Siempre está el mito de que lo mejor o es caro o está escondido, cuando no desconocido. Desde la ropa, hasta los pisos e incluso los viajes, todo parece cumplir esta condición. Pero esta norma no siempre se cumple.

En la Costa Brava hay un chiringuito que, con el paso de los años se ha hecho un hueco entre los vecinos y visitantes por sus platos y su atención. No está en una cala perdida a la que se accede tras andar kilómetros por el camí de Ronda, se encuentra directamente en la playa principal de Sant Feliu de Guixols.

Cómo se llama

El establecimiento en cuestión lleva el nombre de La gàbia dels mussols, traducido: La jaula de los buhos. El nombre le va perfecto, porque entre su estructura y sus horarios, cualquiera de estas aves se sentiría cómoda allí. 

El local tiene un horario completamente amplio, tanto que se puede desayunar, almorzar, cenar y, antes, durante o después, tomar un cocktail. Todo siempre con un precio razonable para casi todos los bolsillos.

Chiringuito de proximidad

Este chiringuito tiene todo para conquistar a los bañistas que quieran pasar todo el día en la playa y prefieran no alejarse mucho del mar para ir a comer. Uno puede picar unas tapas de toda la vida con algunos toques propios, hasta paellas y otros platos típicos de la cocina mediterránea y ensaladas frescas y variadas para quienes prefieran algo ligero.

Sus responsables aseguran que todas sus recetas están elaboradas con productos de proximidad de máxima calidad. Y algo de eso debe haber cuando ha conquistado a la guía Repsol y a los propios hermanos Torres.

Los hermanos Torres recomiendan

Los chefs con tres estrellas Michelin no han dudado en participar de una propuesta hecha por la prestigiosa publicación gastronómica de estas gasolineras para recomendar algunos de sus restaurantes de referencia. Y lo han hecho de la manera más generosa posible.

Sergio y Javier Torres han recomendado hasta siete establecimientos: un restaurante, dos bares, una vinoteca, una heladería, una cafetería y dos terrazas. Todos ellos están en su tierra, Cataluña.

Qué comer

Sobre el chiringuito con Solete Repsol, Javier Torres lo tiene claro. Es “ideal para quienes buscan disfrutar de unas tapas mediterráneas con los pies en la arena y terminar la tarde con unos buenos cócteles”, señala a la famosa publicación. Echar un vistazo a la carta lo evidencia.

Disponen de deliciosos y refrescantes platos de cocina mediterránea, como el gazpacho con verduras y picatostes, las míticas patatas bravas, el bocadillo de calamares, el brioche de tartar de atún con kimchi, soja y mayonesa de jengibre o ensaladas al gusto, siempre con productos de la zona. Imprescindible pedir también su mojito y saborearlo en la zona chill out.

Dónde está

Todo en un pueblo de una belleza increíble como es Sant Feliu de Guixols, quien dio nombre al litoral de Girona. El 12 de septiembre de 1908 el escritor y periodista Ferran Agulló acuñó por primera vez el término Costa Brava en un artículo publicado en el periódico La Veu de Catalunya, para referirse a esta zona, un concepto que acuño, según cuentan, mientras contemplaba las espléndidas vistas desde la ermita de Sant Elm del municipio.

En las faldas de este privilegiado mirador, se encuentra el antiguo monasterio benedictino fortificado de Sant Feliu, declarado Bien Cultural de Interés Nacional, un complejo monástico de grandes dimensiones dotado de diversas dependencias. De aquel monumental conjunto arquitectónico todavía se conservan elementos tan destacados como Porta Ferrada, una de sus partes más antiguas datada en el siglo X; la iglesia de la Mare de Déu dels Àngels; las torres defensivas del Corn (Cuerno) y del Fum (Humo) y el arco de Sant Benet, del siglo XVIII y estilo barroco, único vestigio que se conserva de la antigua entrada al recinto. El interior de este solemne lugar alberga actualmente el Museo de Historia de la Ciudad y, ocupando las antiguas dependencias del abad, el Espacio Carmen Thyssen.

Qué hacer en Sant Feliu

La historia del municipio está íntimamente ligada al mar. Durante el siglo XIX, numerosos carpinteros trabajaban en los astilleros de la playa de Sant Feliu de Guíxols construyendo grandes embarcaciones destinadas al comercio, así como bergantines, botes o goletas.

La pujanza económica, fruto de aquella actividad naval y de la manufactura del corcho, su otro gran puntal, se refleja en las numerosas construcciones modernistas, algunas tan singulares como el casino de La Constancia, un bello edificio de inspiración árabe edificado en 1889 por el arquitecto General Guitart i Lostaló, que en aquella próspera época se convirtió en punto de encuentro de artesanos, gentes del mar y burgueses liberales. Puertas adentro, aún conserva todo el encanto y la misma estructura de antaño.

Cómo llegar

Para llegar en coche desde Barcelona a Sant Feliu de Guíxols, se recomienda tomar la autopista AP-7 en dirección a Girona. Después de aproximadamente 85 kilómetros, se debe tomar la salida 9A-9B hacia la C-35 en dirección a Sant Feliu de Guíxols/Llagostera.

Continuando por la C-35 durante unos 20 kilómetros, se debe seguir las indicaciones hacia la C-65, que llevará directamente a Sant Feliu de Guíxols. Este trayecto, que cubre alrededor de 105 kilómetros, suele tomar una hora y media, dependiendo del tráfico.

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