Albóndigas

Albóndigas CANVA

Gastronomía

El plato de origen árabe que triunfa en Cataluña: esta es la receta ideal para el mes de septiembre

En su elaboración forma parte uno de los pescados blancos más consumidos en España, que destaca por ser ligera y nutritiva

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Las albóndigas, aunque pueden tener su raíz en la antigua Roma, cobraron protagonismo en la Península Ibérica durante la época de Al-Ándalus. El término 'albóndiga' proviene del árabe al-bunduqa, que significa 'bola' o 'pelota', un nombre que refleja la forma característica del platillo y que se integró en el vocabulario culinario hispánico.

Durante la Edad Media, este plato se popularizó, especialmente, en los zocos andalusíes. Era consumido por las clases medias y bajas gracias a su sencillez, por lo económico de sus ingredientes y por su gran valor nutricional. Se preparaba mezclando carne picada con especias como canela, comino, cilantro, azafrán, perejil o menta, dándoles forma redonda y cocinándolas en agua hirviendo.

Con el tiempo, la receta evolucionó. En el siglo XIII se incorporó el huevo como elemento aglutinante, lo que permitió obtener albóndigas más jugosas. Su método de cocción también fue variando: de hervirse, pasaron a freírse y después a cocinarse en caldos o salsas. A día de hoy, existen numerosas versiones que incluyen ingredientes como pan rallado, verduras picadas, ajo o piñones, e incluso variantes como el filete ruso, que conserva el sabor, pero altera su forma original.

Receta de albóndigas

En esta ocasión, prepararemos unas ricas albóndigas utilizando la merluza como base, uno de los pescados blancos más saludables, suaves, versátiles y económicos. Para ello, partiremos de unos lomos ya limpios, sin piel ni espinas, lo que hará más sencillo darles forma a las albóndigas. 

Estos son los ingredientes para la receta de albóndigas de merluza en salsa, para unas 16 o 20 unidades:

  • 500 g de filetes de merluza sin espinas ni piel.
  • 2 huevos.
  • 2 dientes de ajo.
  • 1 puñado de perejil fresco picado.
  • 100 g de miga de pan (remojada en leche).
  • 50 g de harina (para rebozar).
  • Sal y pimienta al gusto.
  • Aceite de oliva para freír.


Para la salsa:

  • 1 cebolla grande.
  • 2 dientes de ajo.
  • 1 cucharada de harina.
  • 150 ml de vino blanco seco.
  • 400 ml de caldo de pescado.
  • 1 hoja de laurel.
  • Unas hebras de azafrán (opcional).
  • Perejil para decorar.

Primero, trituraremos la merluza limpia hasta obtener una pasta fina. Colocaremos en un bol, los huevos, la miga de pan remojada y escurrida, el ajo picado y el perejil. Salpimentaremos al gusto y mezclaremos hasta obtener una masa homogénea. Formaremos bolas del tamaño de una nuez y las pasaremos, ligeramente, por harina. Calentaremos aceite en una sartén y freiremos las albóndigas en tandas, solo hasta que estén doradas por fuera. Retiraremos y escurriremos sobre papel absorbente.

Para la salsa, pocharemos la cebolla y el ajo picados en una cazuela amplia con un poco de aceite.
Añadiremos la hoja de laurel y la cucharada de harina, removeremos para que se tueste ligeramente (sin que se queme).
Verteremos el vino blanco, subiremos el fuego y dejaremos reducir un minuto para que evapore el alcohol. Incorporaremos el caldo de pescado, las hebras de azafrán, si las llegamos a utilizar, y cuando hierva, agregaremos las albóndigas.

Cocinaremos, a fuego suave durante 20-25 minutos, moviendo la cazuela para que la salsa se ligue y las albóndigas queden jugosas. Rectificaremos de sal y serviremos caliente, decorando con perejil fresco picado. 

Propiedades de la merluza

La merluza es uno de los pescados blancos más consumidos en España y destaca por ser ligera, nutritiva y muy versátil en la cocina. Su perfil nutricional la convierte en un alimento ideal para quienes buscan una dieta equilibrada.

En cuanto a los micronutrientes, es especialmente rica en potasio, fósforo y selenio, minerales esenciales para la función muscular, el metabolismo energético y la protección antioxidante. También destaca por su contenido en vitaminas del grupo B, en particular la B3 (niacina) y la B12, que ayudan al buen funcionamiento del sistema nervioso y a la formación de glóbulos rojos. Junto a estos, aporta cantidades menores de magnesio, hierro, yodo, vitamina E y folatos, que complementan su valor nutricional.

Gracias a este conjunto de propiedades, la merluza es un alimento muy recomendable en dietas de control de peso, en planes para la prevención de enfermedades cardiovasculares o simplemente como parte de una alimentación variada y saludable. Su aporte de proteínas favorece la recuperación muscular y la sensación de saciedad, mientras que su bajo contenido en grasas saturadas la convierte en una opción muy adecuada para todas las edades. Además, tanto la merluza fresca como la congelada mantienen prácticamente el mismo valor nutricional, lo que facilita su consumo habitual sin perder calidad.

Merluza

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