'Cinema profumato' en el CCCB
El Xcènctric acoge la proyección de ‘EI diario de Angela’, la película en dos partes que el documentalista de vanguardia Yervant Gianikian dedicó a su compañera Ricci Lucchi
10 diciembre, 2020 00:10En febrero de 2018 fallecía la artista italiana Angela Ricci Lucchi, que, junto a Yervant Gianikian, arquitecto italiano de origen armenio y compañero de vida y obra, cimentó una dilatadísima trayectoria basada en la recuperación del archivo audiovisual del siglo XX. Su corpus común atraviesa varias disciplinas artísticas, aunque a través de sus películas, con metraje de la época colonial, el fascismo de Mussolini, la diáspora armenia o sobre las terribles consecuencias de la Primera Guerra Mundial, han mostrado con mayor vehemencia su lucha contra la amnesia histórica y también la química, que degrada el nitrato de esos primeros filmes del siglo pasado con los que trabajan. “Buscamos ciegamente en fotogramas, oprimidos por el resplandor siniestro de lo que sucede en el mundo”, sentenciaba la pareja sobre su trabajo en uno de sus más conocidos textos, Choses trouves, choses penses (2004).
Apenas seis meses después de la muerte de Ricci Lucchi, Gianikian presentó en la 75ª Mostra de Venecia I diari di Angela – Noi due cineasti, una película en la que filma los diarios de su compañera, unos cuadernos repletos de dibujos y notas detalladas de viajes, lecturas, encuentros, nombres propios y reflexiones sobre el proceso creativo de quien fue alumna de Oskar Kokoschka. Esta película, que se proyecta esta semana en el Xcèntric del CCCB en dos sesiones complementarias –este jueves 10, la primera parte;. el domingo 13, la segunda–, es una meditación sobre su trayecto común por el cine y por la vida. “Estos son mis recuerdos con Angela y nuestra vida juntos. Al releer estos cuadernos descubro otros de los que no sabía nada. Nuevas cosas emergen de sus últimos escritos y dibujos”, relata el cineasta. “Al reexaminarlos y al volver a nuestras películas privadas, que acompañaron nuestra investigación, siento un intento desesperado por traerla de vuelta a mi lado, por devolverla a la vida, y la continuación de nuestro trabajo como meta, como misión, a través de sus cuadernos y dibujos”.
De la misma manera que las páginas de un diario, I diari di Angela – Noi due cineasta nos abre la intimidad de su propietaria, aunque aquí ya no esté ella para revelárnoslas sino su pareja. Con el suave y respetuoso gesto de quien busca restituir a la persona ausente, Gianikian detiene sus manos, ya ancianas, en varias entradas de los cuadernos de Angela y lee las anotaciones. Su voz evoca momentos destacados de su vida y de su carrera conjunta y nos traslada a una suerte de making of de su proyecto artístico común.
Todo, también estos diarios, comienza en 1975, en las imágenes místicas y etéreas de Erat-Sora, su primera pieza como pareja artística. Es un cortometraje de capas visuales sobreimpuestas que enseñan figuras de vírgenes y de muñecas que Angela había filmado tiempo atrás; imágenes experimentales en celuloide que la artista no revelaría hasta conocer a Yervant. Obvia decir que ese primer encuentro alquímico iba a ser decisivo para el futuro de la pareja, pero esta peliculita, pensada hoy, nos descubre asimismo una primera idea de trabajo compartida, un movimiento a cuatro manos que ha sido constante en su filmografía, definiéndola.
A diferencia de los cuadernos originales de Ricci Lucchi, I diari di Angela recorre los más de cuarenta años de trayectoria de ambos artistas saltando de un tiempo a otro, como si siguiera el flujo temporal de la memoria. En el primer episodio observamos los preparativos de NON NON NON, su primera gran muestra retrospectiva, para luego viajar al Pompidou de París, que también homenajeó su trabajo en 2015, a Armenia a finales de los 80 junto al actor Walter Chiari o a Sarajevo en 1996, en el momento en el que la guerra de los Balcanes acaba de finalizar pero la tensión sigue presente en el ambiente, como comprobamos cuando los cineastas deciden acercarse a la nueva frontera entre Bosnia y Croacia.
El León de Oro en la 56 Exposición Internacional de Arte de la Biennale (2015), por el rollo de acuarelas Rotolo Armeno 1989/1991, su trabajo en el pabellón armenio, o su monumental obra Journey to Russia (1989-2017), instalación presentada en la Documenta 14 que acompaña al libro diarístico The Arrow of Time – Notes from a Russian Journey – 1989-1990 y a las películas Notes sur nos voyages en Russie (2010) y À propos de nos voyages en Russie (2016), encuentran también espacio en este primer capítulo del diario de Angela.
Gianikian recupera imágenes de vídeo doméstico de su compañera trabajando en la acuarela de Journey to Russia, pintando con delicadeza los rostros y vestimentas de los nombres propios de la vanguardia rusa represaliados por Stalin que protagonizan ese opus: Nina Berberova, Ossip Mandelstam, Anna Ajmátova, Boris Barnet. Esa escena, que muestra la magnitud de la última gran obra conjunta desde la intimidad cotidiana, ejerce de pasarela hacia un corolario de estampas caseras, miniaturas afectuosas que completan el tono de elegía amorosa de este primer filme del díptico.
Distinta es la deriva del segundo capítulo de I diari di Angela, que retoma el espíritu combativo característico en la obra de la pareja. La tournée de Gianikian y Ricci Lucchi en el otoño de 1981 por Estados Unidos y Toronto para presentar sus películas de cinema profumato los lleva a entablar contacto con la comunidad de cine experimental del país –Jonas Mekas, Ernie Gehr, Amy Halpern, Hollis Frampton, Chick Strand y un largo etcétera– y a recordar los nervios por las proyecciones, cenas y celebraciones, que contrastan con el miedo que dominará el país veinticinco años después, tras el ataque terrorista de las Torres Gemelas. En 2009, Gianikian y Ricci Lucchi viajarán por última vez a Estados Unidos, con motivo de una retrospectiva que les dedica el MoMa.
Como sus grandes largometrajes sobre el violento siglo XX –Dal polo all’equatore (1986) o la denominada trilogía de la guerra, formada por Prigionieri della guerra (1995), Su tutte le vette é pace (1998) y Oh! Uomo (2004)–, Capitolo secondo es también una película que afronta la tormenta del presente: un viaje a en Jerusalén, para un proyecto inconcluso, señala los fanatismos religiosos en crecimiento; mientras que hacia los últimos compases del trabajo se incorpora metraje de 1983, cuando en el centenario del nacimiento de Mussolini se reunieron no pocos simpatizantes fascistas en Predappio, donde nació y está enterrado el dictador. “Vivimos momentos inciertos y peligrosos. En España, en Rusia, en Italia y en muchos otros lugares del mundo resurge el fascismo. La violencia sigue muy presente y por eso es importante continuar con nuestro proyecto artístico”, recordaba el cineasta a principios de este año, antes de que la pandemia paralizara medio mundo.
De esa suerte de suma de fragmentos, un conjunto final hermoso en su urgencia y en su estructura, la miniatura más conmovedora es Línea gótica, el último texto de la artista, cuya lectura realiza la poeta Lucrezia Lerro. Se trata de un relato en acuarelas secuenciales de sus recuerdos de pequeña durante la Segunda Guerra Mundial, en la zona de Ravena que separaba a partisanos y fascistas. Una memoria infantil, en suma, marcada por la catástrofe que Giankian se encontró al redescubrir los cuadernos de su pareja y que en I diari di Angela aparecen como el núcleo de todo, como la primera toma de contacto con la Historia.