Así es el pequeño pueblo de Valencia repleto de yacimientos arqueológicos: Patrimonio de la Humanidad desde 1998
Este desconocido municipio alicantino también tiene una feria declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional
9 septiembre, 2024 11:20Noticias relacionadas
España es un país lleno de historia. Decenas de civilizaciones han pasado por estas tierras. Cataluña es un claro ejemplo: hay ruinas íberas, griegas, romanas, árabes, judías… Pero este no es el único territorio que goza de esta riqueza histórica y cultural.
Cualquier comunidad autónoma del país cuenta con yacimientos arqueológicos de esta época, cada uno con sus características. El interior de la provincia de Alicante, por ejemplo, guarda joyas poco conocidas para quienes buscan un turismo diferente, marcado por la historia, la arqueología y la belleza natural.
Dónde está
Un claro ejemplo de ello es Cocentaina, la capital de la comarca del Comtat, situada en un entorno privilegiado entre el río Serpis y la sierra de Mariola. Este municipio, con más de 12.000 habitantes, destaca por su rico casco histórico y por estar repleto de vestigios arqueológicos que abarcan desde la prehistoria hasta la época medieval, ofreciendo a los visitantes un recorrido por miles de años de historia.
La existencia de tantas ruinas de siglos pasados se debe a que el municipio fue un lugar estratégico desde el Paleolítico, algo que supieron aprovechar también en el neolítico, pero también en épocas prerromanas los pueblos íberos y más adelante los musulmanes y los cristianos. Algo que queda patente si se pasea por sus calles y se adentra en sus ruinas.
Patrimonio Histórico
Uno de los puntos claves son los tres abrigos prehistóricos que, junto a otros que conforman el arte rupestre del arco mediterráneo de la península ibérica, son testigos de los primeros asentamientos humanos en la zona. Allí se conservan pinturas rupestres de arte esquemático que fueron declarados Patrimonio de la Humanidad en 1998.
En los abrigos de Alberri, de la Paella y de la Penya Banyà, zona de cazadores desde la prehistoria, se hallan pinturas realizadas en tonos rojizos y negros que representan figuras humanas y animales, aunque también se contemplan símbolos abstractos. Los historiadores datan este arte rupestre entre el 6000 y el 3000 a.C. y su estilo recuerda al de pinturas rupestres encontradas en la Península.
Preromanos y musulmanes
Pero la importancia de Cocentaina no se quedó sólo en la época prehistórica, cuenta también con importantes yacimientos íberos como la Serreta, el Pic Negre y la Tortea, donde se encontraron piezas tan valiosas como los Plomos de Alcoy y la Divinitat de la Serreta. Aunque no todo queda allí, ellos fueron los primeros en ver la importancia estratégica del lugar y otras civilizaciones la aprovecharon.
En la época musulmana, la villa se convirtió en un próspero enclave agrícola, militar y administrativo. Los documentos históricos y los restos arquitectónicos, como el arrabal, el castillo y las numerosas alquerías en los alrededores, son una clara muestra del papel que tuvo Cocentaina durante la dominación islámica.
Qué ver
Un paseo por el casco antiguo, que permite recorrer sus estrechas calles, mantiene el trazado de tiempos cristianos y moriscos, y visitar monumentos emblemáticos como las torres de la muralla, los conventos y las iglesias parroquiales.
El corazón histórico de Cocentaina alberga también el Palau Comtal, un majestuoso edificio del siglo XIII que en su interior acoge el Museo Arqueológico Municipal, con exposiciones que abarcan desde la época romana hasta la Edad Media. La parroquia del Salvador, con su impresionante fachada barroca y retablos decorados, y el Convento de Nuestra Señora del Milagro, con su notable colección de arte sacro, son otras paradas obligadas para los amantes de la historia y el patrimonio cultural.
El centro cultural del pueblo que es un excelente punto de partida para recorrer a pie el casco histórico. Desde aquí, es posible explorar las principales atracciones de la población, como las históricas plazas de Sant Pau, Sant Pere y Sant Isidre. Un espacio, donde además de contemplar el trazado medieval de la ciudad, se puede disfrutar de la variada oferta gastronómica de bares y restaurantes.
Una de las visitas imprescindibles destaca el refugio antiaéreo de la Guerra Civil, un espacio que narra la historia reciente de la localidad y que ofrece una perspectiva única sobre los difíciles años de conflicto. Además, el lavadero público en la plaza Pla de la Font, un punto tradicional de encuentro y socialización, es un testimonio de la vida cotidiana de tiempos pasados y el lugar de origen de la popular Fira de Tots Sants.
Fiestas y qué hacer
Esta celebración es, precisamente, uno de los días grandes de Cocentaina. Esta feria, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, reúne a más de 400 expositores que muestran lo mejor de las actividades agrícolas, ganaderas y artesanales de la región, además de incluir un animado mercado medieval y árabe. Las fiestas de Moros y Cristianos, con sus desfiles, música y coloridos trajes, son otro de los grandes atractivos culturales de la localidad, sumergiendo al visitante en una tradición que se remonta siglos atrás.
Para los amantes de la naturaleza y el senderismo, Cocentaina ofrece diversas rutas e itinerarios homologados que atraviesan el Parque Natural de la Sierra de Mariola y otros parajes emblemáticos de gran valor paisajístico y etnográfico. Las rutas permiten descubrir no solo la belleza natural de la comarca, sino también sumergirse en la historia del lugar, pasando por castillos, ermitas y antiguos caminos medievales.
Qué comer
Pero no todo se acaba en la historia, la arquitectura y la cultura. La gastronomía de Cocentaina es otro de sus grandes reclamos. La cocina local es un claro reflejo de su tradición montañesa y agrícola. Sus platos suelen ser contundentes y se degustan en casi cualquier restaurante y bar de la zona.
Entre sus delicias destacan los guisos de montaña, las olletas, y los productos locales como los embutidos y los quesos artesanales. Además, la localidad es conocida por sus dulces típicos, que combinan la herencia morisca con la repostería tradicional valenciana. Entre ellos destacan las ametles ronyoses, que son almendras caramelizadas que se dejan secar al aire libre, y el genaro, una tarta de hojaldre con una cobertura de higos y azúcar.
Cómo llegar
Llegar a Cocentaina en coche desde Barcelona implica cerca de tres horas y media al volante, pero es bastante fácil arribar. Se va por la autopista AP-7 en dirección Valencia y tomar la salida 434 hacia Alcoy/Cocentaina.
A partir de allí sólo hay que seguir por la carretera N-340 hasta llegar al municipio. Eso sí, para llegar al centro se va a pasar por varias rotondas, pero con un final feliz, en la Plaça el Teular hay un parking gratuito muy cerca del centro cultural.