Barcelona registró este 30 de julio un nuevo récord de la temperatura más alta. Hasta 40ºC marcaron los termómetros en el Observatori Fabra de Collserola, en plena ola de calor. Es la segunda del verano en menos de 15 días. Y todo puede ir a más.

Los expertos en clima y medio ambiente anuncian que el cambio climático causa estragos en toda Europa, siendo España el país más vulnerable del continente. Llevan años haciendo estas predicciones y otras en la línea y nada cambia. Bueno, sí, cada vez los veranos son más tórridos. El de 2023 fue el más cálido registrado hasta la fecha y, si bien junio arrancó con lluvias, los termómetros no dejan de subir desde que ha entrado julio.

La tragedia de las noches

Las altas temperaturas no sólo hace casi imposible salir a la calle y mucho menos trabajar al aire libre. La salud se ve claramente afectada y el descanso también. El número de noches tropicales en Cataluña se multiplica año tras año y tiene un impacto significativo en la calidad del sueño de miles de españoles.

Cada mañana el comentario es el mismo. ¿Cómo has dormido hoy? Y si alguien dice que bien la pregunta que le sigue es ¿cómo lo has hecho? El calor, la sed, el sudor, todo es un estorbo y provoca que uno se despierte y se desvele en más de una ocasión a altas horas de la madrugada.

Opciones conocidas

La opción más extendida es usar el ventilador. La cantidad de españoles que en verano encienden este pequeño aparato cerca de la cama y lo dejan prendido durante toda la noche no deja de crecer. Otra opción, para los que lo tienen, es el aire acondicionado, claro que gasta mucho.

Estas dos opciones no son muy sostenibles y pueden provocar más que un resfriado indeseado. Eso sin contar con dolores de garganta y otras reacciones propias del organismo por el contraste de temperaturas. Abrir las ventanas es otra alternativa, sí, pero cuando el aire es caliente tampoco mejor mucho la cosa.

Qué es el método egipcio

Un nuevo caso es el que ahora llaman "método egipcio", una estrategia para combatir el calor por la noche que ha ganado popularidad por su simplicidad y efectividad. No, no se trata de cubrirse como una momia con papel higiénico para absorber el calor ni tener un sarcófago, es algo mucho más asequible.

La metodología es algo práctico, aunque puede ponerse en cuestión. Esta alternativa consiste en utilizar sábanas húmedas y frías en la cama para refrescarse sin necesidad de gastar energía en aparatos eléctricos. 

Cómo funciona

Sea como sea, lo cierto es que esta técnica tradicional que se remonta a prácticas antiguas utilizadas en regiones cálidas para combatir el calor y mejorar el descanso. La esencia de este método radica en el uso de agua y tejidos ligeros para reducir la temperatura corporal antes y durante el sueño. 

El proceso es sencillo: se introducen las sábanas bajo el agua fría de la ducha, se escurren hasta que queden frescas y húmedas, pero sin gotear, y se colocan en la cama. Esta técnica permite mantener una temperatura corporal adecuada durante la noche, facilitando la transición hacia las etapas más profundas del sueño, como la fase REM, esencial para la recuperación del cuerpo y la mente.

En contra

El método egipcio puede ser complementado con otras prácticas para maximizar su efectividad, como mantener las ventanas abiertas o usar un ventilador para permitir la circulación de aire fresco. Claro que también tiene sus inconvenientes. Muchos. 

Primero, el efecto mojado dura un rato, pero con el calor que hace, a las pocas horas las sábanas ya pierden cualquier tipo de frescor y molestan más que alivian. Otro punto en contra es que esa humedad puede trasladarse al colchón y acabar estropeándolo mucho antes de lo previsto y favorecer la aparición de bacterias, hongos y demás. Y, por último, antes de al colchón, esta humedad puede calar en los huesos, algo más que perjudicial para personas mayores.

A favor

Los defensores de este método, en cambio, tienen soluciones para quienes son sensibles a la humedad. Ofrecen la alternativa de colocar una toalla húmeda sobre una silla o colgarla cerca de la cama, lo cual ayuda a enfriar el ambiente. Además de ser una solución práctica y económica, el método egipcio es ecológico, ya que no requiere el uso de energía eléctrica, haciendo de esta técnica una opción atractiva para quienes buscan reducir su consumo de energía y mantener el confort durante las noches calurosas.

Por último, aclarar que la efectividad del método egipcio puede variar según las condiciones climáticas y la humedad relativa del ambiente. En zonas con alta humedad, la evaporación del agua es más lenta, lo cual puede reducir la sensación de frescura. Aun así, en la mayoría de los casos, este método proporciona un alivio significativo frente al calor, permitiendo un sueño más cómodo y reparador.

Mejor que otras alternativas

En cualquier caso, es una medida económica y sostenible a la par que práctica para enfrentar las altas temperaturas nocturnas sin depender de aparatos eléctricos, contribuyendo así a una reducción del consumo energético y a un mayor bienestar durante las olas de calor.

Y si no funciona, ya se sabe. Siempre están las opciones de dormir en la bañera (quien la tenga) o en el suelo. Claro que si el método egipcio es malo por la humedad, esta solución es igual de económica y perjudicial para los huesos y todo el cuerpo.

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