
Entrada al Taller Masriera, ahora propiedad del Ayuntamiento / WIKIPEDIA
El jardín secreto de Barcelona oculto tras un antiguo taller: parece del Imperio romano
Por este edificio en desuso pasó Lorca y ahora va a convertirse en un equipamiento cultural
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Los más observadores peatones de Barcelona, tal vez, han observado que en medio del Eixample, entra fachadas modernistas se esconde un templo romano. Al menos, de aspecto.
Si uno indaga ve que pese a parecer obra del histórico imperio italiano, la construcción es del siglo XIX, por tanto, neoclásica. Y no es un templo, sino un taller. Un taller que esconde un enorme jardín secreto que, en breve, va a abrir al público.
Pero la incógnita sigue siendo la misma: ¿qué hace una fachada diga del Imperio romano en el centro de Barcelona? El edificio fue diseñado por el arquitecto Josep Vilaseca i Casanovas, autor también del Arc de Triomf y de la Casa dels Paraigües. Su nombre: taller Masriera.
La historia de este falso templo se remonta a 1884, cuando se inauguró como sede del negocio de joyería y orfebrería heredado por los hermanos Frederic, Josep y Francesc Masriera. Estos, además de empresarios acomodados, eran apasionados de la pintura, por lo que convirtieron la planta superior del edificio en su taller artístico, mientras que la inferior servía como almacén y sala de exposiciones.
Como el templo de Augusto
Para el exterior, Vilaseca se inspiró en el entonces recién redescubierto Templo de Augusto, en el Mont Tàber, lo que explica su imponente estética clasicista. Unas columnas corintias, un frontón triangular y pórtico solemne que se ven desde la calle son la prueba más clara.
Con el tiempo, el edificio se transformó en un pequeño universo cultural. Lluís Masriera i Rosés, hijo de Josep, heredó el inmueble y lo convirtió en un teatro. Reformó por completo la planta baja para albergar representaciones y fundó en 1921 la compañía amateur Belluguet, que poco a poco fue ganando prestigio.
Edificio confiscado
En 1933, el lugar pasó a llamarse Teatro Studium, un espacio singular donde se mezclaban artes escénicas, pintura y cine. Hasta Federico García Lorca llegó a pasar por sus salas. Sin embargo, la Guerra Civil marcó un punto de inflexión.
El edificio fue confiscado por la Generalitat, y tras la contienda pasó por diversas manos del ámbito teatral, hasta que en la posguerra fue adquirido por una congregación religiosa, que lo amplió por la parte trasera para convertirlo en convento. Esta ampliación desfiguró parte de su esencia original.

Templo-jardín del Taller Masriera
Espacio abandonado
A partir de 2009, ya bajo propiedad de la Fundació Pere Relats, el edificio permaneció cerrado y en desuso, hasta que en 2020 pasó finalmente a ser propiedad municipal. El taller Masriera dormía, esperando que alguien rescatara su historia monumental.
Ese momento ha llegado. El Ayuntamiento de Barcelona ha resuelto el concurso de proyectos que debe marcar el inicio de la rehabilitación integral del conjunto, con el objetivo de reconvertirlo en un equipamiento sociocultural para el barrio de la Dreta de l’Eixample. El edificio albergará la nueva Biblioteca Sofia Barat, además de un teatro actualizado y un espacio comunitario y vecinal.
Nuevo proyecto
El concurso, que evaluó diez propuestas finalistas, ha sido ganado por la unión temporal de Estudio Länk Arquitectes y DATAAE. Su planteamiento prevé respetar el patrimonio histórico del taller, sino que lo integra con sensibilidad en un nuevo paisaje urbano más amable y verde.
La idea central del proyecto es liberar el templo de las ampliaciones que lo oprimen, recuperar su volumen original, y reintegrarlo en un jardín que se extienda desde el acceso hasta el interior de la manzana. Un oasis escondido en pleno corazón de la ciudad.
Un jardín espectacular
El jardín de entrada, ya de por sí un pequeño secreto para quien pasea por la zona, se convertirá así en un elemento central del proyecto. Este espacio verde se conservará y se ampliará hacia el interior, conectando visual y funcionalmente con el equipamiento cultural.
En cualquier caso, la arquitectura ligera, transparente y abierta, tiene que dejar respirar al antiguo templo, permitiendo que la vegetación y la luz natural vuelvan a ser protagonistas. Con la reforma también se espera recuperar la altura original del vestíbulo histórico del edificio, así como su iluminación cenital gracias a un tragaluz restaurado.
Cómo será el nuevo templo
La voluntad es crear una especie de ágora contemporánea, un espacio de entrada y encuentro, donde se mezclen el pasado noble del edificio con la vida cotidiana del barrio. La terraza del pórtico neoclásico se integrará directamente con el jardín, como un salón exterior que invita a la convivencia y el diálogo.
Desde el punto de vista funcional, el nuevo complejo se articulará en tres grandes bloques: la biblioteca, el teatro-salón de actos y los espacios comunitarios. Cada uno estará organizado de manera flexible, con zonas diáfanas, bien iluminadas y preparadas para múltiples usos.
Biblioteca con teatro
El teatro se transformará en un espacio polivalente, con un sistema de tarimas elevables que permitirá diferentes configuraciones según el evento. El aforo previsto será de 278 personas.
A nivel ambiental, el edificio será una muestra de arquitectura bioclimática. Su ubicación, protegida del sol directo por la densidad del Eixample, permite utilizar materiales ligeros y cerramientos transparentes para maximizar la luz natural. El resultado será un lugar fresco, luminoso y energéticamente eficiente, pensado tanto para el confort como para la sostenibilidad.
Tiempo de ejecución
El proyecto también quiere acompañar el proceso de renaturalización urbana que vive el Eixample, en sintonía con la pacificación de la calle Consell de Cent y las futuras reformas de patios interiores de manzana. Así, el taller Masriera no solo recuperará su valor como monumento, sino que se convertirá en un nuevo nodo verde y cultural, un pulmón comunitario que rescata del olvido uno de los secretos mejor guardados de la ciudad.
Las obras aún no han comenzado. Tras la adjudicación, el equipo ganador dispondrá de un plazo para redactar el anteproyecto, con un presupuesto inicial de 83.000 euros. Está previsto que esta primera fase esté lista en noviembre. A partir de ahí, se desarrollará el proyecto básico y ejecutivo con vistas a iniciar la rehabilitación en el próximo mandato.