La historia de Cataluña guarda pequeños secretos que hablan especialmente bien de la idiosincrasia del territorio. No todo el patrimonio histórico y romano son circos, templos, teatros o termas. Son las construcciones más conocidas, sí, sobre todo por su importante tamaño. De allí que en Cataluña sean conocidas las termas de Caldes Montbui o el teatro y el circo de Tarragona, por poner sólo dos ejemplos.
Luego están las murallas de varios pueblos, el poblado greco-romano de Empúries y, por último, una domus mucho menos conocida, pero igual de relevante. Se trata de una casa del siglo I d.C. que se encuentra cerca de Barcelona y que lleva cerca de 20 siglos habitadas.
Dónde está la casa
La casa en cuestión se encuentra en eso que se suele llamar periferia de Barcelona. En una localidad que pasa muy desapercibida para el turismo pero de un gran atractivo cultural y arquitectónico. Parets del Vallès.
Situado en el suroeste de la comarca del Vallès Oriental, este municipio ha sabido combinar su desarrollo industrial con la conservación de un rico patrimonio histórico. Situado a poca distancia de la capital catalana y con una excelente red de comunicaciones, ha atraído tanto a visitantes como a nuevos residentes, especialmente desde la década de 1960, cuando comenzó su crecimiento industrial.
Qué ver en Parets del Vallès
A pesar de este desarrollo, Parets sigue ofreciendo una profunda conexión con su pasado, con importantes vestigios arquitectónicos que lo convierten en un destino interesante para quienes desean descubrir la historia de Cataluña. Entre los edificios más destacados de Parets se encuentra la Torre de Cellers, un monumento medieval del siglo XI catalogado como Bien Cultural de Interés Nacional, que es testimonio del papel defensivo que tuvo la zona en tiempos pasados.
La Iglesia de Sant Esteve, que data de épocas anteriores y cuenta con un conjunto escultórico del famoso artista catalán Frederic Marès, es otro ejemplo del valioso patrimonio del municipio. El recorrido por Parets incluye también masías de los siglos XVIII y XIX, como la Marineta, y algunas casas modernistas que enriquecen su paisaje urbano. Además, el arte contemporáneo tiene su lugar en el mural pop de Arranz-Bravo y Bartolozzi, lo que añade un toque de modernidad al entorno.
Domus romana en pie
Sin embargo, el verdadero tesoro histórico de Parets del Vallès es la Torre de Malla, una edificación que tiene la particularidad de ser la casa habitada más antigua de Cataluña, ya que sus orígenes se remontan al siglo I d.C., cuando fue construida como una domus romana, al menos estas son las teorías que sostienen los expertos.
Este edificio es un vestigio vivo del pasado romano en Cataluña, una construcción que ha evolucionado a lo largo de casi dos milenios. Originalmente, fue una domus romana, utilizada como villa agrícola, pero con el tiempo fue transformándose en una masía fortificada que adquirió su aspecto actual tras varias reformas.
La historia de esta casa: todo lo que debes saber
La construcción destaca por sus dos torres cuadradas, que le dan un aire imponente y reflejan su función defensiva en tiempos medievales. El cuerpo central, con techumbre a cuatro aguas, está precedido por un porche que hace de terraza para la planta principal, y en su interior conserva arcos de medio punto que remiten a su origen romano.
El nombre original de esta construcción era Vilatzir, como se menciona en el acta de consagración de la Iglesia de Sant Esteve en el año 904. A lo largo de la Edad Media, la torre fue de la familia Vilatzir, una de las más influyentes de la zona. Fueron ellos quienes impulsaron la reforma de la iglesia en el siglo XIII, y su relevancia queda reflejada en el hecho de que varios de sus miembros fueron enterrados en su interior.
Domus habitada
La familia Malla dio nombre al edificio a partir del siglo XVI, cuando adquirió la propiedad, y desde entonces ha permanecido vinculada a la torre. A lo largo de los siglos, la Torre de Malla ha pasado por diversas manos, incluyendo los dominicos del convento de Santa Caterina, quienes la poseyeron hasta la desamortización en 1835.
Lo más sorprendente de esta antigua domus no es solo su antigüedad, sino el hecho de que sigue siendo una vivienda habitada. A pesar de que a lo largo de los siglos, la edificación ha sido testigo de importantes momentos históricos, y ha sido objeto de varias reformas que han permitido su preservación, se mantiene activa. Activa y majestuosa.
Cómo es
La estructura actual del edificio data de finales del siglo XIX, pero aún conserva muchos de sus elementos originales, como la ventana gótica en una de las torres, que es típica del siglo XV.
También cuenta con una capilla dedicada a Sant Iscle, cuya primera mención aparece en documentos del siglo XI, aunque la estructura actual es de 1779. La torre se encuentra en medio de un entorno agrícola, con una era y antiguos lavaderos que recuerdan su función como centro agrícola durante siglos.
Visitas del público
Por último, destacar que la familia que actualmente habita el edificio es consciente de la importancia histórica del lugar, lo que ha ayudado a su preservación y a que cualquier persona la pueda disfrutar. Eso sí, desde fuera.
Aunque el edificio no está abierto al público, los propietarios permiten que los curiosos se acerquen a tomar fotografías del exterior, manteniendo viva la conexión entre esta joya histórica y la comunidad local.
Cómo llegar
Pocos edificios en Cataluña pueden presumir de una trayectoria tan larga y variada, y el hecho de que todavía esté habitado lo convierte en un símbolo de la durabilidad y la adaptabilidad de las construcciones antiguas. Su estado actual, perfectamente conservado, es un ejemplo del valor del patrimonio cultural y de la importancia de su preservación.
La Torre Malla sirve también de ejemplo de la rica diversidad de experiencias que propone Parets. Un lugar al que se puede acceder fácilmente en tren. La línea R3 de Rodalies, con destino Vic, tarda una media hora en llegar desde Barcelona. Mismo tiempo que se tarde en coche, a través de la autopista C-33 en dirección a Granollers y hasta incorporarse a la AP-7. Tras unos 20 kilómetros, se toma la salida 14 hacia la carretera C-17 que llega a destino.
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