Tarta de queso

Tarta de queso CANVA

Gastronomía

La receta sin horno de un clásico universal: el dulce energético que alimentaba a los atletas olímpicos en la antigua Grecia

Descubrimos una elaboración fácil, para toda la familia, y con un gran sabor que despertará el interés de los más pequeños

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Hacer recetas sin horno se ha convertido en una de nuestras actividades favoritas porque nos permite cocinar de manera práctica, rápida y sin complicaciones. Son ideales para el día a día, ya que no requieren esperar largos tiempos de cocción ni ensuciar demasiado. Además, resultan perfectas en épocas de calor, cuando encender el horno no apetece. Nos abren la puerta a preparar postres frescos, entrantes ligeros o platos completos con ingredientes sencillos.

Lo mejor de este tipo de elaboraciones es que fomentan la creatividad: desde tartas frías y mousses hasta ensaladas completas o pastas rápidas, la variedad es infinita. Nos permiten improvisar, aprovechar lo que tenemos en casa y disfrutar del placer de cocinar sin complicaciones técnicas. 

Receta del cheesecake

La receta de este clásico, sin horno, te fascinará. La hemos visto en Instagram en la cuenta 'Los postres de Bea': cheesecake de limón con lemon curd.

Ingredientes base:

  • 170 g galletas al gusto.
  • 70 g mantequilla sin sal.

Ingredientes de relleno:

  • 200 ml nata montar mínimo 35% materia grasa.
  • 250 g queso tipo Philadelphia.
  • 3 hojas de gelatina.
  • 70 ml zumo limón.
  • 80 g de azúcar.

Ingredientes lemon curd:

  • 1 huevo L.
  • 70 ml zumo limón.
  • 100 g azúcar.
  • 30 g mantequilla.
Porción de tarta de queso

Porción de tarta de queso CANVA


Para la base de galleta, derretiremos la mantequilla y dejaremos que atempere un poco. Trituraremos las galletas y mezclaremos con la mantequilla hasta formar una pasta compacta. Pondremos la mezcla en un molde desmontable de 18 cm, cubierto con papel vegetal en la base y los laterales. Reservaremos en la nevera.

Después, prepararemos el relleno. Hidrataremos las hojas de gelatina en el agua, bien fría durante 5 minutos. Pondremos el queso en un bol y removeremos. Calentaremos a fuego medio en un cazo el zumo de limón junto con 50 g de azúcar, hasta que rompa a hervir. Incorporaremos la gelatina bien escurrida, dejaremos hervir 1 minuto más y removeremos hasta que se disuelva por completo. Dejaremos enfriar unos 20 minutos. Añadiremos al queso, poco a poco, y mezclaremos bien. En otro bol, batiremos la nata bien fría con 50 g de azúcar hasta que esté semimontada y la incorporaremos a la mezcla anterior, poco a poco, con movimientos envolventes. Verteremos la masa en el molde y alisaremos. Reservaremos en la nevera un mínimo de 6 horas o mejor hasta el día siguiente.

A continuación, prepararemos el lemon curd. En un cazo removeremos el azúcar y el huevo. Incorporaremos poco a poco el zumo de limón. Pondremos a fuego medio y removeremos constantemente hasta que llegue a hervir. Removeremos unos 20 segundos o hasta que la crema haya espesado. Incorporaremos la mantequilla y removeremos hasta integrar. Pondremos la crema en otro bol y dejaremos templar. Verteremos la mezcla sobre el cheesecake, poco a poco, repartiremos de manera uniforme e intentaremos que la superficie nos quede lo más lisa posible. Reservaremos en la nevera un mínimo de 2 horas.

Origen y otros datos

La tarta de queso es uno de los postres más apreciados en todo el mundo, y no es difícil de entender por qué. Su textura suave y cremosa, unida al contraste entre lo dulce y lo ligeramente ácido del queso, conquista paladares de cualquier edad y cultura. 

Su historia, sin embargo, se remonta a muchos siglos atrás. Ya en la antigua Grecia, en torno al siglo V a.C., se elaboraban pasteles de queso fresco, y de hecho un médico griego llamado Aegimus escribió uno de los primeros tratados conocidos sobre la preparación de quesos.

Se cuenta que este dulce energético se ofrecía incluso a los atletas que participaban en los Juegos Olímpicos. Más tarde, los romanos llevaron el pastel de queso por toda Europa: en el tratado De Agri Cultura, Catón el Viejo describe recetas con queso, miel y harina que recuerdan a una versión primitiva del postre. Con el paso de los siglos, la receta se transformó en la Edad Media, cuando la incorporación del azúcar permitió nuevas combinaciones más dulces.

El gran salto hacia la tarta de queso moderna llegó en el siglo XIX en Estados Unidos, cuando en 1872 el neoyorquino William Lawrence desarrolló por accidente el primer queso crema industrial, base del famoso 'Philadelphia'. A partir de ahí nació la icónica New York cheesecake, densa y untuosa, que se convirtió en referente mundial y todavía hoy marca tendencia.