El actor Javier Gutiérrez

El actor Javier Gutiérrez EFE

Famosos

Javier Gutiérrez: "No entiendo a la gente a la que no le interesa la política"

El actor se enfrenta a los terroríficos fantasmas de la estación más maldita de Barcelona en su última película

4 septiembre, 2024 18:36

Noticias relacionadas

Javier Gutiérrez no para. Él asegura que durante la pandemia lo hizo un poco, pero el espectador de cine y teatro siempre lo ve en activo. Ahora regresa al cine para enfrentarse a los fantasmas de la parada de metro más terrorífica en Estación Rocafort.

Hacía 18 años que no se metía en el género y está encantado. Los amantes del género se van a encontrar frente a un film que bebe de la leyenda urbana de esta estación del metro de Barcelona, teñida de una historia de ficción que mezcla maldiciones de tiempos remotos y un pasado muy duro. Hay sustos, sí, pero también una trama en la que se deja ver la soledad de los vecinos de una gran ciudad y otros problemas de salud mental derivados de traumas del pasado. Esto es lo que más le gusta a este actor madrileño. Así lo cuenta a Crónica Global.

¿Cómo llega a este proyecto? ¿Conocía la leyenda que pesa sobre la estación Rocafort?
No, no conocía nada. Luego, claro, documentándote, te das cuenta de por qué esta película. Y sobre todo te preguntas cómo no se ha hecho antes habiendo directores tan interesantes y tan dotados para el género como Bayona, Paco Plaza o Jaume Balagueró, que son de la misma ciudad.
Pero se apuntó.
Bueno, me subí al proyecto porque hacía mucho tiempo que no transitaba el cine de terror. Tuve una primera incursión hace muchísimos años de la mano de Álex de la Iglesia. Él me ofreció mi primer papel protagonista, en la TV-movie La habitación del niño, pero no me habían vuelto a ofrecer nada de terror y me apetecía mucho volver a hacer género. Sobre todo con un personaje tan poliédrico como este expolicía, derrumbado física y emocionalmente.
Realmente le pasa y le pesa de todo. Es una peli de terror, pero su personaje tiene mucho poso. ¿Cómo lo definiría?
Es un personaje al que le persigue al que le persigue su pasado. Eso le pasa factura y se da a la bebida. Está tan derrumbado que se redime gracias al personaje de Laura, que la hace volver al escenario del crimen y ayudar a esta chica para detener esta leyenda negra.
Una leyenda negra que pasa y que, en parte, existe o pesa sobre la estación Rocafort de Barcelona, pero no se grabó allí, ¿puede ser?
Claro, eso lo preguntáis la gente de Barcelona, pero para los que no somos de aquí, no nos parece tan importante. Pero no, no fue allí. Porque como el metro trabaja un día 24 horas y el resto de la semana casi y siempre hay gente trabajando, fue muy difícil rodar en el metro. Teníamos que estar preparados, maquillados, vestidos y muy alerta, porque disponíamos de muy poquitas horas, unas cuatro o cinco horas en mitad de la noche, para poder rodar. Eso también le da un punto de energía interesante al rodaje porque formaba parte de una adrenalina que le venía muy bien a la historia. Pero supongo que será por eso de los permisos de dónde se puede rodar o no. 
El actor Javier Gutiérrez

El actor Javier Gutiérrez EFE

Y tras rodar esta película, ¿da más miedo ir en metro?
¡Evidentemente! (ríe). Además, se siguen viendo todavía algunos vídeos en los que hay alguien que se asoma al andén peligrosamente y pasa alguien y lo empuja. Ese tipo de situaciones, no digo que sean a diario, pero sí suelen pasar en el metro. Y si encima sucede en una estación como esta sobre la que pesa una leyenda negra desde que se construyó en la que hubo muertes desde su construcción, una ola de suicidios y hasta fantasmas…
¿Usted cree en este tipo de fenómenos paranormales?
(Ríe). Bueno, pueden pasar. Pero fíjate que yo, habiéndome criado en Galicia, nunca he sido yo de meigas ni de brujas. Pero rehúyo un poco de ese tipo de historias, porque no me siento cómodo, prefiero obviarlas o pasar de puntillas. Aunque ya dicen en Galicia que igual haberlas háylas, así que mejor que no me pille el metro a ciertas horas o cerrándose.
En cualquier caso. El terror decía que lo tenía abandonado y le apetecía volver. ¿Le tiene un cariño especial?
Bueno, me divierte como espectador. Te deja ese regusto de pasarlo bien mal, ¿no? Las que son de mucho terror, de sustos uno detrás de otro, esas sí que lo paso realmente mal. Esta, en cambio, es casi un thriller sobrenatural o un thriller psicológico, porque también la película habla sobre la salud mental, sobre la soledad del individuo en una gran ciudad. Por eso creo que Estación Rocafort está hecha de diferentes capas que hacen que no solo se acerque el fan del cine de terror, sino que tiene un público mucho más amplio que puede llegar desde otro lugar. No es puro género.
¿La gran ciudad también es un elemento de terror que obliga a la gente a aislarse?
Por supuesto, leía hace poco una noticia terrorífica en la prensa. Habían descubierto en el último año no sé qué número de personas mayores que vivían en soledad y una de ellas había pasado un año hasta que los vecinos se habían dado cuenta de que había desaparecido y cuand llegaron a su casa estaba muerta desde hacía seis o siete meses. Eso habla de los solos que estamos, sobre todo en las grandes ciudades, donde parece que uno está rodeado, pero realmente no conocemos casi a los vecinos de nuestra escalera. La película tiene mucho que ver con eso, con cómo enfrentarse a esa soledad. Vemos a esa chica que viene de otro país y que tiene que trabajar en el metro, en un puesto en el que pasa gran parte de su jornada sola en una estación que amenaza constantemente con que ocurran cosas muy siniestras. 
¿Diría que hay aspectos sociales en esta película que parece sólo de terror, entonces?
Sí, ya te digo. La película tiene diferentes lecturas, va más allá del puro género. No hay tanto susto fácil, la película tiene bastante enjundia.
Fotograma de 'Estación Rocafort'

Fotograma de 'Estación Rocafort' FILMAX

Bueno, usted suele elegir este tipo de papeles o películas que cuentan algo a nivel social. ¿Elige las funciones en papel de eso? 
No creas que en este país hay tantos actores que puedan elegir los proyectos, no siempre se puede elegir. En mi caso no siempre puedo elegir, pero sí es cierto que dentro de las ofertas que puedo tener, trato de no de ser exquisito, pero sí de aprender, de que el personaje que me ofrecen me pueda enriquecer y yo también pueda aportar algo, no solo al personaje, sino también a la historia. En ese sentido, yo siempre digo que me considero un actor creador, porque los actores no somos meras fichas a las que el director puede mover aquí y allá. A mí me gusta entablar un diálogo con el director o directora y ser parte activa del proceso creativo. No digo que vaya a reescribir el guion, pero sí me gusta investigar sobre el personaje y poder aportar desde mi lugar de actor en diferentes campos, como puede ser el guion o introducir este o aquel elemento. Suelo ponerlo encima de la mesa y, si el director considera que es interesante y puede enriquecer a la historia y aportar algo nuevo, pues bienvenido sea.
Me gusta mucho el matiz porque ahora se ha montado una gran polémica sobre la importancia del guión y la relación de los actores con él. ¿Cree que es normal o cree que siempre, desde el entendimiento, el actor ha participado del guion? 
Yo soy un gran respetuoso del guión. Los actores sin guión somos poca cosa. De hecho, cuando hay un buen guión, cuando hay unas buenas líneas escritas, para mí forman parte de la mitad de nuestro trabajo. A partir de ahí uno empieza a imaginar y a soñar, a fantasear con el personaje, Ver cómo puede mejorar o adaptarse a lo que está escrito. Pero sí, como te decía antes, los actores tenemos una labor, y nuestra labor no es simplemente ser cabezas parlantes, sino también dialogar y entablar una conversación que a veces puede surgir con el director de turno, para añadir o enriquecer la historia que estamos contando. Pero siempre tiene que ser con el beneplácito del director y del guionista o guionistas. El cine es un trabajo en equipo y los actores solos somos como Messi jugando con una pelota. Tienes que tener a 10 compañeros que hagan que el suflé suba porque no tiene ningún sentido jugar solo con la pelota. Los actores sin una historia, sin una buena luz, sin un buen vestuario, sin un buen maquillaje, que nos ayude a componer, a encarnar al personaje, creo que no somos nada.
De hecho, la actuación, el cine o el teatro son muy diferentes a ese trabajo solitario como el del pintor o escritor, ¿no?
A mí me da rabia, sobre todo porque el trabajo del guionista es un trabajo muy denostado en nuestro país. Durante cierto tiempo hubo mucho ninguneo a la figura del guionista, es muy injusto.
Bueno. Y ahora lo vemos en cine con Estación Rocafort, pero luego vuelve a la pequeña pantalla con una serie en la que hace de Felipe V, 'La vida breve'. ¿Es así?
Y también sobre la salud mental (ríe), porque, pobre, era un rey que no quería estar donde estaba. Tenía alucinaciones y veía fantasmas aquí y allá. Aunque en la serie está todo esto en clave de comedia creada. Está dirigida por Adolfo Valor y Cristóbal Garrido, con los que ya coincidí en Reyes de la Noche de la Noche y nos ha divertido mucho. Tenemos muchas ganas de que el público lo vea.
¿Es un tema, el de salud mental, que era necesario abordar desde todos lo ámbitos?
Bueno, creo que es algo importante. Aunque ciertos políticos en nuestro país crean que no. Es muy importante incidir en un tema que está presente en nuestro día a día. Hablábamos de la soledad en las grandes ciudades con Estación Rocafort. Es un tema al que no le podemos dar la espalda y sobre todo que empieza a ser más preocupante en la gente joven. Había un teléfono en el que había un tanto por ciento enorme de personas menores de 30 años que vivían solas y que acudían a ese tipo de teléfonos de la esperanza para pedir ayuda. Esto hace unos diez años quizá no pasaba tanto y ahora sí pasa. Con lo cual, tenemos que tomar nota y ser conscientes de un peligro y de un problema que está muy presente en nuestra sociedad actual.
Rodaje de 'Estación Rocafort'

Rodaje de 'Estación Rocafort' FILMAX

No puede evitar comprometerse con la sociedad, parece ¿Eso le ha perjudicado alguna vez?
Los actores tenemos un altavoz, eso es así pero yo no lidero ni quiero ser un analista absolutamente de nada, ni un líder de opinión, ¡válgame el cielo! Huyo de eso. Pero sí es cierto que en entrevistas como esta que estamos haciendo, te piden opinión acerca de una cosa, de otra, y trato no de pisar charcos, pero también de no eludirlos y de dar mi opinión humildemente como ciudadano. Creo que todo lo que hacemos como ciudadanos es un acto político desde que nos levantamos. Yo no entiendo a la gente que dice “a mí la política no me interesa”. ¡Es que todo es política! Desde la comunidad de vecinos, hasta el AMPA, absolutamente todo es política. Entonces, hay que tener cuidado con lo que uno dice, obviamente, porque no hay nada peor que la autocensura, pero tampoco hay que eludir ciertos temas. Así que como actores tenemos un altavoz y hay que ser conscientes de lo que se dice y cómo se dice. Y los periodistas también tenéis una gran responsabilidad respecto a eso.
Bueno, es cierto que a veces los periodistas preguntamos, pero es difícil que con un actor que se ha comprometido tanto socialmente y escoge sus películas con cierta carga es difícil no preguntar.
En tu caso de esto, tenemos que tener esmero con eso. Almodóvar presentaba el otro día una película en Venecia y hablaba del estado actual de nuestro país. Evidentemente, es Almodóvar, y puede decir ciertas cosas porque es Almodóvar y trasciende absolutamente todo eso y goza de una libertad, pero es cierto que te toman la matrícula. 
Pero bueno, dejemos de hablar de política y volvamos a su trabajo. Estrena ‘Estación Rocafort’, en breve una serie, sigue en teatro con ‘El traje’... ¿Algo más?
Sigo con El traje. Estoy rodando una película de la que no se puede hablar porque todavía no se ha presentado a la prensa. Hay una serie también de la que no puedo hablar porque todavía no se ha presentado a la prensa. Pero vamos, que hay proyectos por ahí interesantes tanto en cine como en televisión. Lo próximo que hay cuando termine la gira de El traje, de Juan Cavestany, será hacer Los yugoslavos, un texto de Juan Mayorga que no es que lo diga yo, pero es uno de los dramaturgos más importantes a nivel mundial. Va a ser un regalo para mí ponerme a las órdenes de Juan Mayorga. Así que, como verás, yo el teatro nunca lo dejo de lado. Para mí es gasolina pura y dura. Además, lo necesito para oxigenarme. Esta cosa de enfrentarse al público, que no se da delante de una cámara, para mí es un acto necesario en mi oficio. 
¿Ha parado alguna vez? 
Bueno, en teatro sí, por la exigencia que tiene. El teatro es enorme porque tienes que viajar muchísimo. Exige ciertos sacrificios que, dependiendo del momento vital, puedes llevar a cabo. En este caso tengo una mujer maravillosa que me cubre las espaldas en ese sentido y puedo hacer teatro, cosa que agradezco. porque en la medida de lo posible no quiero dejar de hacerlo. 
Fotograma de 'Estación Rocafort'

Fotograma de 'Estación Rocafort' FILMAX

¿Engancha?
¿Sabes qué pasa? Humildemente, yo siempre digo somos portadores de cultura. Todos queremos actuar en las grandes ciudades, pero cuando llevas un espectáculo a un pueblo de 8.000 habitantes y van 800 llenando el teatro, eso te coloca en otro lugar. Hay un compromiso, una exigencia, una responsabilidad y una alegría… Piensas “tengo que ponerme las pilas”. No hay piloto automático como en el futbol cuando juegas contra uno de tercera tras venir de la Champions. Por lo menos para mí. Cuando tienes al espectador a un palmo de tus narices, tienes que sacar lo mejor de ti. Eso es lo que te hace no parar en general.
¿Se ha tomado alguna vez algún año sabático?
Durante la pandemia (ríe), pero incluso hicimos teatro por streaming. Soy un privilegiado, porque en nuestro oficio el trabajo escasea. Uno de los últimos estudios de AIG, apunta que hay un 92% de paro en el sector. Eso quiere decir que sólo el 8% de compañeros y compañeras podemos vivir dignamente de nuestro oficio. Con lo cual, para mí es una alegría, pero también no dejo de pensar en esa tragedia. Es algo trágico que haya compañeros que no puedan vivir de su oficio teniendo un talento increíble y ganas de subirse a un escenario y ponerse ante una cámara y contar historias. 
¿Es por eso que tampoco no se le caen los anillos con ningún género?
El gran éxito para un actor es seguir trabajando y que te sigan llamando. Uno no sabe muy bien por qué suena el teléfono y tampoco sabe por qué deja de sonar. En cualquier caso, mientras siga teniendo esta hambre, estas ganas, seguiré. Unas veces aciertas, otras veces no, pero cuando se dan todos esos elementos, que sucede muy pocas veces, da es una alegría…
Claro, pero muchos actores e interpretes descartan ciertos géneros porque creen que no dan prestigio.
Yo le debo mucho al mundo de la televisión. Yo soy un actor que cuando había muchos compañeros que nos miraban por encima del hombro a los que hacíamos televisión, yo sentía que era un training maravilloso y me iba feliz a trabajar todos los días a una serie que veían millones de espectadores. Pero a otros compañeros les parecía una cutrez o algo que no tenía mucho sentido. Y yo sigo haciendo comedia, sigo haciendo televisión y cuando puedo hago proyectos muy interesantes con directores y directoras muy interesantes que me permiten seguir trabajando y seguir llegando al público. Porque no hay nada más fascinante que salir a la calle y, no digo que te pidan fotos, que te sonrían cuando se crucen contigo. Porque esa sonrisa encierra muchísimas cosas, gratitud, generosidad… Cosas por las que merece la pena salir con esa pasión a interpretar a un personaje. Eso a mí muchas veces me lo ha ofrecido tanto el teatro como la televisión. Y el cine, por supuesto. Pero sobre todo el mundo de la televisión, te hace llegar a muchísima gente que luego, y no lo olvidemos, esos espectadores son los que compran también la entrada para ir al cine y al teatro.