España es un país amante de los cómics. Tenemos los nuestros propios desde hace años. A su llegada al país no se llamó así. Fue famoso eso que se llamaban tebeos, bueno, en realidad TBO. Eso sí, consiguieron un éxito increible.

Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape, Rompetechos, Superlópez, 13 Rue del Percebe, el Capitán trueno… todos ellos ha marcado una generación de españoles. Es más, han hecho que muchos jóvenes vieran posible dedicarse a la ilustración. No es de extrañar que más adelante surgieran grandes ilustradores gráficos como Paco Roca o el fallecido Carlos Pacheco, quien llegó a trabajar para la preciada Marvel, o que fuera de gran importancia una revista satírica como El Jueves.

Mucho más que cómic

Tampoco hay que olvidar el fenómeno Manga. Pese a que muchos españoles entraron a él a través de su versión animada, el Anime, desde entonces su fama e implantación no han dejado de crecer. Se ve cada año en Barcelona cuando se realiza el Salón del Manga y miles de aficionados acude a él.

Un fenómeno paralelo al que ha llevado este mundo del cómic japonés son los otakus o cosplayers, personas que se visten igual que sus héroes animados. En definitiva, el cómic ya no es un fenómeno minoritario como lo era entonces.

Un museo único

Con esta implantación y conocimiento del mundo de la viñeta, unos visionarios decidieron abrir en España un espacio único, un museo dedicado única y exclusivamente al cómic y a la ilustración. La gente no confió en él, pero se ha convertido en todo un pozo de cultura y conocimiento.

El primer y único museo del Cómic de toda España no sólo exhibe viñetas e historias gráficas. No se trata de una mera colección de tebeos, sino de un espacio donde se hace difusión y divulgación de la ilustración española, en ocasiones tan denostada.

Iniciativa privada

El proyecto nace de una iniciativa privada. Paco Baena y José Luis Villanueva, director de contenidos del museo y director del mismo respectivamente, son los responsables de un espacio que pone a la ilustración en el lugar que el corresponde. 

Denostado como cultura de masas, este museo demuestra que también tiene espacio en espacios relacionados con las grandes artes. Porque ¿quién dijo que no lo fueran? ¿Ser popular lo hace menos artístico? ¿A caso Da Vinci, Gaudí o Dalí no lo son?

Qué hay

Al margen de debates, estos dos emprendedores han erigido un espacio de 500 metros cuadrados dedicados a la recuperación, recuperación, catalogación y difusión de este noble arte. Así, el museo cuenta con un comité asesor compuesto historiadores gráficos, editores, ensayistas y divulgadores de la historieta autóctona e internacional, que se encargan de valorar el material que es digno de exposición y recopilación.

De esta manera se convierte en un espacio de memoria y patrimonio cultural dedicado al cómic, tebeo y tira cómica española con la preservación de composiciones originales de todo el país. Ilustraciones que, al fin y al cabo, se muestran en exposiciones periódicas temporales que, unidas a los encuentros con profesionales, analizan y acercan la evolución constante del Cómic como fenómeno cultural, su complejidad, sus dimensiones económicas, técnicas, sociológicas e ideológicas. 

Visitantes

El museo tiene espacio para todos los públicos. Todos los géneros y tendencias gráficas tienen cabida, se pueden ver diferentes escuelas y editoriales y sumergirse en las creaciones de los autores y personajes más destacados.

Lograrlo y mantenerse durante cinco años no ha sido fácil. Para empezar, y como sus propios impulsores señalan, la mayoría de su público o bien es extranjero o de otras regiones de España. A la gente de Barcelona parece que le da pereza movilizarse hasta allí. Y eso que se puede llegar en media hora en transporte público.

Pero erigirlo tampoco resultó muy sencillo. En principio, este museo situado en uno de los lugares más pijos de Cataluña no debería estar aquí. La Generalitat anunció que iba a abrir un espacio público dedicado al cómic en Badalona, pero nunca se llegó a producir, de allí que Baena y Villanueva iniciaran su propia aventura.

No fue fácil. Tuvieron que buscar un nuevo espacio y superar los malos augurios, pero lo hicieron. Cinco años han pasado desde 2019 hasta hoy, cuando estos 500 metros cuadrados divididos en tres plantas dedicados al cómic ponen a la ilustración donde se merece. 

Cuándo ir y cuánto cuesta

Lo han conseguido echando mano de sus propias colecciones. El 90% de lo que se puede ver es propio. Y no sólo nacional. Hay tiras de los años 30 del cómic de Flash Gordon o incluso el primer número de Superman traducido al español. Claro que por aquel entonces se le tradujo el nombre por Ciclón. Si quieren saber por qué se puede ir a Sant Cugat.

El museo abre de 16h a 20h de martes a viernes, horario que se amplía por las mañanas 10h a 14h el sábado y que sólo es este horario matinal los domingos. Todo por 8 euros o cinco la entrada reducida.

Noticias relacionadas