Las masías son algo muy típico de Cataluña. Son algo así como casas rurales, utilizadas históricamente como residencias y centro de operaciones agrícolas. Todo a la vez.
Estas construcciones, que datan en su mayoría de la época medieval hasta el siglo XIX, se caracterizan por su arquitectura robusta y funcional, diseñada para satisfacer las necesidades de la vida agrícola y ganadera y estaban, por razones obvias, en entornos rurales y aislados, rodeadas de campos de cultivo y pastos. Por eso es extraño encontrar en Barcelona alguna masía. Pero las hay.
Una desconocida masía en Barcelona
La capital catalana está compuesta ahora por muchos barrios que en su día eran pueblos o villas satélite, donde también se cultivaba. Pero es que ahora sus límites llegan hasta el mismísimo Tibidabo.
Precisamente allí, en el corazón del parque de Collserola, es escinde una joya histórica poco conocida, Can Ferrer, aunque ahora tiene otro nombre. Construida en 1708 como masía agrícola, esta edificación de aspecto imponente se transformó en una elegante residencia neoclásica en el siglo XIX, adoptando la forma de masía catalana más tradicional.
De masía a casa de veraneo
Por esa época era la familia Miralles la propietaria. Ellos lograron que la masía pasara a convertirse en una residencia de verano y, sin quererlo, lo convirtieron en un eje fundamental en la historia de la literatura catalana.
Estos burgueses eran amigos cercanos de Jacint Verdaguer, conocido escritor y poeta de la Reinexença catalana de cuyas manos salieron textos tan populares como La Atlàntida y Canigó. Por eso, cuando conocieron que el religioso estaba enfermo, en mayo de 1902, lo invitaron a quedarse en su casa.
Dónde está
La masía, situada en la carretera de la Església, está rodeada por la vegetación de Collserola, lo que proporciona un entorno tranquilo y apartado del bullicio urbano, lo que permitirá al poeta pasar sus últimos días en paz.
La familia ya conocía que la salud del escritor estaba deteriorada por la tuberculosis y ya no le permitía continuar con su vida activa. Él aceptó la invitación y se retiró a esta masía con la esperanza de encontrar paz y alivio.
Muerte de un viajante
Desafortunadamente, su estancia fue breve: solo 24 días después de su llegada, el 10 de junio de 1902, falleció. A pesar de su aislamiento y los difíciles últimos años de su vida, Verdaguer fue despedido por miles de personas, que continuaban considerándolo el príncipe de los poetas catalanes.
La muerte de Verdaguer impregnó la masía de una profunda carga emocional y literaria. Aun así, cuando el Ayuntamiento de Barcelona adquirió la propiedad, no lo hizo para venerar al poeta, sino que transformó la antigua Can Ferrer en un espacio educativo pionero en Europa, dedicado a la enseñanza especial para alumnos con discapacidades visuales, auditivas e intelectuales.
De casa a escuela
Entre 1921 y 1963, las escuelas municipales Vil·la Joana operaron en este espacio, marcando un hito en la historia de la educación inclusiva, pero también un eje importante de investigación. Durante este periodo, también había allí laboratorios dedicados a la psicología, la psiquiatría y otras ramas médicas como la otorrinolaringología y la óptica e incluso a la antropología.
Pasados esos 40 años, en 1963, los responsables del ayuntamiento parecieron recordar el pasado de la finca y la reinventaron una vez más para convertirla en el primer museo dedicado a la vida y obra de Verdaguer. Ahora, forma parte del Museo de Historia de Barcelona, el MUHBA.
De colegio a museo
Rebautizada como Vil·la Joana-Casa Verdaguer, esta masía conserva objetos y ambientes que recuerdan los últimos días del poeta: el oratorio, la cámara, la galería y el escritorio que utilizó. Estos elementos ofrecen una visión íntima de su vida y permiten a los visitantes conectar con su legado literario de una manera profunda y personal.
En la primera planta del edificio y de forma cronológica, puede seguirse su infancia en Folgueroles y el contacto con la naturaleza que marcó su obra; la juventud y el nacimiento de su poética; su consagración como poeta en los Juegos Florales de Barcelona y su coronación como Poeta de Cataluña; la crisis espiritual tras un viaje a Tierra Santa y las terribles consecuencias que ese hecho tuvo en su trayectoria.
Cómo es Vil·la Joana
La vida del poeta es tan impactante como la masía. Más allá de su ubicación privilegiada, Vil·la Joana tiene tres plantas con varias galerías y una torre central. La fachada principal presenta una composición simétrica con un porche central de dos plantas y coronada con una espadaña, bajo la cual hay un reloj con la inscripción "Quinta Juana". Al frente hay un patio cerrado por un muro, con dos portales de acceso, que lo separa de la era situada a un nivel más elevado.
Lo curioso es que, a pesar de su historia y su puesta en valor, muy pocos conocen este lugar y su valor histórico y cultural. Tanto es así, que desde hace apenas dos años, el ayuntamiento ha decidido impulsar todavía más este lugar y conectarlo más con el legado cultural catalán.
Museo y residencia literaria
Desde 2022, la segunda planta de la masía funciona como una residencia literaria. Los futuros escritores y poetas, pueden acercarse a este entorno natural propicio para la creación, como es Collserola y alojarse la última residencia de Verdaguer.
Con tres dormitorios individuales, cada uno con baño privado y zona de trabajo, además de varios espacios compartidos como la cocina-comedor, Vil·la Joana es ahora lugar un refugio ideal para la reflexión y la escritura. Un lugar único y poco conocido donde la historia, la arquitectura y la literatura se dan de la mano, igual que la familia Miralles tendió la suya a Verdaguer para pasar los últimos días.
Cuándo ir y cómo llegar
Los que quieran visitar el museo, interesados por la historia de la masía y del famoso escritor, todos los fines de semana y festivos de las diez de la mañana a las tres de la tarde. Asimismo, las mañanas de los martes y jueves y hasta las 14h, también se puede acceder al MUHBA, excepto los meses de julio y agosto.
La visita es completamente gratuita y las entradas se pueden sacar a través del portal del ayuntamiento. Para llegar hasta allí, lo más práctico es ir en los Ferrocarriles de la Generalitat (FGC) y bajar en la parada Baixador de Vallvidrera. A partir de allí, se puede ir andando hasta el kilómetro 4,7 de la carretera de Vallvidrera a Sant Cugat, donde se encuentra la Vil·la Joana. O la antigua masía Can Ferrer.