Las comidas de Navidad son una de las tradiciones más esperadas del año, y su elaboración varía según la región y la cultura, pero en general, se caracterizan por ser festivas, abundantes y llenas de sabor. Estas celebraciones gastronómicas no solo incluyen platos especiales, sino que también son el resultado de un proceso de preparación minucioso, en el que se combinan recetas que han sido transmitidas de generación en generación. Desde los entrantes hasta los postres, suelen ser elaboraciones muy preparadas con ingredientes frescos y de alta calidad. ¿Estáis preparados para estos ricos manjares?
La comida típica de la época navideña
Los canelones son una pasta ancha de forma rectangular que se emplea, a menudo, en la cocina italiana para hacer platos con carne picada, pescado, verdura, requesón o espinacas en su interior. Se suele enrollar formando un cilindro (de ahí proviene el nombre que en italiano significa «canalón») y, a veces, aparece la denominación manicotti
Curiosamente, no es en Italia donde más se consume este tipo de pasta. Los siglos de comercio y trato común entre Cataluña y el sur de Italia dieron como resultado un intercambio cultural y gastronómico entre los territorios.
En la gastronomía catalana, la imitación de los canelones italianos fue introducida por los cocineros italianos de algunas familias de la burguesía barcelonesa en el siglo XIX. Y es así como se extendieron, rápidamente, por todas las clases sociales con algunas modificaciones para adaptarlos al gusto catalán. Aunque no se encuentran en los recetarios de la cocina catalana del siglo XIX y principios del siglo XX, hoy día los canelones se consideran típicos de la región.
¿Por qué se comen los canelones en San Esteban?
San Esteban es uno de los días más importantes en la Navidad catalana. Es un protomártir, es decir, uno de los primeros santos que murieron en nombre de su fe. Más concretamente, se trata del primero de ellos. Por esta razón se otorgó celebrar su fiesta el día siguiente a la Navidad, para que estuviera lo más cerca posible de la celebración del nacimiento de Jesús en Belén.
Existe un viejo proverbio catalán que dice así: "Per Nadal, cada ovella al seu corral; per Sant Esteve, cada ovella a casa seva", que significa "por Navidad, cada oveja en su corral; por San Esteban, cada oveja en su casa". El origen del proverbio se remonta al siglo IX, época del Imperio de Carlomagno.
Es aquí donde se daba una importancia muy particular a las fiestas que reunían a toda la familia. Siendo la Navidad la más importante de estas fiestas, se estableció que al día siguiente no se trabajara, ya que los viajes eran lentos y peligrosos. De esta manera, y como bien dice el proverbio, todos los miembros de la familia podían regresar a sus casas durante el día siguiente.
Desde el siglo IX, las condiciones para viajar han mejorado notablemente, lo que permitió que el 26 de diciembre fuera un segundo día de celebración.
Curiosidades sobre los canelones
Comer canelones o de donde proceden está cargada de leyendas, polémicas y características a lo largo de los años. Estos son algunos de ellos:
En el siglo XIX restaurantes emblemáticos como la Maison Dorée, en Barcelona, popularizaron los canelones entre la burguesía, que los percibía como un manjar muy refinado.
Hay una diferencia básica entre los canelones catalanes y los italianos: en los nuestros, primero se cuece la carne y después se trincha, mientras que los otros se hacen directamente con carne picada.
La receta básica de los canelones lleva carne de cerdo, ternera y pollo acompañada de un sofrito de cebolla y tomate.
La salsa es otra de las estrellas del plato. Generalmente, los canelones se riegan con bechamel, una salsa de origen francés que debe su nombre a Louis Béchameil de Nointel, maître del rey Luis XIV.
Antes se comía por San Esteban, el arroz de la catedral o el arroz colls-i-punys, que eran dos recetas muy típicas que servían para aprovechar los restos de la comida de Navidad.
No todos los historiadores de la cocina están de acuerdo en que los canelones sean un ejemplo de la cocina de reaprovechamiento. Néstor Luján lo defendía, pero el historiador de la cocina Jaume Fàbregas dice que es una leyenda.