El pantano de Sau es uno de los más famosos de toda Cataluña. No es el más grande ni el más espectacular, pero sí tiene una característica muy especial: esconde una iglesia.

La imagen típica de todos los veranos es la aparición del techo de la Iglesia, cuando el pantano se empieza a vaciar y deja ver la torre del campanario de la ermita de San Román. Pero con la sequía esta imagen ha sido más traumática.

Estado de emergencia

Este pasado año Cataluña ha vivido una crisis hidrográfica sin precedente. Los pantanos estaban con sus reservas bajo mínimos, el Govern de la Generalitat llegó a declarar la emergencia por sequía. La imagen más clara volvió a ser de la Sau. Toda la iglesia, hasta ahora hundida, estuvo completamente al descubierto.

No fueron pocos los curiosos que, aprovechando esta preciosa y a la vez terrible imagen de postal, se acercaron al pantano para ver la ermita. Pocos, en cambio, saben todo lo que ella esconde.

Imágenes virales

Hace unas semanas, un usuario de la red social X (la antigua Twitter) compartía unas imágenes que iban mucho más lejos. Mostraba la vida de Sau, antes del pantano. Es decir, imágenes de los habitantes del pueblo de Vilanova y Sant Romà de Sau que quedó completamente destruido para crear este pantano.

Brutal”, decían algunos. “Estas imágenes son un tesoro”, seguían otros. Se trata, en definitiva, de un documento histórico que impacta y que concentra buena parte de la historia de Cataluña. Una historia que, como el antiguo municipio, algunos han tapado y otros han olvidado.

Qué pasó con Sau

Este municipio ya empezaba a fallecer en los años 30 del siglo pasado. Vivía del carbón cuando otras fuentes de energía como el butano empezaban a desplazar esta materia prima. La población estaba cada vez más empobrecida y cada vez peor comunicada. La extinción del municipio se veía venir.

Fue a finales de 1920 cuando la confederación hidrográfica del pirineo oriental tuvo la iniciativa de proponer una presa en el río Ter. Levantar un muro para crear una caída de unos 80 metros que proporcionara electricidad a los pueblos y ciudades de alrededor.

Un plan republicano

Dicho y hecho. En 1931 la Segunda República aprueba el proyecto, pero con el levantamiento militar no fue hasta terminada la Guerra Civil que las obras no se iniciaron. Era 1942.

Hasta entonces, el municipio trataba de hacer vida normal. Iban a comprar el pan, a misa, pero desde que arrancó el proyecto, sus vidas cambiaron para siempre. Para empezar, curiosamente, vieron como su población aumentaba.

Condiciones de trabajo

El régimen franquista traía presos y trabajadores al lugar. Les pagaba una miseria: 10,5 pesetas el jornal, cobraban una peseta y media la hora extra. Si les daban un pan, quedaba descontado de la jornada

Eran condiciones paupérrimas. El pueblo veía cómo su fin se acercaba. Se tenían que esconder cuando empezaban las primeras explosiones del terreno para hacer la presa. La vida era cada vez más difícil.

Algunos, explotados, pasaban los ratos muertos en las cantinas. Cuentan los lugareños que el juego y el alcohol corría sin parar, incluso en momentos se daban situaciones violentas. Todo estaba teñido de tristeza.

Algunos de los inmigrantes recién llegados de Andalucía y Extremadura vieron como eran tildados de charnegos, los republicanos eran forzados a cantar el cara el sol y sumirse a la falta de libertades propias del régimen franquista. Algunos recuerdan que incluso el cura de Sant Romà de Sau, la famosa ermita que aún sobrevive, los expulsó cuando se acercaban por allí y empezaban a cantar.

Una historia hundida

Las condiciones fueron tremendas. Se construyeron nuevas viviendas para los trabajadores. Algunas de ellas, todavía quedan en pie. Pero a medida que avanzaban los trabajos, los habitantes de Sau tuvieron que reubicarse. Eso sin contar la cantidad de muertes que hubo por las pésimas condiciones de seguridad laboral.

Esas historias parecen haber quedado sepultada bajo las aguas. “Las instituciones nunca se preocuparon de hacer la historia de los pantanadores”, recuerdan uno de ellos en el documental coproducido por El 9 TV y la Xarxa+ de televisiones locales de Cataluña. De allí han salido las imágenes que han causado furor en las redes. Gracias a este reportaje de más de una hora, la vida de gente de Sau, de sus trabajadores, de los migrantes y familias que vivieron y vinieron aquí y tuvieron que abandonar sus hogares y trabajos e incluso perdieron la vida por esta presa que ahora alumbra a millones de personas, no quedará en el olvido.

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