tema fueron tan surrealistas como fracasados (Viva la muerte, 1970, y El árbol de Guernica, 1975).
El anarquismo suscitó algunas cintas como la americana Y llegó el día de la venganza (1964) con Gregory Peck y Anthony Quinn. Fuera de España se realizó La guerra ha terminado de Resnais, basada en la obra de Semprún que plantea las divisiones internas del PCE.
Las películas más interesantes
Las películas más interesantes sobre la memoria de la Guerra Civil en el franquismo fueron El espíritu de la colmena, con dos hermanas-niñas (las actrices Ana Torrent e Isabel Tellería) haciendo preguntas sobre Frankenstein y el pasado. Los padres eran Fernán Gómez y Teresa Gimpera. Asimismo, hay que recordar La prima Angélica, que evoca la Guerra Civil a través de la memoria del protagonista (José Luis López Vázquez) y en especial su amor por la prima Angélica (Lina Canalejas).