Las galerías de arte contemporáneo de Barcelona se hunden sin piedad
Alejandro Sales es el último profesional del sector que abandona su actividad
22 julio, 2017 23:00Barcelona había sido referente en coleccionismo, en arte, en galerías. Llegaba a rivalizar con París y mantenía el tipo con Zúrich, Londres, Nueva York o Chicago. Historia son la Sala Gaspar que acogió exposiciones de Picasso o de Dalí; Dau al Set como epicentro de los primeros movimientos del arte contemporáneo catalán; René Metras, el galerista más rupturista de todos los tiempos; Joan Prats, como referente internacional del arte contemporáneo internacional en Barcelona, y más tarde también cerraron Taché y Sendra.
Ahora le toca el turno al último de los grandes galeristas de Barcelona, el hacedor de artistas, de mecenas y de coleccionistas Alejandro Sales, que tras 30 años de actividad cierra por vacaciones y para siempre su galería de la calle Julián Romea, entre Balmes y Via Augusta.
Algunos de sus amigos, clientes y contactos de la comunidad del arte contemporáneo en Barcelona y en toda España afirman que su fin representa la estocada de muerte definitiva del sector galerista barcelonés y la desaparición del dinamizador del coleccionismo en la ciudad. Todos hablan de la carta de despedida que ha enviado a toda su base de datos. Fuentes próximas al mundo del arte comentan el impacto de la misiva, y aseguran que Sales ha recibido decenas de muestras de cariño por sus palabras y alaban su contenido, que ha llegado en forma de e-mail, de mensajes de texto y de llamadas.
La carta de despedida:
"El Fin
Todas las cosas tienen su fin y estas líneas son para comunicar el final de la galería.
Hace 32 años empezó mi andadura en este menester. Hubo tiempos buenos, otros malos, otros intensos y, últimamente, tiempos de desinterés.
Los principios no fueron fáciles, ya que en aquel momento el arte contemporáneo era la locura de unos pocos. Con el tiempo fue interesando cada vez más, hasta que estalló una especie de locura por poseer lo que muchos aún llamaban pintura moderna. En aquel momento aparecieron los museos de arte contemporáneo y el comprador de obras de arte se dio cuenta de que lo que en su día adquirió no estaba o, tal vez, muy poco representado en estos nuevos 'Santa Sanctórum' del arte. Podía recorrer medio mundo y en todos estos museos veía siempre lo mismo. Se había globalizado mundialmente el arte de una forma institucional.
Las ferias de arte irrumpieron por todo el planeta, y de las cinco o seis que había cuando yo empecé hoy se pueden contar por cientos. Cada vez con unas tendencias más provocadoras que a un cierto y respetable público dejaron de interesar para convencer a otro público de lo que según ellos son las nuevas tendencias.
Comentarios de directores de museos como 'a mí no me interesa la pintura' u otros que están muy al tanto de quien son los nuevos 'creadores' pero desconocen a Caspar David Friedrich, como alguno en su momento me comentó, da mucho para reflexionar. También he conocido a fotógrafos que no tenían máquina de fotografiar, que el precio de sus copias iba en función de su tamaño y que, las más grandes, su destino era sólo para museos. También da mucho que pensar. Podría escribir un largo libro de historias, vivencias y anécdotas. No descarto que algún día lo haga.
Nadar a contracorriente tiene el riesgo de ahogarse y hoy en esta profesión las aguas son muy turbulentas, y nadas a favor de estas corrientes o corres el riesgo que se te traguen las aguas.
Recuerdo, hace un montón de años, Leo Castelli me comentó: 'Yo he nacido en la generación de Jasper Jones, de Rauschemberg, de De Kooning y de ellos me interesa y me gusta su trabajo. Con Warhol ya es otra cosa, pero se vende bien. Tú mantente unido con los artistas de tu generación', me comentó, 'y si te haces famoso podrás vender lo que sea, aunque sean Barcelós'.
Poco debe extrañar esta decisión, en estos últimos años he visto cerrar lugares entrañables para mí, desde restaurantes, locales y hasta tiendas que parecía imposible desaparecieran de nuestro entorno y también galerías, unas por jubilación y otras que como yo que hemos prescindido en ocupar un lugar en esta ciudad que quizá ya no nos corresponda.
Tras más de 30 años de profesión he conocido a un montón de personas, desde artistas a galeristas. Clientes y algún que otro coleccionista. De muchos guardo muy buen recuerdo y espero que nuestra relación siga perdurando.
Espero haber contribuido en estos más de 30 años de algún modo en el ámbito cultural de esta ciudad. Fue y ha sido hasta el final mi preocupación la de mostrar cosas que particularmente me interesaron, fuera de modas y de tendencias y siempre con un guiño especial a la pintura, disciplina que según mi entender ha sido muy maltratada y muchas veces ninguneada. Brindo por esos pintores con vocación, tenacidad y oficio que siguen hoy aún en sus talleres esperando la llamada de algún coleccionista que quiera hacerse con alguna de sus obras.
Hasta final de julio, la galería permanecerá abierta por si alguien quiere venir a tomarse una cervecita fresquita, despedirnos o comprar alguna de las obras que durante estos más de 30 años he ido comprando y exponiendo.
Gracias a todos, y adiós.
Alejandro"