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Historia

No es Francia: los Campos Elíseos de Cataluña existieron y este es su legado

Allí estuvo el primer parque de atracciones de Barcelona y se estrenó por primera vez una pieza de Wagner

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Cuando escucha o lee el nombre de los Campos Elíseos, lo primero que se le viene a la mente es París, Francia, el Arco de Triunfo… La cultura popular contemporánea y globalizada ha llevado a eso, pero ¿por qué no irse a Grecia? O mejor aún, a Barcelona.

El nombre de Campos Elíseos proviene de la antigua mitología griega, este era el lugar del inframundo reservado a las almas virtuosas y heroicas. Esta imagen creada por los griegos quedó en la mente de todas las generaciones que se raspasaron esta información y llegó a París, pero también a Barcelona.

Cuando llegó a la capital catalana, la antigua Grecia se dejaba para las clases de Historia. Los Campos Elíseos de París ya eran todo un referente internacional y se quiso trasladar a Barcelona. Y se hizo.

Muy pocos lo saben, pero los Elíseos barceloneses no son sólo parte de la historia de la ciudad, también es una realidad presente en el siglo XXI. Sólo hace falta estar atento para descubrir qué queda de ese legado.

Lugar de evasión

Antes de llegar a la actualidad hace falta viajar hasta mediados del siglo XIX, el crecimiento de Barcelona ya era imparable. La ciudad amurallada ya era irrespirable y hacía falta salir, escapar hacia algún lugar donde sentir el aire puro. Y que quedara cerca.

Fue entonces cuando se pensó en crear unos jardines, retirados del casco antiguo, que permitieran distraerse, escapar del bullicio e incluso distraerse y jugar. Fue así, como nacieron los Campos Elíseos de Barcelona.

Campos Elisios de Passeig Gràcia

Campos Elisios de Passeig Gràcia WIKIPEDIA

Dónde estaban los Campos Elíseos

Inspirados en los originales de Francia, el arquitecto Josep Oriol Mestres i Esplugas trazó un diseño que emulaba al de París y, el 12 de abril de 1853, la capital catalana tuvo sus propios jardines de inspiración francesa.

El lugar elegido para su construcción estaba al lado de la antigua ciudad amurallada y tenía una extensión mucho mayor que la de cualquier parque actual de la ciudad. Ubicado entre las actuales calles de Aragó, Rosselló, Passeig de Gràcia y Roger de Llúria, este afrancesado recinto ocupaba unas seis hectáreas.

Otros jardines de la ciudad

No era algo absolutamente nuevo, ya existían espacios similares alrededor. Eran los jardines del Tívoli, de la Ninfa y el Prado Catalán. Pero nada más aparecer los Campos Elíseos, se convirtieron en los más célebres, destacando por su oferta de atracciones y eventos.

Los Campos Elíseos no eran un simple parque urbano lleno de vegetación. Fue un auténtico complejo de entretenimiento con jardines exuberantes, paseos arbolados, plazas, estanques y pérgolas. 

Campos Elisieos de Barcelona a la altura de Passeig de Gràcia

Campos Elisieos de Barcelona a la altura de Passeig de Gràcia

Cómo eran

Los catalanes no tenían nada que envidiar a los franceses. Estos jardines barceloneses ya contaban con cafés, salas de baile, un restaurante y hasta una vaquería. 

Y para la diversión ofrecían juegos como tiro con ballesta, columpios, caballitos y pabellones de billar. También disponían de una exhibición de aves exóticas y, en el centro de una gran plaza, se celebraban conciertos de bandas de música.

Parque de pago

Todas estas actividades estaban completamente calendarizadas. La temporada alta comenzaba con la llegada del verano, en la tradicional verbena de Sant Joan, que incluía un concierto a las seis de la mañana. El cierre  llegaba el último domingo de septiembre tras las fiestas de la Mercè

No era un parque público como el de París, sino de pago. Para acceder al parque, los visitantes debían abonar la entrada: la sencilla costaba 2 reales, mientras que el abono anual ascendía a 25 pesetas. Las atracciones se cobraban por separado.

El primer parque de atracciones de Barcelona

Uno de los mayores atractivos de los Campos Elíseos era, precisamente, su innovador parque de atracciones, considerado el primero de la ciudad. Entre sus múltiples atracciones, la más impresionante eran sus montañas rusas de madera, con una torre central desde la que descendía una vagoneta a gran velocidad (llega a alcanzar los 50 km/h) por una larga rampa, para luego frenar en la subida siguiente y repetir el proceso. 

La atracción, toda una novedad, también estaba importada de Francia y generaba tanto entusiasmo como temor. Llegan a contar que el fenómeno fue tal que la reina Isabel II se atrevió a probarla.

Una discoteca en el parque

El parque fue evolucionando con nuevas atracciones. En 1855 se construyó un hipódromo, donde incluso se celebraron corridas de toros, y en 1858 se inauguró un circo que acogió a artistas de renombre como el mago Fructuós Canonge.

Pero no todo era mero entretenimiento. En sus jardines se construyó una especie de discoteca, el Salón de Verano. Era una enorme sala de baile con capacidad para 500 parejas, rodeada por una galería de 24 columnas y cubierta por una gran tela. Más adelante, este espacio se transformó en un teatro, donde se representaban zarzuelas, comedias y piezas operísticas.

Representación en los Campos Elisios de Barcelona

Representación en los Campos Elisios de Barcelona WIKIPEDIA

Estreno nacional de Wagner

De hecho, allí se estrenó Wagner por primera vez en España. La pieza elegida fue la Marcha triunfal de Tannhäuser y su director Josep Anselm Clavé, quien desde 1862 tomó el control del teatro.

Todo causó gran jolgorio y alegría y, aun así, tras hacer disfrutar a los barceloneses durante dos décadas, los Campos Elíseos de Barcelona cerraron sus puertas en 1872. La expansión del Eixample y el crecimiento del interés inmobiliario en la zona provocaron su decadencia.

Qué queda ahora

Aún así, el legado cultural de los Campos Elíseos perduró un tiempo más. Entre 1873 y 1876, su teatro siguió funcionando hasta que fue remodelado y reabierto en 1881 como el Teatro Lírico Sala Beethoven. Este nuevo espacio operó hasta 1900, cuando también desapareció. Ya apenas nadie recuerda aquella época. Ha pasado más de un siglo y apenas queda nada de aquella época. ¿Nada?

Si uno camina por la derecha del Eixample, ese nombre vuelve a aparecer. Si uno pasea entre las calles Mallorca y València, en paralelo al Passeig de Gràcia aparece el Passatge dels Camps Elisis, una zona residencial con pequeñas casas cuyo nombre recuerda a estos antiguos jardines de Barcelona que le hacían la competencia a París.