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Iglesia brutalista de Cataluña
La imponente iglesia brutalista de Cataluña: un proyecto alemán a pocas horas de Barcelona diseñado para la Costa Brava
La edificación es obra del arquitecto Robert Kramreiter, un austriaco que llegó a España con una historia muy alejada a la que cuenta 'The Brutalist'
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Sea por su calidad o por sus nominaciones a los Oscar, The brutalist se ha convertido en todo un fenómeno en las salas de cine españolas. A pesar de durar más de tres horas y medio, el público ha acudido en masa para ver esta historia sobre un arquitecto brutalista, exprisionerio de un campo de exterminio, que trata de rehacer su vida en Estados Unidos.
La cinta, protagonizada por Adrien Brody, ha logrado así dos cosas. Llenar las salas de cine y, además, en algunos espectadores ha despertado la curiosidad sobre la llamada arquitectura brutalista.
Brutalismo en Cataluña
Muchas veces criticada por su aspecto pesado y austero, lo cierto es que formó parte de toda una corriente de vanguardia, que quiso apostar por formas inusuales, distintas, y su juego con las líneas verticales y horizontales. La peor parte, tal vez, fue la de opción de poner reducidas ventanas en sus edificios.
Un claro ejemplo se puede ver en Cataluña, donde también hay edificios brutalistas cuyas ventanas son bastante reducidas. El edificio Walden 7, de Ricardo Bofill, es buena prueba de ello. Otros, como la Casa de la Meridiana, Oriol Bohigas; la Torre Colón, del estudio AGR o la Torre Urquinaona, de Antoni Bonet y Benito Miró, a pesar del reducido tamaño de sus ventanas, jugaron con poner muchas.
Un proyecto para la Costa Brava reubicado en Barcelona
Pero si hay un edificio catalán que destaca por ser puramente brutalista es una iglesia. No se encuentra en Barcelona, sino en su periferia. Claro que fue ideada para estar en otro lugar, en la Costa Brava.
La construcción en cuestión es la iglesia de Santa María de Sales, una de las más peculiares de toda Cataluña, con permiso de la Sagrada Familia de Gaudí, y su gemela creada por Jujol.
La iglesia del tobogán
Popularmente conocida como la "iglesia del tobogán", este templo destaca por su estructura de hormigón armado y su campanario de líneas curvas que se funde con la nave principal, una imagen poco habitual en la arquitectura religiosa del país.
La iglesia es obra del arquitecto Robert Kramreiter, un austriaco que llegó a la España franquista con una historia muy alejada a la que cuenta The Brutalist. Tal y como reporta Joaquín Medina Warmburg, profesor del Instituto Tecnológico de Karlsruhe, "lo hizo para proyectar y ejecutar obras para instituciones del régimen nazi", como prueba el Instituto Alemán de Cultura en Madrid (1942), "un edificio en el que no escatimó en adornos y parafernalia nazi como águilas imperiales y esvásticas".
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'The Brutalist'
De Tossa a Viladecans
Este no es el caso de esta iglesia, pero no por ello a historia de esta deja de ser particular. Todo empezó con la idea de construir un templo en la playa de Santa María de Llorell, entre Lloret y Tossa de Mar, en plena Costa Brava. De hecho, el balcón que tiene estaba pensado para instalar un altar al aire libre, permitiendo la celebración de misas en verano con vistas al mar.
Finalmente, el proyecto se trasladó a su actual ubicación en Viladecans, donde se inauguró con capacidad para 650 fieles sentados, duplicando el aforo inicialmente previsto. El cambio de ubicación fue un éxito para todos. El arquitecto puedo llevar a cabo su proyecto y el pueblo se dotaba de un nuevo espacio de culto que les era necesario debido al crecimiento de la población.
Un campanario espectacular
Más allá de eso, la iglesia es todo un símbolo de la arquitectura y de la ciudad. Su diseño rompe con los esquemas tradicionales del culto católico en Cataluña. Su estructura, basada en formas orgánicas y curvas que evocan las obras del arquitecto Le Corbusier, confiere al edificio un aspecto monumental y expresionista.
Su campanario, que alcanza los 22,3 metros de altura, es uno de sus elementos más icónicos: surge de la nave principal como una prolongación natural de la misma y desciende en una parábola, lo que ha valido al templo su apodo popular de la iglesia del tobogán.
Cómo es la iglesia
La nave el templo es amplia y casi circular, con un diámetro aproximado de 40 metros, lo que genera una sensación de espacio envolvente. Un detalle interesante es la disposición de los fieles durante la misa: el altar se encuentra en el centro del espacio y preside toda la estructura, permitiendo una mayor participación de la comunidad.
Para mejorar la accesibilidad y evitar interrupciones durante las celebraciones, la iglesia cuenta también con una tribuna con entrada propia, a la que se accede por unas escaleras laterales.
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Campanario de la iglesia de Santa María de Sales
Vidrieras catalanas
La luz es otro de los elementos clave en el diseño del edificio y eso que las ventanas pequeñas son un rasgo característico del brutalismo. Kramreiter aprovechó estratégicamente ventanas apaisadas, no muy grandes.
Estas aperturas están protegidas por vidrieras decoradas y policromadas del artista Llucià Navarro para jugar con la iluminación natural. En estos coloridos cristales se representan episodios bíblicos como la Pasión, la Resurrección de Jesús, la Ascensión y el Pentecostés, dotando al espacio de un ambiente místico cuando los rayos del sol atraviesan los cristales.
Una iglesia 100% brutalista
Todo ello hace de la iglesia de Santa María de Sales un referente del brutalismo arquitectónico, un estilo caracterizado por el uso predominante del hormigón visto, los volúmenes geométricos contundentes y la integración de la funcionalidad con la estética. Claro que Kramreiter le dio su toque con esas rampas y desniveles que refuerzan su imagen escultural.
La solidez del edificio también es un factor característico. Su cimentación es tal que fue necesario instalar 126 pilotes de hormigón de 12 metros de profundidad, debido a su ubicación entre las rieras Palmer y Batllorí.
Declarada Bien de interés cultural
Esta robustez le han permitido resistir al paso del tiempo. Desde su construcción, la iglesia no ha sufrido alteraciones significativas, aunque en su interior se ha añadido un revestimiento de madera en algunas capillas y el entorno ha cambiado con la presencia de vegetación que en su origen no estaba. En los años 80 se incorporaron cuatro campanas en el campanario, bautizadas con los nombres de Martina, María de Sales, Rosa y Mercedes.
No son muchas las obras brutalistas que hay en Cataluña, pero las que hay, como la Iglesia de Santa Maria de Sales, son de estilo que impresiona. Sabedores de la importancia de esta yoya arquitectónica, el Ayuntamiento de Viladecans ha declarado al templo Bien Cultural de Interés Local.
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Interior de la iglesia de Santa María de Sales
Quién es Kramreiter
Antes de acabar, por eso, destacar otro factor importante de esta construcción: su autor. Robert Kramreiter, nació en Viena en 1905 y desarrolló su carrera en diversas ciudades europeas antes de trasladarse a España. En sus inicios trabajó en Düsseldorf, Berlín y Colonia, diseñando edificios industriales e iglesias, hasta que llegó la guerra.
Su obra en Cataluña y el mundo
El arquitecto austriaco se mudó a España durante Segunda Guerra Mundial en 1941, donde participó en varios proyectos culturales y religiosos. Algunos de ellos, como el del Instituto Alemán de Cultura en Madrid (1942), con clara voluntad propagandística.
Su estilo, influenciado por el expresionismo alemán, quedó reflejado en Santa María de Sales, pero también en la fábrica Siemens de Cornellà de Llobregat. Tras regresar en 1950 a su Viena natal, Kamreiter no olvidó su conexión con el país que le dio cobijo y colaboró en la reforma de la Embajada de España en Viena. Por su parte, la España franquista le reconoció todo su trabajo en el país y en 1961 recibió la Orden al Mérito Civil Español por su contribución a la arquitectura.