La masía abandonada de un discípulo de Gaudí: un Bien de Interés Cultural del que sólo queda la chimenea
Este encargo sirvió para renovar una vieja construcción del siglo XVIII
El modernismo es una de las marcas de Cataluña. Esta corriente artística tuvo grandes maestros. El más conocido de todos es Antoni Gaudí, pero Sagnier, Puig i Cadafalch y Domènech i Montaner ocupan un lugar destacado en el mundo de la arquitectura mundial.
Por mucho que lo parezca, el modernismo no acabó con su muerte, algunos de estos arquitectos tuvieron muy buenos discípulos, cuyas obras aún perduran y destacan. Otras pasan desapercibidas.
Los discípulos de Gaudí
Si bien las obras de Jujol son cada vez más reivindicadas, no destacan de mucha atención las de Joan Rubió i Bellver. Tal vez, una de las razones es porque su trabajo se centró mucho lejos de Barcelona, especialmente en el Baix Camp. Él fue el responsable de una de las reformas más destacadas de una masía de la zona, perteneciente a una familia noble catalana, el Mas d’en Perdiu, un bien cultural de interés local del que solo queda la chimenea.
Este edificio, una muestra excepcional de cómo el modernismo catalán supo integrarse en el paisaje rural, se construyó gracias a los contactos del arquitecto con Antoni Serra i Pàmies. Ambos eran cuñados de cuñados, pero compartían ideales catalanistas. Este burgués catalán, natural de Valls, le encargó esta casa a Rubió.
Encargo entre cuñados
Pàmies era consciente de que su amigo se había formado en el taller de Gaudí, allí ya había empezado a recibir los primeros encargos y él no iba a ser menos. Así que le encargó la reforma de su masía, que era original del siglo XVIII.
El noble catalán quería adaptar su casa a los nuevos tiempos, por lo que no dudó en contactar con Rubió. Así, en 1910, el Mas d’en Perdiu se convirtió en uno de los lugares más espectaculares del Baix Camp.
Obra 100% modernista
El arquitecto hizo lo que el modernismo sabía hacer mejor: reinterpretar espacios tradicionales y darles un carácter artístico único, prestando especial atención a los elementos naturales y del entorno Así, sobre la base de una estructura agrícola, Rubió introdujo elementos que elevan el conjunto a una categoría de excepcionalidad.
Si bien ahora está en ruinas, sólo de lejos, uno ya puede ver que esa masía tenía y tiene un aire especial. El rasgo más distintivo del mas es su monumental chimenea.
Una chimenea particular
Hecha de ladrillo visto, esta pieza combina funcionalidad, diseño innovador y ornamentación simbólica. La chimenea presenta una estructura helicoidal en su base, que no solo refuerza su estabilidad, sino que también añade una dimensión estética dinámica al conjunto.
Su cúspide, recubierta de trencadís en tonos vivos, imita hongos que parecen brotar de la estructura, añadiendo un toque orgánico que se integra a la perfección con el entorno natural. Esta imagen le da un cierto aire a la que en su día Gaudí realizó para la Casa Vicens, una de sus primeras obras, y la de Bellesguard.
Cómo es
El remate de la chimenea de Rubió, coronado por una pequeña cubierta cónica y merlones triangulares, refuerza su verticalidad y le da una apariencia majestuosa. De hecho, su altura y diseño cumplía un papel de hito visual en el paisaje agrícola del Baix Camp.
Más allá de esta parte del mas, que es el que mejor se conserva, el interior se diseñó acorde a la antigua grandeza de la casa. El comedor principal, situado en la planta alta, combinaba arte y funcionalidad. Las paredes estaban decoradas con frescos de motivos florales y vegetales, probablemente realizados por el propio Rubió, que armonizaban con el zócalo, donde se mezclaban la cerámica y la pintura en una composición única. Lástima que apenas se aprecien en la actualidad.
El 'escalfaplanxes'
Entre los elementos más destacados se encuentra el escalfapanxes, una estufa de cerámica vidriada de extraordinaria calidad, típica del modernismo catalán en su mejor época. Este elemento no solo servía para calentar el espacio, sino que también se convertía en una pieza central de la estancia, donde se reunía la familia e invitados.
El comedor también estaba equipado con un sistema de iluminación avanzado para su época. Una lámpara de hierro forjado con un brazo giratorio y un ventilador mecánico, que desafortunadamente se ha perdido, formaban parte del mobiliario. La atención al detalle en los elementos decorativos, como las rejas de hierro forjado en los balcones y las barandillas, refleja la maestría artesanal que caracterizaba las obras de Rubió.
El diseño exterior de esta masía también combina materiales tradicionales con innovaciones modernistas. Construido con piedra revestida de argamasa, el edificio presenta una estructura longitudinal con planta baja, un piso y una buhardilla en el cuerpo central. Su tejado, con aleros diferenciados que ya apenas se aprecian, delata las etapas constructivas del edificio: la base agrícola original del siglo XVIII y la reforma modernista de principios del siglo XX. En el jardín, Rubió diseñó bancos con respaldos elaborados a partir de guijarros dispuestos en patrones de espiga, un detalle que une naturaleza y diseño en un lenguaje común.
El Mas d'en Perdiu por eso ya no es lo que era. Muertos los propietarios, pasó a manos de una empresa agrícola italiana, pero la quiebra de la compañía dejó el edificio en estado de abandono. Hoy, el vandalismo y el paso del tiempo han reducido gran parte de su esplendor, pero la chimenea, el escalfapanxes y algunos frescos aún permanecen como testigos de una época en la que el arte y la funcionalidad convivían en armonía.