
La tos crónica es un síntoma de EPOC
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El enemigo oculto del pulmón: cómo detectar la EPOC antes de que sea tarde
Se trata de una enfermedad respiratoria asociada a entidades como la bronquitis crónica o el enfisema a causa del tabaco, o por exposición crónica a otro tóxico inhalado
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La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) es una de las principales causas de mortalidad en el mundo. A pesar de su gravedad, sigue siendo una afección subdiagnosticada, ya que sus síntomas pueden pasar desapercibidos en las primeras etapas. Sin embargo, una detección temprana es clave, ya que puede marcar la diferencia entre una vida con severas limitaciones y una con mejor calidad respiratoria.
"Muchas personas no son conscientes de que padecen EPOC hasta que la enfermedad está en un estado avanzado. Identificarla a tiempo nos permite actuar y mejorar la calidad de vida de los pacientes", advierte la doctora Raquel Viana, neumóloga del Hospital El Pilar.
Diagnóstico temprano: clave para frenar la progresión
La EPOC es una enfermedad progresiva que afecta las vías respiratorias, dificultando el flujo de aire en los pulmones. Su principal causa es la exposición prolongada al humo del tabaco. Además, la exposición a otros tóxicos, o a la biomasa, como el humo de leña en interiores, también puede contribuir al desarrollo de la enfermedad, especialmente en comunidades rurales.
Entre los síntomas más comunes se encuentran la dificultad para respirar (disnea), que inicialmente ocurre durante el esfuerzo y luego incluso en reposo; la tos crónica, con o sin producción de moco; las infecciones respiratorias frecuentes, que agravan la enfermedad y pueden llevar a hospitalizaciones; la fatiga y debilidad debido a la menor oxigenación del organismo; y la pérdida de peso involuntaria en estados avanzados.
"Si detectamos la enfermedad en sus primeras etapas, podemos ralentizar su progresión con cambios en el estilo de vida y tratamientos específicos. Esto es fundamental para que los pacientes puedan llevar una vida más activa y saludable", afirma la neumóloga.
Síntomas que no deben ignorarse
Uno de los factores más preocupantes es que muchas personas normalizan la tos o la falta de aire, sin saber que pueden estar enfrentándose a una enfermedad pulmonar grave.
Uno de los mayores riesgos de la EPOC es su diagnóstico tardío. Muchas personas no perciben que la padecen hasta que los síntomas interfieren seriamente en su vida cotidiana. Por este motivo, someterse a pruebas preventivas es clave para detectar la enfermedad en fases iniciales, cuando aún es posible frenar su avance, y evitar complicaciones severas, como la insuficiencia respiratoria.
Cribado y pruebas de detección
Para el diagnóstico de EPOC se precisa de tres criterios: exposición previa a factores de riesgo, síntomas respiratorios y obstrucción en espirometría post broncodilatación. Los estudios de imagen (radiografía y tomografía) también están recomendados para caracterizar la enfermedad y descartar solapamiento con otras patologías, como el cáncer de pulmón o la enfermedad pulmonar intersticial.
En algunos casos, la EPOC está relacionada con una condición genética poco conocida: el déficit de alfa-1 antitripsina (DAAT), que predispone a un daño pulmonar acelerado, con lo cual todos los pacientes deben de tener una determinación de los niveles de alfa-1 antitripsina (AAT), a través de una analítica de sangre.
Un innovador programa de cribado ofrece pruebas rápidas, sencillas y gratuitas a pacientes con síntomas respiratorios o diagnóstico previo de EPOC. Las pruebas incluyen un análisis de AAT, un sencillo test sanguíneo que mide los niveles de esta proteína, y una confirmación genética, que se realiza si los resultados son anómalos para detectar variantes asociadas al DAAT.
Gracias a esta tecnología, los resultados están disponibles en solo dos semanas después del envío de la muestra, facilitando un diagnóstico ágil y preciso. Este cribado está especialmente recomendado para pacientes con diagnóstico de EPOC o enfisema, personas con síntomas persistentes como disnea o tos crónica, aquellos con antecedentes familiares de EPOC o DAAT y pacientes asmáticos que no responden bien al tratamiento convencional.
Tratamientos para mejorar la calidad de vida
Si bien la EPOC no tiene cura, existen tratamientos que pueden mejorar significativamente la calidad de vida del paciente. Entre ellos se incluyen el abandono del tabaco, el paso más importante para frenar el avance de la enfermedad; los broncodilatadores, medicamentos inhalados que ayudan a relajar los músculos de las vías respiratorias; la rehabilitación pulmonar, un programa que combina ejercicio, educación y asesoramiento nutricional; la oxigenoterapia, en casos más avanzados, para mejorar la oxigenación y aliviar la dificultad respiratoria; y la vacunación contra la gripe y la neumonía, para prevenir infecciones respiratorias graves.
"Si existen síntomas persistentes o antecedentes familiares de la enfermedad, lo mejor es hacerse la prueba cuanto antes. Cuanto antes sepamos, antes podremos actuar", aconseja la doctora Raquel Viana. La detección temprana de la EPOC puede cambiar el rumbo de la enfermedad y ofrecer una mejor calidad de vida.