La serie 'Los Gemstone', de HBO

La serie 'Los Gemstone', de HBO

Cine & Teatro

Dios puede hacerte rico

'Los Gemstone' es una experiencia tan divertida como didáctica: todos intuíamos que la religión de chichinabo era una industria en EEUU, pero esta serie nos lo confirma

19 octubre, 2019 00:00

Sarcástica comedia negra sobre cómo sacar partido de la religión en HBO, Los Gemstone (The righteous Gemstones). Me temo que está pasando bastante desapercibida --no leo ni escucho comentarios por ahí--, y es una lástima, pues se trata de una propuesta interesante y muy valerosa, sobre todo viniendo de Estados Unidos, un país que no deja de ser una teocracia suave --nada que ver con ciertos países árabes--, pero teocracia a la postre: ¿ustedes han oído hablar de algún presidente que se declarara ateo o, por lo menos, agnóstico? Yo no.

En América, la religión puede ser un negocio rutilante que llene de dinero los bolsillos de sus representantes. Los Gemstone pasa de las religiones organizadas como la católica, la baptista o la episcopal para centrarse en el mundo de los predicadores que van por libre, salen por la tele, sablean sin tasa a sus feligreses y compiten entre ellos para robarse mutuamente la parroquia. El comienzo del primer episodio de esta serie deja muy claro por dónde van a ir los (hilarantes) tiros: los Gemstone, encabezados por el patriarca (el siempre fantástico John Goodman) y su primogénito (Danny McBride, creador de la serie y un cómico muy popular en su país y muy poco fuera de él), están realizando un bautizo múltiple en China; metidos en el agua de una piscina interior, los Gemstone van bautizando chinos por inmersión hasta que, a causa de un error, se ponen en marcha las olas de la piscina y todos están a punto de perecer ahogados. Créditos de entrada.

Con la excusa de la fe en el Señor, los Gemstone se forran que da gusto. El patriarca echa de menos a su esposa fallecida, mientras tiene que cargar con su cuñado, que también es reverendo (Walton Goggins, al que descubrimos en The shield y que está que se sale). El primogénito es un gañán que le pone los cuernos a su mujer y se deja una pasta en fiestas, drogas y putas (su hijo menor, que acaba de volver a casa, se fue a Hollywood para perderlo de vista). El benjamín se encarga de salvar a chicas descarriadas con la ayuda de un amigo medio tonto que había sido satanista. Y así sucesivamente.

Los Gemstone tienen un enemigo, el pastor John Wesley Seasons (Dermot Mulroney), que va de santurrón, pero es otro indeseable sin escrúpulos. Al mayor de los Gemstone lo chantajean con un video en el que se le ve esnifando cocaína en compañía de los amigotes y de un surtido de furcias. ¿Quién está detrás del chantaje? No puedo caer en el spoiler, así que no responderé a mi propia pregunta. Lo que sí les puedo garantizar es que sumergirse en el mundo de mangancia y latrocinio seudo trascendente de Los Gemstone es una experiencia tan divertida como didáctica: todos intuíamos que la religión de chichinabo para merluzos era toda una industria en Estados Unidos, pero esta serie nos lo confirma con una gracia y una mala uva admirables. Espero que la renueven para una segunda temporada, aunque me temo que en su país de origen tampoco ha sido precisamente un bombazo.