Los impresionistas y la fotografía: el arte de captar la luz
Desde el 15 de octubre hasta el 26 de enero de 2020 el museo Thyssen acoge la exposición 'Los impresionistas y la fotografía', cita imprescindible del calendario cultural de la capital
13 octubre, 2019 00:00La aparición del daguerrotipo, en enero de 1839, y de las primeras fotografías supusieron un auténtico revulsivo en el mundo del arte. Esta nueva disciplina surgida de un proceso mecánico plasmaba una realidad sin artificios ni interpretaciones, a golpe de clic. A la pintura le había salido un gran competidor. Mientras que algunos pintores la despreciaban o la consideraban una amenaza, otros la convirtieron en una valiosa herramienta de trabajo, “la sierva de las artes” como decía Charles Baudelaire, que además de poeta era un reputado crítico de arte.
Instrumento o inspiración, arte o mera técnica, polémicas aparte, el caso es que ambas compartían un elemento clave, la luz, un periodo, la segunda mitad del XIX, y su afán por cambiar los rígidos códigos establecidos en esa época; y también participaban de una gran disparidad, el uso del color.
160 obras de los mejores museos
Bajo el título Los impresionistas y la fotografía, el museo Thyssen-Bornemisza exhibirá en sus salas, a partir del 15 de octubre, una original propuesta que enfrenta, de manera crítica y reflexiva, obras de Edgar Degas, Camille Pissarro, Édouard Manet, Claude Monet, Pierre-Auguste Renoir, Paul Cézanne o Marie Bracquemond frente a las incipientes fotografías de los pioneros Gustave Le Gray, Henri Le Secq, Félix Nadar, Eugène Cuvelier, Olympe Aguado o Charles Marville.
Paloma Alarcó, jefa de conservación de pintura moderna del Thyssen, es la comisaria de esta exposición que reúne más de 160 obras entre pinturas y fotografías procedentes de los fondos del museo y de valiosos préstamos de instituciones: el Victoria and Albert Museum de Londres, la Biblioteca Nacional de Francia, el Metropolitan de Nueva York, el Orsay de París, la Fundación Beyeler de Basilea además de colecciones privadas. La muestra está estructurada en nueve apartados con diferentes temáticas: naturaleza, ciudades y monumentos, el retrato y el cuerpo y la fotografía como archivo documental de obras de arte.
Arte al aire libre
La naturaleza como protagonista plasmada al aire libre era uno de los recursos más utilizados por los impresionistas. Lo fue también para los pioneros de la fotografía que acudían a los bellos bosques de Fontainebleau (ese escenario tan querido por la Escuela de Barbizón), los parques parisinos, el campo o a las orillas del mar para inmortalizar paisajes bañados por los rayos del sol.
Es la manera de aproximarse a la escena. El exterior se convierte en el lugar de trabajo, un inmenso estudio de luz natural. Obras de Camille Corot, Théodore Rousseau, Gustave Courbet, Claude Monet, comparten espacio con fotografías de Le Gray, Eugène Cuvelier, Édouard Baldus, Olympe Aguado o Alfred Sisley.
Arquitectura y cambio de perspectiva
Monumentos, edificios, fábricas o puentes captan la atención de fotógrafos y pintores. A unos les mueve un afán documental, ya sea por encargo como los hermanos Bisson o Le Gray, o por iniciativa propia, como el maestro Eugène Atget, el documentalista del viejo París.
Nada escapa a los ojos de los creadores. La ciudad se convierte en musa. Imágenes tomadas desde lo alto, escoradas o a ras del suelo cambian la perspectiva clásica de horizontalidad. Louis Daguerre, Charles Marville o Adolphe Braun crearon nuevos planos que años después adoptarían Pissarro, Gustave Caillebotte y Berthe Morisot en sus cuadros.
La mirada fotográfica de Degas
Conocemos al Degas pintor y escultor pero el artista francés también fue un entusiasta fotógrafo. Le gustaba sobre todo el retrato en interiores y hacía posar a sus amigos y familiares. En algunos de sus lienzos adoptó encuadres propios de la fotografía. Picado y contrapicado se aprecian en sus cuadros de desnudos. La exposición muestra algunas de sus desconocidas instantáneas tomadas en 1895.
Édouard Manet también se valió de la fotografía. Él sobre todo supo aprovechar su valor como instrumento para documentar su obra. Precisamente la última parte de la exposición está dedicada al archivo fotográfico de las obras del maestro impresionista. El fotógrafo Anatole-Louis Godet fue el encargado de reproducir sus cuadros. Algunas de las copias resultantes fueron coloreadas por el propio pintor creando así un sincretismo perfecto entre pintura y fotografía.