El rincón preferido de Cataluña de Carlos Herrera

El rincón preferido de Cataluña de Carlos Herrera

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Ni Sitges ni Cadaqués, el rincón preferido de Cataluña de Carlos Herrera: "Invita a escuchar una habanera y a tomar el sol"

El famoso periodista ha aprovechado la llegada del verano para emprender una ruta por el territorio español

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Por mucho que algunos políticos provoquen el rechazo de la ciudadanía, Cataluña invita a conocerla y a quedarse, como mínimo, algunas semanas. Tiene sol, playas, montañas, piscinas naturales, fiesta, arquitectura, naturaleza, rutas de senderismo y BTT, cultura, pozas increíbles... Opciones ofrece.

Son muchos los famosos patrios e internacionales que se han dejado ver por aquí: Natalie Portman, Spielberg, Tom Holland, Timothée Chalamet, Dua Lipa, Kylie Minogue, Woody Allen... la lista es interminable.

Entre los patrios se encuentran Bardem, Penélope Cruz, Esperanza Aguirre y... Carlos Herrera. Sí, el periodista andaluz también se deja caer por aquí y este 2025 más que nunca.

El presentador ha aprovechado la llegada del verano para emprender una ruta por el territorio español y estos días se ha dejado ver por Cataluña. El resultado: ha acabado enamorado.

Herrera por el Camí de Ronda

Tal y como ha relatado a sus oyentes, Herrera ha emprendido una ruta a pie por la Costa Brava. Lo ha hecho por el Camí de Ronda, uno de los senderos más queridos por los catalanes. Se trata de los caminos de tierra que se abren paso entre bosques, playas y acantilados y que recorren el litoral catalán.

Equipado con unas "buenas Chiruca" y preparad con unas "buenas piernas y un buen palo para apoyarse", el andaluz ha salido a recorrer la costa gerundense y se ha enamorado. Dice haber sentido el "éxtasis y la felicidad".

Un sendero duro, pero precioso

No le ha sido del todo fácil. Admite que hay zonas del camino que son abruptas, que hay alguna que otra "subida exigente" y que se ha de estar alerta a las piedras y raíces que se cruzan por el sendero. Aunque le ha merecido la pena. Al final, acabó dando con el rincón de Cataluña que lo enamoró.

Lo contaba así a los micrófonos de la cadena COPE: "Desde arriba la vista lo recompensa todo y después bajar, con algún que otro accidente, hasta uno de los pueblos más bellos de la Costa Brava que es Calella de Palafrugell".

Calella de Palafrugell

Calella de Palafrugell WIKIPEDIA

El pueblo que enamora a Carlos Herrera

Esta zona, que es como un Cadaqués a lo grande, cuenta con una identidad propio, uns calas que enamoran y unas tradiciones que atraen cada año a cientos de miles de visitantes locales, nacionales e internacionales. Todos se enamoran de este municipio.

"Calella de Palafrugell invita a muchísimas cosas: a pasar el día de San Juan, a escuchar una habanera, a tomar el sol y a comerse algún producto oceánico de la zona". Todo suma en este pequeño pueblo de 666 habitantes.

Una playa especial

Que la cifra no asuste a nadie, el lugar parece sacado del paraíso. En la arena densa de Port Bo, las pequeñas embarcaciones reposan. Las viviendas de los pescadores con sus arcos abovedados observan la quietud, a escasos metros del mar.

Al fondo, un entramado de calles angostas y peatonales invitan a ser exploradas por el turista más curioso. Sobresaliendo entre los techos blancos, se encuentra la torre de la iglesia, atenta vigía con cierto toque maternal. Y como marco, los acantilados escarpados, los pinos y la orilla abrupta.

Es una estampa que muestra la majestuosidad de este antiguo pueblo pesquero. Y este es solo uno de los encantos de Calella.

En total, ocho playas rodean estas aguas cristalinas de Pot Bo. Son calas íntimas, protegidas, con arena dorada o piedras, perfectas para nadar, saborear una paella o entonar canciones populares que recuerdan a aquellos emigrantes que triunfaron en Cuba. El camino de los Americanos que cruza Calella, Llafranc y Llofriu también celebra su herencia.

Qué ver en el pueblo 

Si sigues caminando, sobre un saliente rocoso, está el mirador de Manel Juanola i Reixach, en honor al creador de las pastillas Juanola, oriundo de Palafrugell. Ofrece una vista excepcional de la playa de Canadell. Otra panorámica espectacular la brinda la punta de los Burricaires, entre Port Pelegrí y La Platgeta.

En este sentido, para gozar de vistas amplias y hacer algo de deporte, en Calella es imprescindible caminar por el sendero de ronda, que sigue la costa marcada por las señales blancas y rojas del GR-92. Hasta Tamariu son 9 kilómetros, que puedes hacer en unas 2 horas. El trayecto te lleva primero por Llafranc, luego hacia el faro de Sant Sebastià y, de ahí, hacia el tramo más salvaje, con una parada en Cala Pedrosa. Un paseo entre bosques, acantilados, vegetación mediterránea y el horizonte azul del Mediterráneo.

Playa de la Roca Grossa, en Calella

Playa de la Roca Grossa, en Calella DIPUTACIÓN DE BARCELONA

Qué se puede hacer en Calella

Pero mejor regresar al centro. Calella tiene un conjunto de callejuelas que dibujan el casco histórico. Allí te dejarás llevar por un encanto especial, en particular las de las Voltes y la Gravina, con buganvillas que adornan las fachadas albinas. Caminando sobre los adoquines, rápidamente te encuentras con la iglesia de Sant Pere.

La iglesia de Calella es una construcción modesta con una torre cuadrada y una única nave, pintada de blanco, siguiendo la tradición local. Alberga valiosas piezas artísticas y es famosa por su acústica, siendo el lugar idóneo para los conciertos veraniegos organizados por las Juventudes Musicales de Palafrugell. Y es que la música está unida a Calella. Al norte por la costa, en un entorno natural impresionante cerca del mar, se encuentra el castillo y los jardines de Cap Roig, unos de los más reconocidos del Mediterráneo. Cada verano, este rincón acoge un festival con presentaciones de los artistas más destacados.

Cómo llegar

Para llegar a Calella se ha de tener en cuenta las distancias. A solo 45 kilómetros del aeropuerto de Girona, 120 km de Barcelona y 50 de la frontera francesa, se posiciona como un destino ideal tanto para escapadas de fin de semana como para estancias más prolongadas.

Desde la capital se tarda cerca de hora y media por la AP-7. Uno debe tomar la salida 9 y seguir las indicaciones. Primero se va por C-35 y se toma la desviación por la C-31 dirección Palamós. Una vez pasado este municipio que enamoró a Capote, sólo hay que continuar por esa vía hasta dar con el destino.