Gilbert Shelton, el último hippy
Junto a Crumb y Vaughn Bodé, formó parte del grupo pionero del underground norteamericano
22 octubre, 2023 23:30La primera camiseta ilustrada que compré en mi vida fue una que lucía en el pecho la imagen de los Freak Brothers, los personajes de Gilbert Shelton (Houston, 1940), el autor que, junto a Robert Crumb, mejor representa los orígenes del cómic alternativo norteamericano. Me equivoqué con la talla y me iba un poco estrecha, pero para dar la nota en la facultad de periodismo de Bellaterra, supongo que funcionaba (edición pirata barcelonesa, pues en esa época se consideraba reaccionario pagar derechos de autor, práctica que le buscaría ligeramente la ruina a mi amigo Juanjo Fernández, director de la revista Star, cuando se le ocurriera editar un número especial de las aventuras del gato Fritz sin aflojar la preceptiva mosca y se encontrara con una querella de los representantes legales del señor Crumb; aún lo recuerdo, indignado, diciéndome: “Este Crumb, muy underground, muy underground, ¡pero me envía a sus abogados!”. El hecho de que la censura le secuestrara el número en cuestión supongo que contribuyó a incrementar su mal humor).
En cierto sentido, puede hablarse de vidas paralelas en el caso de Crumb y Shelton, con la diferencia, a favor del primero, de que su obra siempre fue bastante más ambiciosa y relevante que la de su compadre. Y también la de que Shelton se tomó más en serio la utopía hippy que Crumb, quien solo vio en ella una bonita manera de ligar y matarse a porros. Shelton intentó trabajar a mediados de los 60 en la misma compañía de tarjetas de felicitación de Cleveland que Crumb, pero fue rechazado. Eso sí, ambos conocieron a Janis Joplin en diferentes grados de intimidad (parece que solo el rijoso de Robert se la benefició) y ambos ilustraron sendos discos míticos, Cheap thrills (Crumb) y Shakedown Street, de los Grateful Dead (Shelton). Y ambos consiguieron ganarse la vida con sus tebeos, compartiendo público, aunque el de Crumb tirara más al sector intelectual de la modernidad y el de Shelton se compusiera mayormente de canuteros internacionales con una especial querencia por el humor chocarrero. Tal vez por eso, la obra de Shelton, aunque apreciable, se ve ahora más datada que la de Crumb y bastante menos relevante. ¿Pero eran divertidos los cómics de Gilbert Shelton? Pues la verdad es que sí, aunque reconozco que hace años que no los releo.
Fiel al espíritu de su época, el señor Shelton se centró principalmente en dos series de historietas: Wonder Wart-Hog (1962), una parodia izquierdista de Superman que en España fue rebautizada como Súper Serdo (toda su obra la publicó aquí La Cúpula, casa madre de El Víbora, llegando el autor a vivir una temporada en Barcelona, que es cuando me lo presentaron y me pareció un señor mayor muy simpático) y The fabulous furry Freak Brothers (Los fabulosos Freak Brothers, 1968), que enseguida disfrutó de una secuela titulada Fat Freddy´s Cat (El gato de Fat Freddy, 1969). Productos típicos de la generación de Woodstock (o por lo menos, del sector dotado de cierto sentido del humor), Súper Serdo y los Freak Brothers son hijos de su tiempo y es poco probable que interpelen a lectores jóvenes destetados con los manga japoneses. Eso no quiere decir que carezcan de interés: simplemente, han envejecido peor que las cosas del gran Robert Crumb.
Puestos a elegir, me quedo con los Freak Brothers, y no solo (que también) en homenaje a la camiseta que me venía pequeña. Volverse a enfrentar ahora a Freewheelin´ Franklin, Phineas T. Freakears y Fat Freddy Freekowtski (el propietario del gato) es como internarse en un túnel del tiempo que desemboca en la América contracultural de aquella década prodigiosa a la que puso abrupto final el demente de Charles Manson. Reírse de los súper héroes o escoger como antihéroes a tres holgazanes perpetuamente drogados que no se llevaban nada bien con la policía eran garantía de éxito entre la comunidad contracultural de hace casi sesenta años. Y, en el fondo, el humor de Shelton era más blanco e inofensivo de lo que él creía, no diferenciándose en exceso, aunque suene a sacrilegio, al practicado por los dibujantes de la escuela Bruguera: la obra del señor Shelton tiene mucho de cápsula temporal.
Como Robert Crumb, el papá de los Freak Brothers también se exilió a Francia, donde sigue viviendo. Como Robert Crumb (con sus Cheap Suit Serenaders), también le dio por formar un grupo musical, los Blum Brothers, a medias con el francés Bruno Blum, que sigue más o menos activo a día de hoy. Debió acabar pillando una pasta en royalties, pues su producción cayó en picado a partir de los años 90, pero no parece que el hombre esté pasando hambre en la última etapa de su vida.
Gilbert Shelton estuvo en el lugar adecuado a la hora precisa y siempre en primera línea. Junto a Crumb y Vaughn Bodé (1941 – 1975), quien falleció prematuramente a causa de su afición a la auto asfixia erótica, formó parte del grupo pionero del underground norteamericano. No supo (o no quiso) evolucionar, pero muchos le debemos unas risas adolescentes que nos sentaron bien en su momento y nos hicieron sentir que formábamos parte del Rollo (fuera eso lo que fuese). Aunque nos apretara la puñetera camiseta pirata de los Freak Brothers.