Exterior de la sede de Boboli en Llinars del Vallès

Exterior de la sede de Boboli en Llinars del Vallès Boboli

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Una empresa con sede en Llinars del Vallès impulsa la economía circular con ropa infantil de segunda mano

Boboli es una firma familiar con presencia en 63 países y un volumen de negocio de 38 millones de euros

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La firma catalana Boboli ha dado un paso adelante en su plan de sostenibilidad al lanzar una nueva línea de negocio centrada en la ropa infantil de segunda mano. En una fase inicial del proyecto, la empresa ha recuperado unas 1.800 prendas usadas a través de una veintena de sus tiendas, con la meta de alcanzar las 32.400 piezas recicladas en un plazo de cinco años.

Este nuevo enfoque empresarial cuenta con el respaldo económico de la Generalitat, que ha concedido una ayuda de 110.200 euros a través de ACCIÓ. Boboli, una compañía familiar fundada en 1984 en Mataró y con presencia en 63 países, distribuye más de cuatro millones de prendas infantiles anualmente, generando un volumen de negocio de 38 millones de euros. En 2014, la empresa trasladó sus oficinas a Llinars del Vallès.

La transformación del sector

Desde el año 2000, se ha centrado en el segmento infantil, operando tanto en tiendas propias como franquiciadas. Para llevar a cabo este nuevo proyecto, la marca ha instalado puntos de recogida de ropa en buen estado en varias de sus tiendas.

Según explica su CEO y directora general, Arancha Algás, esta iniciativa se enmarca en el reto que enfrenta el sector de la moda. “Además de una oportunidad de negocio, también hablamos de generar ocupación en el territorio”, defiende Algás. 

Durante el desarrollo del proyecto, Boboli probó diferentes colaboraciones antes de optar por un sistema propio de recogida. Esta estrategia les ha permitido recopilar 1.800 prendas y distribuir más de 900 vales de descuento como incentivo para quienes participan dejando ropa usada.

Las prendas recuperadas serán puestas a la venta en sus outlets. A futuro, la empresa se propone procesar alrededor de 162.000 kilos de residuos textiles en cinco años, con una proyección de beneficios que superan los 160.000 euros.